Opinión
Hombres y mujeres hicimos historia, dejando el alma en la cancha, pensando en mujeres con menos oportunidades que nosotras. Es importante para estar a la altura de lo que el país pide y así refrescar la política. No es casualidad –de acuerdo con la Cadem– que el 92% de las personas está a favor de la paridad entre hombres y mujeres en la Convención Constitucional.
Hace más de un año nos reunimos un grupo diverso y transversal de 15 organizaciones y mujeres –sociedad civil, académicas, expertas electorales, entre otras–, convencidas de la importancia de garantizar paridad de género en la Convención Constitucional. Lo hicimos no porque creyéramos que las mujeres no son capaces ni talentosas, sino al contrario, porque conocemos las barreras culturales que tienen las mujeres para acceder a cargos de liderazgo y representación. Se trata, por lo demás, de una elección extraordinaria y única en nuestra historia, que no tiene tiempo para el cambio cultural que garantice igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en la política.
Así, nos reunimos con actores relevantes –no todo(as) no quisieron recibir–, quienes nos explicaron las reglas del juego y sus complejidades. Así, entendiendo las limitaciones y liderado por la Red de Politólogas, se redactó una propuesta que trabajamos con RN y partidos de oposición. Esta propuesta fue presentada por parlamentarias de dichos partidos, rechazada por no ser parte del acuerdo y luego presentada como proyecto de ley por Renovación Nacional.
El proyecto finalmente fue aprobado en marzo del 2020, hace un año, después de un difícil camino. Hicimos historia. Seremos el primer país en tener una Convención Constitucional paritaria entre hombres y mujeres.
Lo logramos porque hubo hombres comprometidos con nosotras. En especial quisiera destacar el rol del entonces presidente de Renovación Nacional, Mario Desbordes, que nos recibió y apoyó desde el primer día, cuando lograr la paridad era casi imposible. En silencio peleó uno a uno los votos que necesitábamos para aprobar el proyecto. Nos acompañó silenciosamente a la comisión de Constitución para personalmente mirar qué estaba pasando con el proyecto. Fue de los pocos –si no el único– que no solo apoyó públicamente la paridad, sino que estuvo ahí, hizo las gestiones necesarias y tuvo que asumir costos importantes. Las mujeres que trabajamos por la paridad jamás olvidaremos su rol.
Así hombres y mujeres hicimos historia, dejando el alma en la cancha, pensando en mujeres con menos oportunidades que nosotras. Es importante para estar a la altura de lo que el país pide y así refrescar la política. No es casualidad –de acuerdo con la Cadem– que el 92% de las personas está a favor de la paridad entre hombres y mujeres en la Convención Constitucional.
