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No hay peor ciego… Opinión

No hay peor ciego…

Sofía Pérez Morales
Por : Sofía Pérez Morales Estudiante de 2do año Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Alberto Hurtado.
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Un millar de personas se ha estremecido con las predicciones de los economistas. Preocupados, se cuestionan cuánto costará el medicamento que necesitan para su enfermedad o cuál será el total de la compra del supermercado la mañana en que ya no pertenezcan a la Unión Europea. No obstante, pareciera que Boris Johnson no dará su brazo a torcer. Y no hay peor ciego que el que no quiere ver.


Lo que empezó como amenaza se puso en marcha. No es secreto para nadie que la persistencia de diferentes conflictos bélicos ha llevado a un crecimiento sostenido del proceso migratorio actual, uno que se ha acentuado en los últimos cinco años. Este fenómeno ha despertado y fortalecido el (ultra)nacionalismo, muestra principal ha sido el renombrado Brexit del Reino Unido; el único problema pareciera ser la ejecución de dicho plan, un escenario incierto y oscuro tanto para los británicos, sus inmigrantes y el resto del mundo.

En un tira y afloja público, ambas partes acordaron retrasar el proceso de salida hasta el próximo 31 de octubre, en pos de otorgar más tiempo al Reino Unido para ratificar el acuerdo de su salida… pero también excluirlos de la próxima Comisión Europea. Lamentablemente, la postergación no genera suficiente presión para que el Parlamento apruebe la salida como lo esperaba Emmanuel Macron, y es menos probable una posible cancelación del acuerdo como lo esperaba la canciller Merkel, quien buscaba aplazarlo para el año 2020.

Tres meses antes del referendo, la OCDE publicó un informe sobre las más sombrías consecuencias económicas: el significativo aumento de impuesto en el país; repercusiones en Europa y en países terceros; las salidas de capitales extranjeros que llevan a la disminución de sus entradas; un potencial peligro en el financiamiento de su déficit por cuenta corriente (la cual ha alcanzado un 7% de su PIB); el gobierno comenzaría a evaluar a los inmigrantes sobre la base de sus cualificaciones; se generaría una severa depreciación de la libra (desencadenando la reducción de tres puntos porcentuales del PIB del Reino Unido); la reducción de tres puntos porcentuales del PIB del Reino Unido se traduciría de 2.622 libras por familia (según la última cifra otorgada por el Banco Mundial) a 2.200; y la lista sigue. Sin embargo, la situación más crítica se proyecta para el 2030, año en el cual se estima un PIB del 1,33% .

Un millar de personas se ha estremecido con las predicciones de los economistas. Preocupados, se cuestionan cuánto costará el medicamento que necesitan para su enfermedad o cuál será el total de la compra del supermercado la mañana en que ya no pertenezcan a la Unión Europea. No obstante, pareciera que Boris Johnson no dará su brazo a torcer. Y no hay peor ciego que el que no quiere ver.

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