No existe un relato que convoque a todos los sectores para esta conmemoración, sino divisoria, por un lado la derecha argumenta la crisis económica, la expropiación de empresas y de predios por parte de la Unidad Popular y la izquierda por su parte sobre la ilegitimidad del Golpe y el régimen de Pinochet. Osea, cada uno se sienta a la mesa a hablar del tema, pero con su respectivo y conveniente titular.
En qué beneficia a la ciudadanía que tiene serios problemas de inseguridad, pensiones, desempleo, salud, etc. que el Presidente Boric y el gobierno haga tanto hincapié a la conmemoración de los 50 años del Golpe, pero poniéndole un especial acento a la reivindicación de la figura de Allende, a la que el primer mandatario desde su atuendo y discursos, cada vez quiere parecerse más. La oposición en su afán de contratacar el “frame” que quiere imponer el oficialismo, apagó el fuego con bencina, cuando realizó la petición de leer la resolución de agosto de 1973, que declaraba al gobierno de la Unidad Popular como “inconstitucional”, acto que desató un penoso espectáculo en la cámara de diputados, por ganar el gallito ideológico de imponer una sola verdad de lo que fue todo el proceso que llevó al quiebre institucional de la democracia.
Esta ha sido la tónica de los últimos meses de un tema que sólo le interesa a esta elite y que está provocando que la clase política esté cada vez más alejada de los reales problemas que tienen actualmente los chilenos. Prueba de ello, fueron los resultados de la última encuesta Criteria donde el 56% respondió que la conmemoración “nos divide como país”, 40 puntos más de quienes piensan que “nos une como país” y raya para la suma un 48% “lo considera irrelevante” frente a un 25% que “lo considera relevante”.
El Presidente anunció en España a mediados de julio tras realizar un reconocimiento, a la figura del jurista Baltazar Garzón, una convocatoria a firmar a un compromiso democrático con todos los sectores políticos, sin embargo desde un poco antes, con la salida de Patricio Fernández como director de la conmemoración, es que las señales del Mandatario han sido sólo hablarle a su colchón de apoyo ciudadano que ronda el 30%. Hasta en los errores se quiere parecer a Allende, que es convertirse en Presidente, de los que votaron por él. El Presidente de Chile es de todos los chilenos, “sean civiles y militares”, como dijo alguna vez al asumir su mandato Patricio Aylwin.
Otra roncha que sacó en la oposición fue cuando el 13 de agosto disparó contra uno de los fundadores de RN, Sergio Onofre Jarpa, cuando dijo “desgraciadamente, gente como Sergio Onofre Jarpa terminaron sus días impunes, pese a todas las tropelías que cometieron”, en alusión a su responsabilidad como Ministro del Interior en la protesta del 11 y 12 de agosto de 1983 que terminó con 29 muertos, después la semana pasada frente al suicidio de uno de los condenados por el asesinato de Victor Jara, se refirió a él como un cobarde por suicidarse antes de enfrentar a la justicia, generándose un problema nuevamente por las diversas interpretaciones que tuvieron sus dichos. Por lo tanto,
No existe un relato que convoque a todos los sectores para esta conmemoración, sino divisoria, por un lado la derecha argumenta la crisis económica, la expropiación de empresas y de predios por parte de la Unidad Popular y la izquierda por su parte sobre la ilegitimidad del Golpe y el régimen de Pinochet. Osea, cada uno se sienta a la mesa a hablar del tema, pero con su respectivo y conveniente titular. Pero si ya eso lo hace complicado, que el Presidente insista en reivindicar la figura de Allende y de la Unidad Popular a la que esta generación son fervientes admiradores, lo hace más difícil aún. ¿Por qué? ¿Nos perdimos de algo? O los jóvenes del Frente Amplio y el Partido Comunista conocen más de la historia en relación de los que la protagonizaron. Al respecto Sergio Bitar, quien fuera ministro de minería en el gobierno de la Unidad Popular en entrevista con Emol TV, el pasado 1 de septiembre, en ese argumento dijo que “hay jóvenes que sacan de contexto e inventan un Allende”. Sobre las credenciales democráticas e inviabilidad del proyecto de la Unidad Popular el ex senador y secretario general del PS, Carlos Altamirano y uno de los más “exaltados” colaboradores de Allende, realizó años posteriores una autocrítica sobre el leninismo y las influencias teóricas del proceso revolucionario cubano, destacando que esa posición ideológica del Partido Socialista, “impidió desarrollar un programa de gobierno y un estilo político coherentes con el objetivo estratégico de transformar la sociedad chilena sin solución de continuidad institucional, sin ruptura revolucionaria” y donde remató 30 años después del golpe, “el programa de la UP era imposible por la vía pacífica”.
Otro de los argumentos recurrentes para explicar al fracaso de la Unidad Popular, fue la reconocida intervención del gobierno de Estados Unidos antes y durante el mandato de Allende. En esa línea, Clodomiro Almeyda, histórico líder del PS en 1977 escribió las siguientes líneas. “El bloqueo financiero norteamericano y los obstáculos al comercio chileno-estadounidense, agravaron la crisis de la balanza de pagos y acentuaron ciertos problemas de abastecimiento, pero no puede decirse que los haya provocado y originado”.
Ya no existió este acuerdo nacional que pretendía el gobierno por los 50 años y ahí pienso que todo tiempo pasado fue mejor y el ambiente fue más conciliador cuando a los 30 años, cuando el Presidente Lagos, volvió a abrir la entrada de Morandé, instalando el “nunca más” transversal o los “cómplices pasivos” que a los 40 años instaló el ex Presidente Piñera.
El problema o el alivio es que ya desde el 12 de septiembre, se termina la conmemoración y el país tiene que seguir funcionando y hay prioridades que aquejan actualmente a la ciudadanía, considerando que más del 70% de la población del país, no había nacido para el 73’, tienen sus prioridades en salud, educación pensiones, empleo etc. La gran pregunta pareciera ser, tras todo este espectáculo donde el ambiente quedó “eléctrico”, como dijo el Presidente Boric, es que ya que no pudieron ponerse de acuerdo en el pasado, si puedan ponerse de acuerdo en el futuro para solucionar los problemas que en septiembre de 2023 aquejan a los chilenos. La esperanza es lo último que se pierde.