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Desafíos y oportunidades del MinCTCI

Por: Adriana Bastías, Andrea Lagos, Fernando Valiente


Señor Director:

La semana pasada fuimos invitados a conocer y dialogar sobre los avances del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Sin ninguna duda sabemos que es una tarea de enorme envergadura, más aún al ser un desafío que arrastra también dificultades.

Uno de los consensos alcanzados en esta reunión tiene que ver con el lugar que la investigación ha venido a ocupar en la agenda nacional, donde se enlazan la política y la academia. Esto conlleva un trabajo de vinculación y de representación que involucra universidades, el CNA, organizaciones de la sociedad civil y otros ministerios, algo de lo cual ya está en camino. Desde el ministerio lo han planteado como una construcción colectiva, lo que es positivo, porque mientras más inclusión, mejores políticas y decisiones basadas en evidencia se podrán lograr.

Con esto de base, el ministerio, desde el nombramiento de sus actuales autoridades, ha trabajado en promover la investigación en las distintas áreas del conocimiento, con dos focos, uno en la comprensión del rol de la investigación por parte de la ciudadanía y otro en el servicio que esta entrega al país, cuyo valor no es sólo económico, sino también social y cultural. Es decir, la legitimidad que requiere un ministerio para ser independiente, y ser en sí mismo un pilar de desarrollo.

Esta labor ha llevado a que sus autoridades estén dedicadas a tres tareas: i) instalación del proceso administrativo cuyos plazos llegan hasta el primer semestre del 2020; ii) proceso de legitimación mencionado anteriormente con un sello ciudadano, fortaleciendo el vínculo entre investigación y ciudadanía, lo que consideramos indispensable que contenga términos de inclusión permanente y transversalidad; y iii) fortalecimiento del sistema con la misión de darle solidez, vinculando a los distintos actores que participan de él, para así aprovechar el talento y la investigación que se genera en el país.

No obstante, el trabajo de gestionar la ciencia e investigación conlleva hacerse cargo de servicios e instituciones que están en funcionamiento y que presentan desafíos y dificultades que hoy se manifiestan en la poca capacidad de apoyo al talento nacional en sus diversos niveles, desde la formación en postgrado hasta la carrera temprana del investigador/a. La falta de una gestión adecuada en CONICYT que ha afectado, por ejemplo, a estudiantes de doctorado nacional. Esto no es una casualidad, sino una consecuencia de medidas poco precavidas. Es imprescindible abordar esta situación con la seriedad que merecen hoy las investigadoras e investigadores, quienes tienen varados la última parte de sus proyectos de investigación.

Por lo anterior, esperamos que las nuevas autoridades comiencen a hacer realidad una estructura ministerial, prevista en la ley de su creación, que represente a todos y todas en propuestas de planes y políticas a corto, mediano y largo plazo. Todo esto en relación al talento que se está formando, y que se formará en el futuro, y por ende en cómo se aprovecha este talento para un desarrollo sustentable y sostenible del país.

 

Adriana Bastías (Red de Investigadoras) – Andrea Lagos (Redes Chilenas de Investigación – ReCh) – Fernando Valiente (+ciencia para Chile)

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