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A propósito del escenario post elecciones de la rectoría en la UOH: reflexiones, amenazas y potencialidades del escenario actual en la estatal de O’Higgins Opinión

A propósito del escenario post elecciones de la rectoría en la UOH: reflexiones, amenazas y potencialidades del escenario actual en la estatal de O’Higgins

Luna Rojas y Edgardo Pacheco
Por : Luna Rojas y Edgardo Pacheco Coordinadores Generales del Centro de Estudiantes de Medicina UOH
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En el transcurso del tercer año de existencia de la primera universidad estatal de la sexta región, se desarrolló la primera elección de rector en la Universidad de O’Higgins. En dicho proceso, tal como sucede en el resto de las universidades estatales, sólo participó el estamento académico, quienes convocando un total de 35 votos de 41 posibles, se manifestaron en las urnas ante el único candidato, el actual rector Rafael Correa. El resultado a fin de cuentas del proceso, aunque esperable en cuanto a la “ratificación” de la gestión de Correa al frente de la UOH, sí fue del todo sorpresivo el mínimo margen con que Correa se impone por sobre la suma de los votos nulos y blancos: con un 85,3% de participación, 19 (54,3%) académicas/os optaron por Correa, mientras que 16 (45,7%) de ellas/os votaron nulo o blanco. A todas luces un resultado que junto con ser estrecho, pone un manto de dudas sobre la fortaleza y estabilidad política del proyecto encabezado por esta Rectoría. Si incluso no faltaron quienes audazmente recordaron el día 22 de julio del conteo de votos aquel histórico titular del diario Fortín Mapocho que titulaba por allá en Octubre del ’88 a propósito del plebiscito: “¡Corrió solo y llegó segundo!”, que vaya si se ajustaba a una eventual derrota de Correa ¡la cual no se dio por tan solo 2 votos!

Sin embargo, más allá del comidillo, poco y nada se está reflexionando hoy sobre este escenario. Frente a la ausencia de un debate político de fondo al interior de la comunidad universitaria, pareciera más probable un borrón y cuenta nueva luego del resultado por parte de la Rectoría. Sin duda un remezón como este debiera dar paso a más de algún rearme de piezas en lo político-administrativo en el seno de la institución, sin embargo creemos que este silencio post eleccionario en nada aporta al necesario proceso de reflexión y análisis crítico por parte de la comunidad respecto al actual contexto de nuestra casa de estudios; tremendo error si pensamos que la UOH es un proyecto en construcción.

Ajustemos un poco la óptica, ¿qué hay de la situación al interior de la Universidad de Aysén, Institución también Estatal, homóloga y coetánea de la UOH? No era hasta hace mucho que los relatos daban cuenta de una situación mucho más fortalecida para el plantel de O’Higgins, ya sea por concepto de matrículas y captación de estudiantes, así como también por los aires de estabilidad y progreso aparentemente pujante del proyecto encabezado por el Rector Correa; no obstante el paisaje actual pone en duda aquello que se afirmó durante meses anteriores, ya que en su homóloga del extremo austral del país, se ha desarrollado un proceso de elecciones en la rectoría que permiten sacar cuentas mucho más alegres por parte de Aysén: sin haber diferencias significativas en cuanto a la participación, un proyecto que encabezado por una Rectora, con una comunidad fortalecida en lo político gracias al sano debate de ideas que brindaron ambas candidaturas levantadas por dos académicas, hecho inédito y gratamente sorpresivo, que dota al actual escenario en Aysén de la legitimidad propia de un proyecto que vence en las urnas en el marco del diálogo de las distintas voces que conviven en una comunidad universitaria; esto en O’Higgins se extraña, con la misma edad que la Universidad de Aysén, tiene un proceso de elección de rector donde hay un solo candidato, resultando fuertemente sancionado en lo político por el estamento de académicas/os marcando un inicio de segundo mandato notoriamente condicionado por las circunstancias.

Frente a este escenario, ¿cuáles causas asoman con las probables explicaciones que dan cuenta de esta realidad por la que atraviesa la UOH? ¿qué conclusiones sacamos sobre este resultado como comunidad universitaria?
En primer lugar cabe preguntarse, ¿qué tan perjudicial puede ser el hecho de que existan candidaturas únicas en un proyecto que está en proceso de construcción como el de la UOH? ¿Puede dar cuenta esta situación de que no existen mayores reflexiones críticas respecto al proyecto educativo que se está forjando? Cuesta creer y es prácticamente imposible que en un espacio en el que se construye conocimiento, no exista una diversidad de voces que puedan debatir sobre el curso de una universidad que se está instalando en una región, que está forjando sus líneas de investigación, que está acomodando sus proyectos de docencia, y que por lo demás, no ha estado exenta de problemas graves, como la no renovación de contrato de dos importantes académicas de la escuela de salud, luego de que una de ellas realizara una denuncia por acoso laboral, y la otra testificara a su favor. Con el ejemplo de la candidatura única de re-elección, poco y nada se refleja el pluralismo de voces necesario para pensar y construir una universidad estatal.

En segundo lugar, y aquello que consideramos medular del resultado, es la demostración del profundo descontento que existe por el estamento de académicas y académicos a la actual gestión. Por supuesto que aún falta tiempo para profundizar respecto a lo concreto de ese malestar, pero de lo que sí tenemos certeza, es que este escenario pone en riesgo la legitimidad del actual equipo directivo y de Rafael Correa.

En cuanto a las amenazas que afloran en este escenario post elecciones, la principal tiene relación con la inexistencia de actrices y actores políticos que sean parte de la comunidad universitaria, y particularmente del estamento de académicas y académicos, que de manera colectiva estén pensando cómo la UOH no replica las lógicas de universidad-empresa que se ciernen actualmente sobre las instituciones estatales de educación superior; junto a ello, no existen espacios en que se esté cuestionando cómo ese paradigma se instala de manera soterrada, replicando, por ejemplo, la cantidad abrumadora de ‘docentes taxis’ en nuestras escuelas, es decir, profesoras/es contratadas/os a honorarios por uno o dos semestres, que además de sortear la precariedad de la flexibilidad laboral, están imposibilitados a vincularse a las escuelas de manera profunda, a través de proyectos de extensión, investigación de docencia, por solo nombrar algunos antecedentes.

Respecto a las potencialidades, conviene considerarlas como aspectos a resaltar para sobreponernos como comunidad frente al contexto. Pensar en correr el cerco de lo posible a través de acciones que no pierdan el foco de aquello que fortalece a los proyectos universitarios verdaderamente públicos: Universidades democráticas con participación activa de todos sus estamentos, generar colectivamente e impulsar desde espacios como el Consejo Académico de la UOH, por ejemplo, una agenda política que abogue por la desmercantilización de universidad, abordando y estando a la altura de las condiciones que determinan la existencia de profesores/as taxis o la coloquialmente llamada “dictadura del paper” con la cual debe ligar la academia muchas veces a expensas de la docencia y la extensión como funciones esenciales de una universidad.

Finalmente respecto a esto último, las y los estudiantes debemos asumir una posición más activa. Las perspectivas que nos ofrece el Congreso Estudiantil de fines de Agosto para constituir el Estatuto de la futura Federación de Estudiantes, permiten pensar y proyectar un estamento estudiantil con mayores grados de empoderamiento e incidencia en el devenir del proyecto de desarrollo de la institución, así como también jugar un rol político relevante en el seno de la comunidad de la UOH. Esperamos con muchas expectativas que también puedan las/os académicas/os, docentes y funcionarias/os no académicas/os continuar con el desarrollo y fortalecimiento de su organización de tal manera que podamos depositar dichas expectativas en el logro de un diálogo mancomunado, transversal y con perspectiva colectiva al interior de la comunidad. Un proyecto en las primeras fases de su desarrollo como el de la Universidad de O’Higgins requiere de una comunidad activa y en permanente involucramiento con el desarrollo del proyecto educativo: esa es nuestra disposición, por eso nos jugaremos y en esa línea invitamos a iniciar un fraterno debate como comunidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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