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El Avifavir en el tratamiento del Covid- 19 Opinión

El Avifavir en el tratamiento del Covid- 19

Mauricio González Mondaca y J. Gonzalo Fernández Ruiz
Por : Mauricio González Mondaca y J. Gonzalo Fernández Ruiz Médico Internista y Doctor en Ciencias Biomédicas, respectivamente. Taller de Estudios en Salud Dra. Tegualda Monreal
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La epidemia producida por el virus SARS CoV 2, más conocido como Covid-19, ha golpeado fuertemente la humanidad, mostrando más de 2,25 millones de fallecidos, siendo Chile uno de los diez países con tasas de mortalidad más altas del mundo, contando en la actualidad con alrededor de 19 mil casos confirmados por PCR Y 24429 confirmados clínica y epidemiológicamente.

Los síntomas de esta enfermedad son habitualmente leves, sin embargo, un 6,1 a un 14,2 % de los pacientes, especialmente los mayores y aquellos portadores de comorbilidades, particularmente si viven en sectores socioeconómicos bajos, desarrollan síntomas severos, requiriendo ingresar a unidades de tratamiento intensivo y apoyo con ventilación mecánica. El agravamiento de la enfermedad resulta en una mortalidad de entre 1,4 a 9,7 % más de los pacientes con Covid-19.

La enfermedad por coronavirus está determinada por el ingreso del virus a las células del epitelio respiratorio, su replicación descontrolada y posterior infección y destrucción de más tejidos, lo que produce un daño directo y además una respuesta inmune que puede agravar el daño. Cuando se produce falla respiratoria por daño del tejido pulmonar, estamos en presencia de una neumonía grave por Covid-19 que es la gran causa de morbi-mortalidad en los pacientes. Si se puede evitar la replicación viral, se podría en teoría contener la enfermedad.

El favipiravir, cuyo nombre comercial en Rusia es Avifavir, es un análogo de la guanosina que inhibe la RNA polimerasa dependiente de RNA que actúa en un amplio espectro de varias RNA polimerasas virales, bloqueando su replicación.

Cuando administramos el favipiravir en las dosis recomendadas, al cuarto día de su uso, el 65 % de los enfermos tiene una carga negativa para el virus, es decir, no se detecta su presencia en la sangre y, al décimo día, esta detección es negativa en más del 90 % del total de pacientes, es decir, el fármaco disminuye la viremia haciéndolos menos contagiantes y, lo que es tan importante como lo anterior, se evita en un alto porcentaje de casos la progresión de la enfermedad, disminuyendo el porcentaje de pacientes que cae en falla respiratoria y muerte, con la consecuente disminución en la estadía intrahospitalaria.

Cuando usamos un fármaco, uno de los aspectos más preocupantes es la aparición de reacciones adversas. Las mínimas reacciones adversas conocidas desde el 2012 en el tratamiento de la influenza hacen del favipiravir un fármaco seguro. Cabe destacar que en el escenario de pacientes críticos afectados por Covid-19, la inmensa mayoría de las reacciones adversas son leves y manejables con medidas sintomáticas. En este mismo marco, se discontinúa el favipiravir en alrededor del 1,1 % de los tratados, presentando reacciones adversas severas en un 0,4 %, porcentaje similar a otros antivirales, mostrando un buen perfil de seguridad, sólo preocupando el desarrollo de hiperuricemia, teratogenicidad y un QT prolongado.

Si bien es cierto que la cantidad de los estudios aún no permite demostrar fehacientemente que el fármaco sea capaz de disminuir la mortalidad, sí disminuye la replicación del virus, el número de días de sintomatología y la utilización de ventilación mecánica, datos que sugieren que el favipiravir puede ser útil en contener la enfermedad en algunos pacientes, lo que ha llevado a que numerosos países hayan aprobado su uso para casos moderados de Covid-19 y algunos casos graves.

Llama la atención que el ministro Paris y otros personeros, contraviniendo al ISP, se adelanten en señalar que éste es un medicamento con el que se experimentará con los pacientes. Esta afirmación traduce ignorancia de la evidencia científica y del amplio uso que ha tenido el fármaco, desde ya hace un tiempo, en países como Japón, Rusia, Turquía e India, o definitivamente es una maniobra política para desacreditar al Presidente de la Asociación de Farmacias Populares y alcalde de Recoleta Daniel Jadue, más aún cuando en Chile, para tratar enfermos críticos por Covid-19, los médicos clínicos hemos usado otros antivirales, suero de pacientes convalecientes e incluso inhibidores de la interleukina 6, todas terapias que han mostrado escaso o nulo beneficio, no habiendo dicho nada el ministro respecto del uso de estas terapias de experimentación que, considerando la desesperación de intentar salvar un paciente, resulta no sólo razonable, sino además ética y válida su implementación.

En resumen, el Avifavir está disponible para que los médicos del SAR de Recoleta lo utilicen según su criterio (principalmente en casos moderados), lo que no modifica en lo más mínimo el manejo global y a nivel país de la pandemia. Creemos que las herramientas más potentes para luchar contra la pandemia son las medidas de salud pública: educación, uso de mascarillas y lavado de manos, aislamiento social, trazabilidad, aislamiento de casos y contactos, cuarentenas, diagnóstico precoz de casos graves y traslado a centros terciarios. Es de esperar que las vacunas y los nuevos tratamientos que están apareciendo y se ponen a disposición de los chilenos, ayuden a contener la enfermedad que tanto sufrimiento ha producido a nuestros compatriotas y a la humanidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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