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Cayó el telón en Bolivia: las claves del rotundo triunfo de Luis Arce Opinión Via Twitter @LuchoXBolivia

Cayó el telón en Bolivia: las claves del rotundo triunfo de Luis Arce

Gabriel Gaspar
Por : Gabriel Gaspar Cientista político, exembajador de Chile en Cuba y ex subsecretario de Defensa
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El voto ciudadano dirimió las disputas en Bolivia  y nadie habla de fraude hoy. El MAS se reorganizó con rapidez después de la crisis de noviembre del pasado año y Luis Arce –un candidato jovial, cercano, y con experiencia en manejo económico– sacó más votos que Evo Morales en la última elección. Curioso pero explicable. El cuadro es diferente. La estrategia del MAS de hablar de los temas del presente –crisis sanitaria, desempleo, reactivación económica, entre otros–, sintonizó mejor con parte de la votación de capas medias empobrecidas que habían dejado de votar por el MAS en los últimos tiempos. 


La rotunda victoria de Luis Arce, candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), pone fin a un periodo de crisis e inestabilidad que se instaló en Bolivia hace un año, con ocasión de las fallidas elecciones que terminaron con la caída del gobierno de Evo Morales.

¿Se equivocaron las encuestas?  No tanto, la mayoría de ellas arrojaba un triunfo de Arce pero sin alcanzar el volumen necesario para impedir una segunda vuelta. Lo que pasó fue más sencillo. No se leyeron bien. No basta quedarse en la intención de voto. Las elecciones bolivianas enseñan una vez más que es necesario adentrarse en ese gran segmento de los que no expresan opinión: dicen que no van a votar, que no saben, que aún no están decididos, en fin. Pero muchos de ellos ya tienen definida su opción y la están ocultando.

Este voto secreto se esconde más cuando el encuestado siente algún tipo de aprensión. Y en Bolivia había razones para ello, cuando el recientemente destituido ministro Arturo Murillo maniobraba todo el día contra el MAS. Si le sumamos a lo anterior que buena parte de la votación masista es indígena y campesina, mayor desconfianza existía. Pero en la soledad de la urna, esa desconfianza desapareció.

[cita tipo=»destaque»]¿Se equivocaron las encuestas? No tanto, la mayoría de ellas arrojaba un triunfo de Arce pero sin alcanzar el volumen necesario para impedir una segunda vuelta. Lo que pasó fue más sencillo. No se leyeron bien. No basta quedarse en la intención de voto. Las elecciones bolivianas enseñan una vez más que es necesario adentrarse en ese gran segmento de los que no expresan opinión: dicen que no van a votar, que no saben, que aún no están decididos, en fin. Pero muchos de ellos ya tienen definida su opción y la están ocultando. Y en la soledad de la urna, esa desconfianza desapareció. [/cita]

Arce sacó más votos que Evo en la última elección. Curioso pero explicable. El cuadro es diferente. La estrategia del MAS de hablar de los temas del presente –crisis sanitaria, desempleo, reactivación económica, entre otros–, sintonizó mejor con parte de la votación de capas medias empobrecidas que habían dejado de votar por el MAS en los últimos tiempos. Barrió para adentro. Si el elector se convence que su problema es cómo reactivar la economía, la candidatura de Arce, jovial, cercano, y con experiencia en manejo económico, corría con ventaja ante sus competidores: Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho.

En cambio, se incrementaron los desaciertos del gobierno interino. Un pobre desempeño en respecto de la pandemia, sonados casos de corrupción, un lenguaje frontal y a ratos hasta racista, entre otros factores, terminaron por hacer naufragar la candidatura de la presidenta Jeanine Añez. Pero su renuncia no logró la unidad de la oposición. A lo más fortaleció el liderazgo del cívico Fernando Camacho, quien aspira a ser el nuevo líder del poderoso departamento de Santa Cruz, y ese será su bastión para relacionarse desde allí con el gobierno central.

Este año de crisis realimentó viejas y profundas fracturas de la sociedad boliviana: el racismo y la pugna entre regiones, especialmente entre el Oriente pujante y el Occidente altiplánico e indígena. Serán desafíos para el nuevo gobierno, que desde sus primeras declaraciones ha dicho que gobernará para todos los bolivianos, que buscará la unidad nacional.

Si bien el cómputo oficial va lento, las encuestas a boca de urna son categóricas, Arce habría sacado más del 52% de los votos y tendría una ventaja de más de 20% respecto al centrista Carlos Mesa. Este reconoció su derrota. La propia presidenta Añez felicitó en la madrugada del lunes a los candidatos del MAS. Hoy, los saludos vienen desde Santiago, del Presidente Sebastián Piñera, hasta del Departamento de Estado de los Estados Unidos e incluso del Secretario General de la OEA, Luis Almagro.

El MAS se reorganizó con rapidez después de la crisis de noviembre del pasado año. ¿Por qué? Es largo, pero digamos, a modo de síntesis, porque tiene bases sociales reales, porque emergió una nueva camada de líderes y también por el recuerdo de lo positivo de sus 14 años de gobierno, donde destacan las políticas de inclusión al mundo indígena y popular, junto a la estabilidad y redistribución económica operada. Antaño Bolivia siempre compartía con Honduras el último lugar de las economías latinoamericanas, ahora subió a una economía media. El electo Lucho Arce fue el conductor de la economía en todos esos años.

El nuevo liderazgo también ha dicho que se propone reorganizar el partido. En los últimos años de Evo, el Gobierno se había comido al partido y los ministros eran más importantes que los dirigentes. Los errores cometidos, entre los que destaca el irrespeto del referéndum que rechazó la reelección, hablan de una pátina de autoritarismo y soberbia de la “Vieja Guardia” masista. Hoy el diputado Choque, la senadora Copa, el sindicalista Andrónico pesan más, hicieron la campaña. ¿Volverá el ideológico García Liniera? ¿El ex militar Juan Ramón Quintana? Eva Copa ha ido más lejos, señalando que no es el momento para el retorno de Evo. Agreguemos que las controversias de Choquehuanca con miembros del exgobierno son conocidas.

El nuevo gobierno tendrá el apoyo de la Argentina de Alberto Fernández, y de México. También del llamado Grupo de Puebla en general.  Está por verse si retorna al ALBA aunque este hoy lo puede apoyar poco, dados sus problemas, y además sus principales alfiles bolivianos estaban en la llamada Vieja Guardia, la mayoría hoy exiliados o asilados.

Un tema sensible será la relación que lleve el presidente Arce con las Fuerzas Armadas bolivianas, a las que Evo había llegado a implantar el saludo de “Patria o Muerte” y había instalado una “Escuela Antiimperialista” para sus oficiales. Con Perú es difícil predecir, dado que, además de la crisis sanitaria, los peruanos están en los inicios de su propia campaña presidencial. En Chile surgen voces para reconstruir una relación de respeto y colaboración realista. Con Brasil la agenda es más amplia: gas, combate al narcotráfico y la presencia brasileña en el Oriente boliviano, entre otros temas.

Los grandes derrotados hasta ahora son el saliente gobierno, y Carlos Mesa. Camacho no logró penetrar ningún departamento, pero se atrincheró en Santa Cruz y será el reemplazo probable del gobernador Costa. Santa Cruz es el motor de la economía boliviana del futuro, por la energía, por la agroindustria, por la atracción de inversión.  Quien gobierne en La Paz tendrá que entenderse con los cambas. Especialmente con su sector privado.

No sabemos oficialmente cuánta fue la participación electoral, pero todo indica que fue muy alta. Además, la jornada fue pacífica y tolerante, y no hubo grandes aglomeraciones.  El voto ciudadano dirimió las disputas y la totalidad de los observadores han reconocido que el trabajo del Tribunal Supremo Electoral ha sido conforme al reglamento pese a su demora, en gran parte explicada por la precariedad de medios en algunas zonas. Nadie habla de fraude hoy.

¿Cómo será la transición hasta la toma de posesión? ¿Cuál será el nuevo gabinete? La lucha por la hegemonía en la sociedad irá a parejas probablemente por la hegemonía al interior del MAS. La enseñanza ha sido clara para los masistas: el poder se puede perder a veces, pero si hay partido y este tiene raíces reales en la población, entonces se puede recuperar. Los masistas cantaban días atrás, con optimismo, “Vamos a volver, a volver, a volver, vamos a volver”.  Otra reiteración de que las campañas confrontacionales y polarizantes no siempre ganan cuando se enfrentan a la propuesta y la esperanza. Dato: el MAS fue el que menos invirtió en redes sociales y a cambio desplegó una amplia campaña presencial, porque tenía miles de militantes para ello.

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