
Lo que ha hecho Isapre Colmena es solo la punta del iceberg de un problema mucho mayor
Los desafíos del sistema de salud chileno requieren de soluciones mucho más integrales que la discusión basada en la legalidad. En los próximos meses tenemos la posibilidad de cambiar un sistema que ha terminado gastando recursos, en un origen destinados a salud, pero para demandar a sus propios afiliados. La experiencia internacional nos puede guiar para la transición hacia un sistema de financiamiento más eficiente.
Isapre Colmena ha planteado que iniciará acciones legales contra los beneficiarios que demanden a la Isapre pidiendo la inaplicabilidad de la tabla de factores. La tabla de factores es una herramienta legal vigente, mediante la cual se regula el alza del plan de salud de Isapre de acuerdo con la edad del afiliado y las cargas. Con esta herramienta, por ejemplo, alguien mayor a 65 años debe pagar 2.4 veces el valor del plan que pagaba a los 30 años.
En Chile, muchos pacientes que han cotizado en Isapre durante décadas migran a Fonasa producto de que esta alza de precios se les hace insostenible. Lamentablemente, la contribución monetaria de estos pacientes permanece en el sistema privado y su atención se realiza en el sistema público. Esto se conoce como un subsidio del seguro público al privado, ampliamente descrito en sistemas similares. Para evitar esta situación, en Alemania los pacientes sobre los 55 años no pueden retornar al seguro público, y el seguro debe entregar una “tarifa estándar” que sea factible de pagar para estos pacientes.
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Holanda, previo al año 2006, tenía un sistema de seguros de salud comparable al chileno. Ese año, se estableció un cambio con el cual todos los adultos contribuyen de acuerdo con su ingreso y, posteriormente, esos recursos se mancomunan en un fondo de compensación de riesgo. Luego, utilizan un sistema parecido a una “tabla de factores” –pero bastante más complejav, con el que distribuyen los recursos a las diferentes aseguradoras. De este modo, entregan mayores recursos a quienes tienen más riesgo de enfermar. Paradójicamente, utilizan una “tabla de factores” para hacer casi exactamente lo contrario a las Isapres. En vez de exigirles más recursos a quienes tienen más riesgo de enfermar, utilizan este mecanismo de compensación para entregarles más recursos a quienes más lo necesitan. Cabe señalar que, a pesar de la compensación por riesgo, existe amplia evidencia de que en Holanda las aseguradoras continúan discriminando por riesgo de enfermar (edad y comorbilidades). Por eso, un seguro único de salud presenta ventajas en comparación con un sistema de multiseguros como el existente en ese país.
Es importante recordar también, que, en la experiencia internacional, los costos administrativos de los seguros privados son consistentemente superiores a los públicos. Chile no es la excepción. El año 2020 las Isapres muestran un 13.4% en gastos administrativos, mientras Fonasa el año 2019 en torno al 1%. Es, al menos, llamativo que 1.5 puntos de los gastos administrativos en Isapres sean gastos en judicialización.
Lo que ha hecho Isapre Colmena es solo la punta del iceberg de un problema mucho mayor. Los desafíos del sistema de salud chileno requieren de soluciones mucho más integrales que la discusión basada en la legalidad. En los próximos meses tenemos la posibilidad de cambiar un sistema que ha terminado gastando recursos, en un origen destinados a salud, pero para demandar a sus propios afiliados. La experiencia internacional nos puede guiar para la transición hacia un sistema de financiamiento más eficiente.
Un seguro único de salud va a permitir que la contribución esté relacionada con la capacidad de pago y no con las comorbilidades; generará menos gastos administrativos y así más recursos disponibles para las atenciones de salud; permitirá un financiamiento consistente a prestadores públicos y la incorporación de prestadores privados con pagos eficientes. El cambio en la manera en que se financia la salud en Chile nos permitirá dar un paso responsable, pero decidido, en la construcción de un sistema de salud universal a la altura de países desarrollados.
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