Publicidad
Discutir sobre extractivismo(s) de cara al futuro de Chile: una urgencia Opinión

Discutir sobre extractivismo(s) de cara al futuro de Chile: una urgencia

Iván Ojeda Pereira y Fernando Campos-Medina
Por : Iván Ojeda Pereira y Fernando Campos-Medina Iván Ojeda. Coordinador del Laboratorio de Sociología Territorial, Becario del Centro de Conflicto y Cohesión Social (COES); y Fernando, Académico, Departamento de Sociología, Universidad de Chile. Director del Laboratorio de Sociología Territorial.
Ver Más


El proceso constituyente comprende un doble giro, por un lado, una ruptura con aquel marco general de normas y formas de comprender el país que la sociedad consideró como insuficientes o problemáticas, y por otro, la necesidad de construir la casa de todos o el árbol vivo que nos orientará hacia el futuro, lo cual implica una apertura al diálogo, a nuevas semánticas y a futuros posibles.  

En este contexto, uno de los elementos que ha sido más discutido es el vínculo entre economía, medio ambiente y sociedad. En esta columna hacemos referencia al libro Cuestionamientos al Modelo Extractivista Neoliberal desde el Sur. Capitalismo, Territorios y Resistencias, escrito por un grupo de académicos y académicas, en conjunto con pobladores de distintos lugares del país, así como de otros países, entre ellos Argentina y Alemania. En este libro, tensionamos el imperativo extractivista como el único horizonte de desarrollo para el país y la región. 

El concepto de extractivismo ha sido extensamente discutido durante la última década desde distintas disciplinas, ahora bien, nadie puede conocer su significado de forma más lúcida, que quienes habitan territorios vinculados a este modo de producción. En Chile, independientemente del sector político que gobierne, pareciera que se ha instalado históricamente la idea de que no existen otras alternativas de transformación positiva de la sociedad por fuera de la extracción de recursos naturales, lo cual habla de un sesgo economicista que pasa por alto los impactos, tensiones y controversias que estos modelos generan. 

Ahora bien, lo que la investigación no siempre ha relevado es la heterogeneidad socioterritorial que se encuentra bajo el paraguas que el concepto de “extractivismo” propone. Haciendo sentido de lo anterior, en esta columna hablamos de “extractivismos” en plural, en tanto es importante dar cuenta de sus diferencias. Así, los vínculos públicos-privados y con la sociedad civil que se construyen alrededor de la minería en el norte, son bastante diferentes a los que se construyen en el sur con la salmonicultura o con la industria forestal y, precisamente, en el reconocimiento de estas diferencias descansa la posibilidad de transformación hacia modelos donde el desarrollo humano-territorial no venga determinado desde fuera, ni desde actividades extractivas. Otro elemento relevante, a no perder de vista es que en los diferentes modelos extractivistas se generan posiciones de poder que privilegian a algunos actores sociales respecto de otros. De igual modo, estos actores con poderes diferenciales actúan sobre los territorios construyendo nuevas geografías, donde los recursos naturales son rápidamente “extraídos” del espacio local, dejando solo una huella de impactos, contaminación y desechos que permanecen como vestigios de la búsqueda de un desarrollo económico que parece cada vez más lejano.

En el proceso constituyente actual se ha abierto la posibilidad de pensar y repensar la relación entre la sociedad y la naturaleza desde nuevas claves. Evidentemente, ellas cuestionan los equilibrios de poder y las estructuras territoriales que actualmente existen, y de esta manera se ganan la antipatía de quienes ven amenazadas sus posiciones. Urge discutir sobre los extractivismos y sobre la posibilidad única, democrática y republicana que estamos viviendo para imaginar y proyectar futuros posibles y alternativos al modelo de extractivismo que tanto gobiernos conservadores o progresistas han consolidado en Chile y en América Latina.

En este sentido, el debate respecto a los extractivismos no está cerrado, no existe un acuerdo social en pos de mantenerlo, aun cuando son muchos quienes quieren aprovechar la crisis climática para convertirlo en la mejor “alternativa”. Esta conversación nos vincula con otros dominios, como por ejemplo: i) el régimen de gobierno y estructura del Estado, ii) los procesos de descentralización, democratización territorial y toma de decisión; y iii) el desarrollo económico y la posibilidad de pensar incentivos estatales para una economía coordinada con el territorio y el interés común.  

Los y las invitamos a todas y todos a revisar el libro Cuestionamientos al Modelo Extractivista Neoliberal desde el Sur. Capitalismo, Territorios y Resistencias (Ariadna ediciones 2021, 701 páginas) que se encuentra actualmente liberado para su descarga gratuita. Allí, quienes escriben esta columna, en conjunto con un amplio grupo de habitantes, pobladores y académicos y académicas, proponemos una reflexión heterogénea y amplia respecto a los extractivismos. Esperamos que esta proposición contribuya a la discusión social y también a mirar el proceso constituyente y la nueva Constitución desde una perspectiva donde las alternativas al extractivismo tengan cada vez más espacio.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias