Señor Director:
En la discusión sobre si debiera rebajarse la jornada laboral a 40 horas, se ha esgrimido la productividad como uno de los argumentos para oponerse a ello, la cual se ha dicho resultaría seriamente dañada si se concretara dicha rebaja.
Al considerar tal argumento, solo se está tomando en cuenta las horas hombre, y no se ha considerado que la productividad depende de muchos otros factores, que inciden fuertemente en ella. Tales factores tienen relación con los procesos mismos de la empresa, los cuales deben ser altamente eficientes como para entregar al cliente un producto o servicio de calidad, que cumpla con los estándares preestablecidos, eficiencia que se relaciona con la capacitación del trabajador, con la infraestructura adecuada de la empresa, con un equipamiento acorde a lo que se pretende como resultado de los procesos, además de tecnologías modernas, todo lo cual, en caso de darse, incidirá en productos o servicios de alta calidad, lo que tendrá como resultado final una alta productividad. Se reafirma entonces que, a mayor calidad, mayor productividad.
Al contrario, si las condiciones para tener procesos eficientes no se dan, puede resultar que todavía se tengan productos o servicios de alta calidad, pero a costa de una alta tasa de defectuosos, altos niveles de rechazo y con bajos índices de capacidad de proceso, (procesos inadecuados e ineficientes), lo que redundará en una baja productividad, con las previsibles consecuencias, independientemente de la jornada laboral.
He aquí el gran desafío; mejorar la productividad con menos horas hombre. En un mercado altamente cambiante, no debe perderse de vista esta dualidad calidad-productividad, puesto que los productos o servicios que satisfacen al cliente son aquellos que le garantizan una alta calidad de origen, asegurando con ello la continuidad del negocio y de las fuentes de trabajo.
Emilio Cisternas Ulloa
Docente de Gestión y Control de Calidad
Facultad de Ingeniería
U de C