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¿Timidez para abordar las transformaciones educativas? Carta abierta al programa de la candidatura de Yasna Provoste Opinión Crédito: ATON

¿Timidez para abordar las transformaciones educativas? Carta abierta al programa de la candidatura de Yasna Provoste

Luis Felipe de la Vega
Por : Luis Felipe de la Vega Investigador educativo de Centro de Estudios Saberes Docentes de la Universidad de Chile. Los resultados que se presentan en esta columna fueron desarrollados en el marco del proyecto Fondecyt Iniciación 11190496
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Si el programa de Gabriel Boric podría calificarse como el más reformista de los tres analizados y el de Sebastián Sichel como el más débil, la propuesta de la candidatura de Provoste se vislumbra como la más completa de las tres, considerando aspectos como las temáticas incorporadas y su nivel de detalle. El problema está en que el horizonte de estas acciones ciertamente se extiende más allá del ciclo de Gobierno, lo que implica no participar, ni eventualmente responsabilizarse, del logro o fracaso de la medida. Habrá quienes dirán que estos plazos son señal de “responsabilidad”, pero esta palabra tiene diferentes interpretaciones, sobre todo pensando que la principal responsabilidad del sistema educativo es hacia los y las estudiantes


En esta tercera carta, escrita luego de la revisión de los programas de Gobierno de candidaturas presidenciales en el ámbito educativo, se compartirán reflexiones y consultas a la propuesta de la candidata Yasna Provoste. Con ello, desde el Centro Saberes Docentes de la Universidad de Chile se terminará la revisión de los planteamientos de las tres candidaturas que dispondrían actualmente de mayores opciones de ganar la elección.

La propuesta de Gobierno de la candidata del “Nuevo Pacto Social” define que la educación que esperan impulsar sea “de calidad, inclusiva, para la cohesión social, no sexista, con conciencia ecológica y ciudadana”. Para abordar este conjunto de atributos, el programa incluye propuestas relacionadas con la educación parvularia, la educación escolar, considerando abordajes a nivel “macro”, “meso” y “micro”, también en el plano de la gestión escolar, focos de corto plazo y creación de iniciativas. Finalmente, incorpora acciones a realizar en el nivel de educación superior, incorporando temas de financiamiento e institucionalidad.

Si el programa de Gabriel Boric podría calificarse como el más reformista de los tres analizados y el de Sebastián Sichel como el más débil, la propuesta de la candidatura de Provoste se vislumbra como la más completa de las tres, considerando aspectos como las temáticas incorporadas y su nivel de detalle. Siempre la realización de estos juicios es debatible, por lo que la valoración que acabamos de hacer está relacionada con lo que el programa presenta en cuanto a la descripción de sus propuestas y no necesariamente a lo que se podría vislumbrar como mejor o de más calidad. Este último aspecto sí que es discutible y no responde al interés de haber realizado estas cartas.

Volviendo al programa de Yasna Provoste, un primer aspecto que parece interesante para la reflexión corresponde a los seis atributos ya descritos que se plantean como metas a alcanzar, en un contexto general de fortalecimiento de la educación pública. Son altas las expectativas de logro, pero la mirada sobre las propuestas a realizar, sobre todo las más estructurales, puede evaluarse bajo el rótulo de “tímidas”. Pongamos un ejemplo: “Planificación del proceso de transición desde el modelo actual orientado por la rendición de cuentas y la competencia hacia uno que responda a las demandas por apoyos, acompañamiento y colaboración”. Planificación del proceso de transición es una frase que suena para muchos años y es justo una de las medidas más orientadas a enfrentar los principales desafíos del sistema educativo.

[cita tipo=»destaque»]El programa anuncia también que se pondrá fin al CAE. Luego, se precisa que será objeto de un proceso de transformación del sistema de créditos para el financiamiento de la educación superior. Esta medida dista de la expectativa social en relación con los niveles de endeudamiento y los grandes efectos subjetivos asociados al Crédito con Aval del Estado, entendiendo además que Yasna Provoste encarna a la coalición gobernante que tomó la decisión de implementar esta medida. Comprendiendo lo anterior, ¿es suficiente esta acción? El nuevo sistema de créditos estatales que se propone, ¿significa volver al clásico crédito universitario?, ¿en qué avanza el financiamiento de la educación superior con esta acción?[/cita]

Así como esta, hay otras frases similares. El problema está en que el horizonte de estas acciones ciertamente se extiende más allá del ciclo de Gobierno, lo que implica no participar, ni eventualmente responsabilizarse, del logro o fracaso de la medida. Habrá quienes dirán que estos plazos son señal de “responsabilidad”, pero esta palabra tiene diferentes interpretaciones, sobre todo pensando que la principal responsabilidad del sistema educativo es hacia los y las estudiantes.

Teniendo en consideración lo anterior, nos preguntamos: ¿es necesario esperar tanto tiempo para implementar este tipo de medidas? ¿No es posible –o necesario– apurar un poco la marcha? ¿Cómo se evalúa la eficacia de la gestión del Gobierno en este contexto?

El programa anuncia también que se pondrá fin al CAE. Luego, se precisa que será objeto de un proceso de transformación del sistema de créditos para el financiamiento de la educación superior. Esta medida dista de la expectativa social en relación con los niveles de endeudamiento y los grandes efectos subjetivos asociados al Crédito con Aval del Estado, entendiendo además que Yasna Provoste encarna a la coalición gobernante que tomó la decisión de implementar esta medida. Comprendiendo lo anterior, ¿es suficiente esta acción? El nuevo sistema de créditos estatales que se propone, ¿significa volver al clásico crédito universitario?, ¿en qué avanza el financiamiento de la educación superior con esta acción?

Finalmente, mencionamos al inicio que el programa contaba con una amplia diversidad de propuestas de abordajes de diferentes temáticas del sistema educativo. Sin embargo, algunas de las acciones incluidas son muy similares a iniciativas ya existentes. Por ejemplo, la iniciativa de programas de mentoría e inducción al sistema educativo, acción que ya existe y se implementa al ser parte de la Ley 20.903. Algo similar ocurre con la medida “Activación y revisión de los Servicios Locales de Educación. Instalación de los faltantes y rediseño de un modelo de gestión y trabajo con las comunidades escolares”, lo que es dar cuenta del recorrido esperado de implantación de la Nueva Educación Pública. ¿Qué se gana incorporando estas acciones en un instrumento descrito para plantear las ideas propias?

Esperamos que estas preguntas sean de utilidad para avanzar en la incorporación de la educación en el debate de los proyectos de sociedad que se enfrentan para competir por la Presidencia de la República.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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