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Convención Constitucional: de la caída del “Pelao Vade” a la batalla del quórum Opinión Crédito: Aton

Convención Constitucional: de la caída del “Pelao Vade” a la batalla del quórum

Andrés Cabrera
Por : Andrés Cabrera Doctorando en Sociología, Goldsmiths, University of London. Editor Otra Frecuencia Podcast.
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Aún cuando lo más probable es que esta semana la batalla por los 2/3 ratifique por mayoría simple la aplicación de dicho quórum para la aprobación de la normas constitucionales que comenzarán a discutirse desde el próximo mes, una cuestión decisiva se ceñirá sobre la presión que intentarán aplicar sobre el hito las versiones más rupturistas, tanto aquellas que se sitúan en el extremo derecho como en el izquierdo.


El 4 de septiembre, La Tercera lanzó una de las revelaciones periodísticas del año: “Rodrigo Rojas Vade admite que no tiene cáncer”. La bomba noticiosa develó la brutal mentira del más icónico de los sans-culottes criollos.

Aquél que había aparecido con su frágil torso desnudo en pleno fragor de la lucha callejera tras el Estallido de Octubre, y que posteriormente había conquistado un escaño en la constituyente, además de una de las 7 vicepresidencias de la mesa ampliada, había montado un repudiable engaño.

Varios se han inclinado a pensar que la tragedia del «Pelao Vade» pareciera ser la trama de una buena serie de Netflix, pero la verdad es que son las propias ‘crisis de época’ las que proveen de este tipo de libretos. “La crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer: en este interregno –prosigue el famoso extracto de los Cuadernos de la cárcel de Antonio Gramsci– se verifican los fenómenos morbosos más variados”.

[cita tipo=»destaque»]Pareciera ser que hoy por hoy los 2/3 no son un obstáculo para un proyecto transformador. Lo era cuando regían un sistema de reparto duopólico del poder, tal como cuando predominaba el sistema binominal, no actualmente, cuando es el sistema de partidos el que se ha transformado producto del ingreso de nuevos actores en la Convención Constitucional, hoy por hoy, portadora exclusiva del poder constituyente en Chile[/cita]

En nuestro propio interregno, la caída del «Pelao Vade» derivó en al menos dos consecuencias políticas inmediatas.

Primero, puso la lápida a la desintegración de la Lista del Pueblo en cuanto proyecto político electoral relativamente exitoso en el contexto del 15 y 16-M, cuestión que por cierto no deshabilita las acciones políticas del grupo de constituyentes que pertenecían a dicho proyecto y que se han reagrupado en Pueblo Constituyente.

Segundo, asestó un duro golpe a la legitimidad del órgano constituyente en circunstancias que el asedio digital y comunicacional en contra de la Convención comienza a mostrar suculentos réditos en el ámbito de las encuestas. ¿Cuáles hubieran sido las repercusiones del caso si es que el constituyente Rodrigo Rojas hubiese superado a Jaime Bassa en las votaciones por la vicepresidencia? No emitiremos idea alguna en base a supuestos contra fácticos. Sin embargo, la pregunta previa debiese al menos llevarnos a reflexionar sobre lo relevante que son los “pequeños detalles” en la “gran política”.

Nótese por otro lado que el análisis realizado hasta acá no tiene por objeto ofrecer un juicio moral en torno al engaño del imputado, sino más bien, ofrecer una lectura de las consecuencias políticas derivadas de sus actos individuales. Siguiendo esta misma línea interpretativa, habrá que señalar que el develamiento del caso Rojas Vade no solo golpeó la legitimidad de la Convención en términos simbólicos, sino que también desestabilizó su funcionamiento en términos operativos en una semana clave.

Recordemos que la bomba noticiosa estalló solo 5 días antes de que comenzara la fase cúlmine y decisiva del denominado proceso de “instalación”, vale decir, el momento de las votaciones en torno al reglamento preparado por las comisiones transitorias, agendado para las sesiones del 18 y 19 del pleno los días 9 y 10 de septiembre, respectivamente.

La noticia enturbió los preparativos de la mesa liderada por Elisa Loncon y Jaime Bassa, que respondió al develamiento del caso Rojas Vade con un primer comunicado débil y ambiguo. Posteriormente, la mesa remedió su posición, negando cualquier tipo de defensa corporativa y denunciando los hechos a Fiscalía.

Sumado a esta imprevista presión mediática, la mesa liderada por Elisa Loncon y Bassa cometió otro error –que por cierto no es imputable al caso Rojas Vade– al no calibrar adecuadamente los costos políticos de proponer para las votaciones del reglamento algunos artículos por separado que requerían el quórum de 2/3, a sabiendas de la abierta oposición que existe entre algunas fuerzas para aplicar dicho quórum, tanto para el caso de la votación del reglamento como para las normas constitucionales.

Dentro de las votaciones del reglamento general que se llevaron a cabo por mayoría simple en la sesión número 20 del pleno el martes 14 de septiembre, se incorporaba el artículo 94 relativo a la aplicación de un quórum de 2/3 para la aprobación de las normas constitucionales. Es en esta arista legal donde aparece, más viva y contradictoria que nunca, la batalla por los 2/3.

Esta disputa vuelve a agudizar la división entre las posiciones “rupturistas” e “integristas” que se arrastra desde el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución ejecutado el 15 de noviembre del 2019, particularmente respecto a su punto 6 que replica el artículo 133 de la Constitución al establecer explícitamente que: “El órgano constituyente deberá aprobar las normas y el reglamento de votación de las mismas por un quórum de dos tercios de sus miembros en ejercicio”.

Sabemos que dicho punto había sido incorporado por la derecha para alcanzar poder de veto obteniendo 1/3 de la Convención. Sin embargo, el resultado de la elección del 15-16 M generó una representación plural de las fuerzas políticas y sociales al interior del órgano constituyente donde, ni la derecha ni ninguna otra fuerza alcanza 1/3 para vetar. Desde ese momento, el problema político no es “el veto que pueda aplicar una minoría política a la mayoría”, sino “la conquista pluralista de una supra-mayoría”. Y para ello, se requieren consensos amplios al interior de la Convención Constitucional.

Pareciera ser que hoy por hoy los 2/3 no son un obstáculo para un proyecto transformador. Lo era cuando regían un sistema de reparto duopólico del poder, tal como cuando predominaba el sistema binominal, no actualmente, cuando es el sistema de partidos el que se ha transformado producto del ingreso de nuevos actores en la Convención Constitucional, hoy por hoy, portadora exclusiva del poder constituyente en Chile.

Aún cuando lo más probable es que esta semana la batalla por los 2/3 ratifique por mayoría simple la aplicación de dicho quórum para la aprobación de la normas constitucionales que comenzarán a discutirse desde el próximo mes, una cuestión decisiva se ceñirá sobre la presión que intentarán aplicar sobre el hito las versiones más rupturistas, tanto aquellas que se sitúan en el extremo derecho como en el izquierdo.

Por un lado, algunas voces de la derecha y algunos sectores conservadores ya han acusado la “mancha jurídica” que habría desparramado la Convención, tal como evidenció El Mercurio en su editorial del miércoles 15. La interpretación no deja dudas al respecto: “El pleno de la Convención Constitucional incurrió ayer en una preocupante e inédita infracción a las reglas formales que la rigen”. ¿Ratificará la derecha la posición de acudir a la Corte Suprema por esta “preocupante e inédita infracción”?

Por otro lado, antes de que se cumpliera el plazo para ingresar indicaciones para la discusión en particular del reglamento que continúa esta semana (finalmente se registraron 1.128 enmiendas al reglamento general), convencionales de pueblos originarios, Chile Digno, Movimientos Sociales y Pueblos Constituyente presentaron indicaciones para modificar el quórum de 2/3 a 3/5. De fracasar esta opción, optarían por la opción de los plebiscitos dirimentes a fin de romper cualquier bloqueo.

La forma en que se resuelva esta semana la discusión en torno al quórum de los 2/3 será un aspecto fundamental para evaluar el conjunto de la etapa de “instalación” de la Convención Constitucional.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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