
Educación y nueva Constitución: posibilidades para el nosotros
Hace pocos días se liberó el borrador de la nueva Constitución Política que será votada el próximo 4 de septiembre. La palabra educación sale escrita 59 veces a lo largo de todo el documento: ¿qué se dice?, ¿qué se proyecta?, ¿es efectivamente una nueva posibilidad de construir un nosotros?
Despejar mitos y confirmar realidades es menester en este momento. No se preocupe, la nueva Constitución confirma la sagrada libertad de enseñanza, es decir, todos los padres y madres del país podrán elegir autónomamente el tipo de educación que quieren entregar a sus hijos(as). A esto se suma la confirmación de un Estado que protege el derecho a la educación y que debe gestionarlo y financiarlo, robusteciendo así un sistema educativo laico y gratuito, por lo que el Sistema Nacional de Educación es un eje estratégico para el desarrollo del país y el Estado.
Nuevos caminos posibles también se proponen: un foco en una Educación Sexual Integral, donde todas las personas puedan aprender a disfrutar y manifestar libremente su sexualidad, así como también el reconocimiento de múltiples identidades y expresiones de género. A esto se suman aspectos interesantes que habrá que mirar en el futuro, como lo es el desarrollo y la promoción del deporte, el ocio y la recreación o la promoción de una educación ambiental y científica que se instalan para fortalecer la preservación y el cuidado de nuestro medio ambiente en pleno contexto de destrucción de nuestro planeta.
Otra ruta posible y que habrá que recorrer con atención será el mandato a que las municipalidades promuevan y garanticen la participación de las comunidades y esto no solo en términos de las escuelas o liceos, sino que directamente en relación con los territorios, las políticas de desarrollo local, entre otros. Este es un desafío mayor, básicamente porque necesitará de formación educativa, cívica y de una promoción de encuentros intergeneracionales a los cuales la política educativa in situ no está acostumbrada, tampoco sus diversos actores.
Un punto fundamental de este borrador, es el rol y relevancia que se le da al profesorado en todos sus niveles. Se salvaguarda su libertad de cátedra, se les trata como profesionales de la educación y se exige que el Estado se haga cargo de su formación inicial continua, además de su ejercicio colaborativo, reflexivo e investigativo. Esto se complementa en términos de académicos de distintas universidades, a quienes esta Constitución protege en cuanto a libertad de cátedra y libre discusión de ideas. Estas cosas, por básicas que suenen, son fundamentales para la construcción y el resguardo de una democracia sana.
Las posibilidades para la construcción de un nuevo nosotros están allí, el borrador lo integra explicitando que los fines de la educación son, entre otros: la justicia social, el respeto a los derechos humanos, la convivencia democrática entre los pueblos y el desarrollo del pensamiento crítico. Además, señala como principios orientadores la solidaridad, la participación, la interculturalidad y el pluralismo, entre otros.
Cabe entonces la pregunta que un sociólogo francés se hacía un tiempo atrás: ¿podremos vivir juntos? ¿No es acaso una mirada de la educación mucho más amplia y que nos permite avanzar y correr esos límites que explosionaron el 2019? El camino será complejo, sin dudas, habrá que trabajar en Formación Inicial Docente, en los distintos territorios y en la re-formación de los colegas en el sistema educativo actual, los que son fundamentales para este nuevo pacto, para una nueva sociedad, para un nuevo nosotros.
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