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Para que Chile cambie Opinión

Para que Chile cambie

Francisca González
Por : Francisca González Coordinadora Área Derechos de la Niñez y Redes Corporación Opción.
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Esta semana se cerró la primera etapa de un importante proceso histórico para nuestro país: la redacción de una nueva Constitución y, tal como dijo el Vicepresidente de la Convención, Gaspar Domínguez, “Pase lo que pase el 4 de septiembre, Chile ya cambio”.

Que esta Convención tuviese una composición paritaria, además de tener representación de escaños reservados para pueblos originarios, ha sido algo inédito en el mundo. Por otra parte -y quizás es un aspecto más desconocido para la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas- muchas organizaciones de la sociedad civil fuimos escuchadas desde los distintos ámbitos en los que nos desenvolvemos. Durante el proceso, niños y niñas opinaron sobre la importancia de su derecho a participar en los asuntos que los rodean de acuerdo a su autonomía progresiva, siendo tomados en cuenta por las y los convencionales. Además, centenares de personas comunes tuvieron espacio para emitir sus opiniones sobre el país que sueñan, aportando un grano de arena al pacto social que como sociedad nos queremos dar. Fue histórico que grupos que comúnmente no habían estado presente en este tipo de procesos, ahora tuvieran espacio.

La propuesta de texto constitucional, sería la primera de nuestro país en otorgar reconocimiento a los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derecho, saldando una deuda que Chile tenía desde 1990, cuando ratificó la Convención de Derechos del Niño. Plantear que tienen derecho a vivir en condiciones que les permitan tener un desarrollo armonioso de su personalidad y que deben ser protegidos contra todo tipo de violencia, son avances sustantivos que, además de reconocerlos como sujetos, les garantiza hacer efectivo sus derechos. Estos elementos marcan, claramente, un nuevo trato hacia la niñez.

Pero si todo lo descrito no avanza acorde a la manera en que como sociedad queremos convivir, donde no perdamos la capacidad de dialogar, aceptando y respetando las diferencias, el saber escucharnos, discutir con argumentos y no a base de mentiras y descalificaciones, no habrá valido del todo la pena los esfuerzos hechos para que la sociedad en sus diversidades estuviese representada y estas líneas escritas en pro de que niños, niñas y adolescentes puedan hacer efectivos sus derechos en una sociedad como la nuestra.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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