Señor Director:
Es gratificante ver a cada vez más mujeres desempeñarse en grandes proyectos de ingeniería, un área tradicionalmente masculina, donde ellas están demostrando que son tan capaces como en cualquier otro sector. Los avances son lentos pero innegables: recién en 1912 Elisa Leonida Zamfirescu fue la primera mujer en titularse de ingeniería; y apenas este año, en Chile, se eligió a la primera presidenta del Instituto de Ingenieros en sus 134 años de historia: la académica UDP Silvana Cominetti.
Sin embargo, falta mucho aún por recorrer. En los últimos 10 años la participación de la mujer en carreras de ingenierías civiles y plan común ha crecido menos de 6%. Esta tarea, no obstante, no parte en la universidad, sino desde edad temprana: inicia con familias, educadores y entornos libres de estereotipos, incentivado y dejando claro que las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) son para todas y todos.
Los desafíos que la ingeniería enfrenta hoy requieren habilidades clave que las mujeres pueden aportar: trabajo en equipo, resolución de conflictos, empatía, trabajo a presión y por sobre todo creatividad y proactividad. Ellas son capaces de reconocer una problemática, cuando para muchos no es aún visible; y, por su naturaleza creadora, escudriña acuciosamente los datos y recursos disponibles, utilizándolos de manera eficiente, logrando una solución efectiva a la problemática encontrada.
Ojalá pronto no necesitemos una fecha como la de hoy para reconocer e incentivar la participación de la mujer en la ingeniería, que seamos capaces de distinguir las capacidades por sobre el género, y que ellas tengan oportunidades para aportar y potenciar las capacidades que tienen por naturaleza.
Carmen Gloria Morales, Ingeniera Civil,
Secretaria académica, Escuela de Ingeniería en Obras Civiles UDP.
