Señor Director:
A propósito del feriado de éste sábado que muchos quizá pasaron inadvertido, cabe preguntarse qué tanto hemos reflexionado ante las repercusiones que suscitó hasta el día de hoy, el llamado “encuentro de dos mundos”; y cómo dibujó lo que ahora conocemos por propiedad, pero que era completamente ajeno a la realidad indígena de Latinoamérica.
En palabras simples, si la cosmovisión latinoamericana y europea era tan divergente, ¿podemos incluso preguntarnos, cuál es la correcta? El asunto claro, es cuando una se impone a la otra, y en este caso a punta de sable y cañón. Lamentablemente, esta conducta imperialista se sigue replicando en nuestros días, tanto así que hoy ante la enorme crisis hídrica, no logramos concebir que un elemento sustancial de vida como el agua tenga dueño y este sea una sola especie, egoísta por lo demás, entre todas las que habitan el planeta.
Por tanto, abro el debate. Si reconociéramos que el planeta tiene derechos, ¿tiene éste propiedad? Entonces, ¿de quién es la potestad de controlar, gestionar o incluso, proteger y preservar esa propiedad?
Finalmente, el planeta es la fundación de todo, a la cual estamos llamados como Humanidad en su conjunto a proteger, y preservar dicha propiedad fundacional; lo natural. Nada más.
Saludos, y quedo atento al importante debate que, como sociedad democrática, debemos abrir.
Nicolás Riquelme Castillo
Secretario General
Academia Jóvenes Futuro
