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La tercera vía DC Opinión

La tercera vía DC

Jorge Cash Sáez
Por : Jorge Cash Sáez Abogado. Ex asesor legislativo en las Comisiones de Constitución y Medio Ambiente del Senado. Ex jefe de la División Jurídica del Ministerio del Medio Ambiente.
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El próximo 23 de enero, se llevarán a cabo las elecciones internas que definirán la nueva conducción de la Democracia Cristiana para el periodo 2022-2024. Esta vez, no se trata de una elección cualquiera. Con toda seguridad, se tratará de la última elección que el Partido Demócrata Cristiano enfrentará bajo ese nombre, habida consideración y cuenta del amplio consenso que existe en refundar, reinventar o superar el referido instrumento.

La gran cantidad de renuncias que ha sufrido la DC en las últimas semanas, especialmente luego del resultado de la elección presidencial, sugiere mirar con especial atención una de las listas que se ha inscrito para dirigir el partido. Se trata de la lista “Una Nueva Esperanza, Un Nuevo Partido”, que encabeza el joven abogado gay de 31 años, exlíder de la revolución pingüina del año 2006 y expresidente nacional de la Juventud Demócrata Cristiana, Diego Calderón, cuyo vigor y crecimiento interno permite pronosticar un resultado electoral estrecho, si no favorable a la candidatura de Calderón.

La lista que encabeza Calderón representa mucho más que una renovación de cuadros –largamente esperada en la DC–, simboliza también la esperanza de que un nuevo partido es posible al margen de las máquinas internas que han fagocitado, sin miramiento alguno, todo intento de recambio generacional que permita sintonizar con el profundo anhelo de transformación y cambio que se cristalizara con inobjetable claridad en la última elección presidencial.

Son muchos los que ven en esta candidatura la oportunidad de recuperar el sentido y orden natural de las cosas, depositando en un joven, solo 4 años menor que el actual Presidente electo de Chile, la confianza para dirigir los destinos de nuestro partido en su hora más incierta.

Calderón encarna la esperanza, el presente y el futuro de nuestro partido, no solo por su juventud sino también, y muy especialmente, por comprender con claridad el momento histórico que enfrenta el país, planteando con claridad que el actual estado del arte en la Democracia Cristiana, sencillamente, impide visualizarla como un instrumento suficiente y apto para influir con eficiencia y eficacia en este histórico trance que atraviesa Chile.

Un partido maduro, que entiende el “momentum” para la DC, debería cerrar filas en torno a Calderón. Sin embargo, como en tantas otras oportunidades en que la renovación no ha sido motivo de genuina preocupación política, en esta oportunidad, un grupo de militantes jóvenes se ha puesto de pie para ir por el control total del partido y por un resultado electoral que ciertamente sorprenderá a muchos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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