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La alegría de sentirse conectado Opinión

La alegría de sentirse conectado

Claudio Rodríguez
Por : Claudio Rodríguez Experto en telecomunicaciones y Co founder de Pillan.NET
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Hay trabajos muy solitarios, donde las personas pasan muchas horas lejos de sus seres queridos para desarrollar sus labores y donde cualquier tipo de comunicación que se realice en esas horas depende netamente de su conexión a internet, trabajos como, por ejemplo, el de cajero de un peaje. 

Pero ¿se han puesto a pensar qué pasa con las personas que hacen este tipo de trabajo y que además viven en lugares alejados, donde la conexión a internet que llega es intermitente o nula?

Lamentablemente, muchas veces a estas personas solo les queda conformarse con no tener más comunicación que algún mensaje corto o incluso deben alejarse de su puesto de trabajo para poder responder a alguna urgencia, donde encuentren señal. 

Esto aún es una realidad en nuestro país, donde lamentablemente la brecha digital sigue siendo bastante amplia. Según estudios recientes, un 9,3% de las viviendas en Chile no son atractivas para los despliegues de fibra óptica de las telco tradicionales. Por un tema comercial, las inversiones en tecnología y conectividad se concentran en polos urbanos donde existe mayor densidad de población, por lo que, al momento de evaluar los proyectos, se postergan las necesidades de zonas rurales por su baja densidad.

Para poder instalar internet en lugares remotos, hay que realizar licitaciones, que significan una gran cantidad de trámites, debido a que, en estos lugares, con tanta naturaleza y tan bellos como lo es nuestro sur, al encontrarse en medio de cerros o bosques, permiten a veces conexión solo en celulares y muy débil, si es que funciona. Esto sin mencionar el costo que requiere un despliegue que, con la escasa densidad de potenciales clientes, jamás podría llegar a financiarse.

La semana pasada, algunos peajes que administra directamente el MOP, en las regiones del Biobío y el Ñuble, fueron conectados con servicio de internet satelital. Esto les permitió tener una conexión rápida y de calidad, sin intermitencias o riesgos de que esta se corte, por algún robo de cables, por ejemplo.

Tener un internet que sí funciona les permitió a las personas que ahí trabajan poder conectarse con sus familias sin problemas y sentirse tan cerca de ellos como lo permite una videollamada. Para ellos, que pasan tantas horas al día solos, significa una alegría inimaginable. 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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