Opinión
Mucho se ha hablado de la unidad de la oposición, pero lamentablemente nos hemos fijado poco en aquellos espacios y liderazgos que están generando una articulación real de las fuerzas de cambio en torno al proceso constituyente. Hoy podemos decir que, más allá de la impugnación a la política tradicional, en el territorio se están encontrando hace rato las bases del Frente Amplio, junto a las de Chile Digno, más independientes, organizaciones sociales y sectores progresistas, principalmente socialistas, con quienes se levantaron numerosas actividades por el Apruebo y la Convención Constitucional.
Al contrario de lo que ocurre en el territorio, o en otros espacios de articulación, como Mujeres de Oposición o la Bancada Feminista Julieta Kirkwood, las direcciones de distintos sectores políticos al interior del arco opositor tienen como prioridad la negociación de cupos electorales, lo que nos parece secundario frente al desafío de construir un programa de alternativa al neoliberalismo, realizando todos los esfuerzos para que la ciudadanía continúe manteniendo el protagonismo constituyente.
Estamos en el momento preciso para darle un giro a esta forma de hacer política, tan propia del binominal y de la cultura machista, porque no es casual que en los partidos de la oposición solo existamos dos mujeres presidentas. Esto nos quiere decir que las estructuras tradicionales tienen que empezar a ceder, dándoles espacio a aquellas iniciativas y personas que realmente logren generar confianzas y articular.
Estoy segura de que existen experiencias que nos permiten afirmar que podemos generar un bloque que apueste por un Chile más justo con perspectiva feminista, ya vimos que podemos trabajar junto a las bases sociales en los territorios y que también podemos incidir, como pasó en la lucha por la paridad, donde hasta el día de hoy mantenemos redes con parlamentarias y dirigentas de la oposición, como Maya Fernández, Camila Vallejo, o con la Red de Politólogas liderada por Carolina Garrido.
El llamado que hacemos es a articularnos en todos los niveles, donde la izquierda y los sectores progresistas de la oposición podamos encontrarnos, teniendo la enorme tarea de impulsar un programa junto a la ciudadanía y candidaturas que la representen. Sin lugar a dudas, si vamos concretando estos encuentros, más adelante va a ser mucho más sencillo consensuar una o dos listas que logren realmente reflejar la diversidad con la que queremos derrotar a la derecha.
Si tomamos este camino, seremos mucho más que la suma de partidos y podremos volver a conectar la política con la sociedad. Beatriz Sánchez, Carmen Hertz y Carmen Frei ya han dado algunas señales y tenemos que recogerlas, debemos dejar fuera de juego a quienes no quieren un bloque transformador y eso pasa por darle espacio a una articulación con contenidos, con trabajo social.
