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Salud mental: todo en todas partes y al mismo tiempo Opinión

Salud mental: todo en todas partes y al mismo tiempo

Alemka Tomicic
Por : Alemka Tomicic Directora de Psicología UDP Investigadora en Salud Mental en Diversidades Sexuales y de Género Centro de Estudio en Psicología Clínica y Psicoterapia UDP
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No podemos dejar esta tarea únicamente en manos de las y los profesionales de la salud mental, psicólogas(os), psiquiatras y terapeutas ocupacionales; la salud mental está en todas partes, en todas y todos, y al mismo tiempo.


Este 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. Para el 2023, la Organización Panamericana de la Salud ha definido celebrar la salud mental como un derecho humano fundamental y un bien de derecho público. El organismo señala que, en muchos países de las Américas, las personas con problemas de salud mental encuentran barreras de acceso a servicios de calidad, reciben malos tratos, en algunos casos abusos, incluso en las instituciones de salud, en las que se esperaría debiesen ser cuidadas. 

En estos últimos años, hemos llegado a comprender que la salud mental no es un aspecto independiente de nuestro bienestar general; más bien, es parte de nuestros estados emocionales y cognitivos, de nuestro estado corporal y salud física, de nuestros entornos próximos –familia, escuela, universidad, trabajo–, sociales y ambientales, e incluso nuestro entorno político.

La salud mental es multidimensional y nos acompaña, a veces, de manera silenciosa y otras ruidosa, de día y de noche. Por ello, es una cuestión fundamental a la hora de pensar a quiénes formar, en qué materias y con qué propósitos desde su ejercicio profesional de cara a velar por este derecho humano universal.

Para ampliar entonces la comprensión de la salud mental más allá de su aspecto problemático, psiquiátrico y psicopatológico, debemos comenzar por cuestionar las separaciones que la evidencia científica ha mostrado, cada vez más difusas, incluso arbitrarias, entre lo psicológico, lo corporal, lo social y lo ambiental.

Nuestro cuerpo no es un vehículo para movernos por la vida, es el escenario y productor de nuestras experiencias emocionales y psicológicas. Por ejemplo, el entorno social y político influye en gran medida en nuestra manera de experimentar y relacionarnos con otros, en la construcción de nuestra identidad, de nuestros proyectos vitales, en el sentido de justicia y reconocimiento, entre otros. El entorno ambiental, tan preponderante, influye no solo en el sentido de futuro, sino también en la posibilidad de recreación y disfrute, de desaceleración y de tranquilidad, o no, respecto a las condiciones de subsistencia.

Dicho lo anterior, y no es un planteamiento novedoso, la verdad –aunque permanentemente obliterado–, el abordaje de la salud mental debe ser intersectorial. Es decir, en colaboración y coordinación entre diferentes sectores o áreas de acción en la sociedad. Asumir esta posición implica que, a nivel gubernamental y desde la sociedad civil, en las áreas de la salud, educación, ámbito económico y laboral, urbanismo, medio ambiente, entre otras, trabajen en conjunto para promover el bienestar de la población y abordar los factores que pueden contribuir a problemas de salud mental, como el estrés en el lugar de trabajo, convivencia escolar, acceso a la vivienda, condiciones ambientales adversas, barrera de acceso a atención en salud mental, y otros. 

No podemos dejar esta tarea únicamente en manos de las y los profesionales de la salud mental, psicólogas(os), psiquiatras y terapeutas ocupacionales; la salud mental está en todas partes, en todas y todos, y al mismo tiempo. Constituye un aspecto intrínseco de la experiencia humana, que es inherentemente multidimensional.

Por tanto, su promoción y prevención debe partir de esta base. Debemos aspirar a una sociedad que fomente y entienda la salud mental como un bien público, que garantice el bienestar de sus miembros sin distinción de género, edad, etnia y origen.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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