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Día de los Derechos Humanos

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Por: Jorge Blake


Señor Director:

La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue aprobada hace poco más de 70 años. Este hito histórico para toda la humanidad es conmemorado a nivel mundial cada 10 de diciembre a partir de la celebración del Día de los Derechos Humanos. En esta ocasión, la conmemoración de esta fecha encuentra a nuestro país sumido en una profunda crisis social que, como otras crisis de nuestro continente, tienen entre sus causas -en palabras del Papa Francisco- la implementación de políticas inspiradas en formas de neoliberalismo que consideran las ganancias y las leyes de mercado como parámetros absolutos, en detrimento de la dignidad de las personas y de los pueblos.

Enraizados en la traición cristiana y fieles al mensaje de Jesucristo, en este Día de los Derechos humanos, católicas y católicos debemos dar testimonio al mundo del valor fundamental de la Dignidad Humana, que se funda en el solo hecho de ser persona.

Esta dignidad esencial e inalienable, mediante los Derechos Humanos, es reconocida por el Estado y la Sociedad, aunque ellos no la otorgan, pues se trata de una realidad ontológicamente anterior y superior a éstos. Por esta razón, la Dignidad Humana perdura allí donde incluso no se la reconoce o se la intenta destruir o violar. Compelidos por esta verdad, laicos y consagrados debemos expresar un compromiso absoluto con la defensa y el respeto irrestricto a la Dignidad y los Derechos Humanos de todas las personas. Este compromiso debe ser completamente transversal a la diversidad de carismas religiosos, sensibilidades políticas y realidades sociales que conforman nuestra Iglesia. Igualmente transversal debe ser, en este sentido, nuestra condena a las múltiples situaciones de violencia, tortura, violación y abusos de diversa índole ocurridas en el contexto de las movilizaciones sociales en Chile y que han sido ampliamente informadas por organismos nacionales e internacionales como el Instituto Nacional de Derechos Humanos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y Amnistía Internacional.
Finalmente, es preciso vincular, desde nuestra identidad cristiana, el compromiso con los Derechos Humanos con una acción decidida y sistemática contra las causas de la crisis social. Al respecto, el Papa Francisco nos recuerda que los Derechos Humanos se violan no solo por el terrorismo, la represión, los asesinatos, sino también por la existencia de condiciones de extrema pobreza y estructuras económicas injustas que originan las grandes desigualdades.

Jorge Blake, sociólogo y vocero de Voces Católicas

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