Desde el año pasado, con financiamiento ANID-MILENIO, estamos implementando un Núcleo Milenio para el Estudio del Desarrollo de las Habilidades Matemáticas Tempranas (MEMAT), que se enfoca en entender desde edades tempranas cómo estas habilidades se desarrollan, cómo potenciarlas, y cómo evitar la desigualdad de género y de nivel socioeconómico en los aprendizajes.
El Ministerio de Ciencia ha publicado hace una semana los resultados de la III Encuesta Nacional de Percepción Social de Ciencia. Esta es una encuesta que busca conocer cómo la población accede a la ciencia y tecnología, su nivel de interés, y la percepción positiva, o no, que tiene de su valor y uso, entre otros.
Además, la encuesta consulta las opiniones de personas sobre los 15 años acerca de quiénes creen que tienen las habilidades para trabajar en ciencia. Respecto a esto último, los resultados muestran importantes sesgos de género: el 18,2% de los encuestados está de acuerdo con la afirmación “las niñas tienen menos habilidades para las matemáticas que el resto de los estudiantes”, y un 27,3% está de acuerdo con que “las mujeres no tienen las mismas posibilidades de convertirse en investigadoras que los hombres”. Asimismo, estas cifras muestran diferencias según el género de las personas encuestadas, con las mujeres reportando más brechas que los hombres.
Estos datos no nos deben sorprender. Chile todavía ostenta una de las mayores brechas de género, a favor de los hombres, en las evaluaciones internacionales de matemática como la prueba PISA. Chile es también donde más temprano en el desarrollo se han medido estereotipos de género y matemática, con resultados que señalan que, desde la etapa preescolar, niños y niñas asocian la matemática más a lo masculino que a lo femenino.
Sin embargo, este estereotipo no tiene fundamento científico. No existe ninguna investigación que haya demostrado que niños y niñas tienen diferentes habilidades para aprender matemática. Si las mujeres en Chile obtienen puntajes más bajos en promedio en pruebas de matemáticas, es porque nuestra cultura envía mensajes que dicen que esta es una materia que no es para ellas y, en consecuencia, aumenta su desmotivación y la de los profesores en enseñarles. En efecto, estudios en nuestro país han revelado que en clases de matemática los docentes dedican menos tiempo en enseñar a las niñas, les preguntan menos veces y les responden con menor profundidad en comparación con los varones.
Nuestro país necesita de una participación equitativa en ciencia de hombres y mujeres para alcanzar un mayor desarrollo tecnológico. La diversidad de género en la ciencia no solo promueve la igualdad de oportunidades, sino que también enriquece la perspectiva científica y fomenta su desarrollo. Para esto, es fundamental garantizar la igualdad de oportunidades desde edades tempranas. Las niñas merecen oportunidades equivalentes a las de sus compañeros para aprender matemática, para motivarse y seguir carreras universitarias del área, para acceder, finalmente, a mejores salarios.
Desde el año pasado, con financiamiento ANID-MILENIO, estamos implementando un Núcleo Milenio para el Estudio del Desarrollo de las Habilidades Matemáticas Tempranas (MEMAT), que se enfoca en entender desde edades tempranas cómo estas habilidades se desarrollan, cómo potenciarlas, y cómo evitar la desigualdad de género y de nivel socioeconómico en los aprendizajes.
Nos interesa que nuestra investigación promueva oportunidades de desarrollar habilidades matemáticas de niños y niñas, de modo que más tarde puedan tener las mismas posibilidades de desarrollarse en áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Al lograr esto, sentaremos las bases para un futuro más equitativo y fomentaremos un desarrollo científico de mayor envergadura en nuestro país.