Publicidad
La expulsión de lo distinto Opinión

La expulsión de lo distinto

Claudio Jiménez Rojas
Por : Claudio Jiménez Rojas Máster en migraciones internacionales (U. Pontificia Comillas). Encargado de la oficina de interculturalidad y asuntos migratorios I. Municipalidad de Estación Central.
Ver Más


“La expulsión de lo distinto” se titula un libro-ensayo del filósofo contemporáneo Byung-Chul Han, en el cual, a grandes rasgos, se refiere a que la actual sociedad del rendimiento, del cansancio, en la cual vivimos, nos encontramos en una permanente sordera ante el bullicio de la “caja de resonancia” que hemos construido con ayuda de internet y las redes sociales. Nos sobre-escuchamos a nosotros mismos, nos sobre-exponemos, y los nuevos medios de comunicación nos inundan en publicidad ad-hoc a nuestros intereses y al vínculo permanente con un “otro” muy similar a mí. No aumentamos la musculatura de nuestro ser mediante el encuentro y vida en diversidad, más bien sumamos inservibles adipocitos poco permeables que nos van ensimismando y alejando de lo distinto.

Bajo este marco, nos hemos convertido, consciente o inconscientemente, en una sociedad excluyente. Muchos estaban dispuestos a cavar una zanja en la frontera, de manera premeditada, como otros sostenían una actitud permanente de dar la espalda a quien opinaba distinto, de manera no premeditada. Es más, siguiendo propias creencias, el ser humano puede llegar a ser violento y exterminar de cuajo la diferencia; es el temor que sigue presente en las disidencias sexuales, por ejemplo. No es difícil excluir, pues esta sociedad del consumo también nos irá poniendo al frente aquello por lo cual nosotros mostramos interés. Internet todo lo sabe, aquel pequeño aparato que aloja en nuestras manos y nuestro bolsillo puede llegar a ser más hábil que nosotros, y sumirnos en una nueva y contemporánea cueva de Platón.

Este modo de vida es insostenible, pero podemos desde ya asumir postulados que nos permitirán, de manera forzada o no, entender que es necesario aprender a convivir juntos y acoger a un “otro” distinto a mí. Tal como lo hicieron con nosotros hace un tiempo atrás. Tal como podríamos volver a necesitarlo en algún momento. Y aquí radica el valor de lo mencionado por la ex Presidenta Michelle Bachellet cuando visitó la Convención Constitucional: “la migración es un derecho humano de movilidad, la gente se ha movido en la historia buscando oportunidades”. Pues claro, así como los poderosos empresarios mueven sus recursos de país en país, también promueven una movilidad de las personas; como también los conflictos que se generan entre potencias mundiales promueven el desplazamiento forzado de muchos otros. Por ahora estamos bien aquí, en este pedazo de tierra llamado Chile, pero no es muy lejana la posibilidad de que el desierto de atacama se extienda y debamos migrar buscando otros territorios donde sobrevivir. En ese minuto, necesitaremos acogida, no expulsiones. 

En estos términos, es esperanzador el triunfo de Gabriel Boric, puesto que, tanto su programa como sus expresiones, han demostrado una acogida al “otro distinto” y al migrante. Sin profundizar en su preocupación genuina por el medioambiente o sus conversaciones con los omitidos niños. Señales que son esperanzadoras. 

Estamos ante la oportunidad de incluir lo distinto, porque, siguiendo el ejemplo de lo que son los modos del presidente electo, podemos dar paso a conversaciones de sobremesa con aquellos que hemos omitido tantas veces y avanzar hacia la construcción de un proyecto país plurinacional donde quepan, dignamente, todas, todos y todes. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias