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Medicamentos indios

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Por: Helia Valencia Espinosa


Señor Director:

En el año 2012 la FDA realizó un estudio en terreno de los laboratorios indios, el cual concluyó que no cumplían con los requisitos de calidad por lo que se prohibió la comercialización de sus productos. Hace pocos meses se retiró por advertencia de la OMS un antihipertensivo que tenía una droga de origen indio con efectos cancerígenos. Otras fuentes han informado que el 20% de los fármacos de ese país son falsificados.

En mi experiencia profesional de 48 años he constatado irregularidades de la presión arterial, descompensaciones de diabetes, aumento del consumo de analgésicos y reaparición de síntomas alérgicos, entre otros, al usar medicamentos de copia y, especialmente, drogas de origen indio. Para producir las copias y catalogarlas de bioequivalentes, en India hacen estudios in vitro que son considerablemente económicos, pero que de ninguna manera garantizan que el producto sea lo que dice ser, a diferencia de los estudios in vivo, muchísimo más caros, pero confiables.

El Ministerio de Salud anunció que comprará medicamentos indios para Cenabast, es decir, para ser entregados a la inmensa mayoría de chilenos, los cuales deberían estar muy agradecidos por esta preocupación. Creo que esta decisión actualiza una discusión no resuelta respecto a cómo debe ser tratada la producción, control de calidad y comercialización de estos insumos llamados medicamentos, sustancias destinadas a corregir trastornos de la salud y que tan livianamente son considerados una mercancía y tratados como tal. Lo triste, a mi juicio, es que la entidad rectora de la salud en Chile piensa lo mismo.

El costo de los medicamentos es importante, pero no es lo más importante: garantizar la mayor seguridad posible en su uso no es un derroche. No se ha olvidado la muerte de lactantes por errores groseros en la fórmula de un laboratorio que producía una copia de un alimento que lleva años en el mercado sin incidentes, ni la sanción a un laboratorio de bajo costo que producía con agua contaminada. Hablamos de Salud, un derecho humano universal.

Otra cosa es la comercialización. Si no fuera un buen negocio no habrían tantas farmacias. Las promociones 2×1, los 20% de descuento, los clubes de fidelización realmente me avergüenzan. No es posible que el Ministerio de Salud avale que las personas de menos recursos tengan que tomar cualquier cosa mientras los rangos de ganancia en la venta de medicamentos son usureros. No es comprando productos de baja calidad y menor costo que mejorará la salud en Chile.

Dra. Helia Valencia Espinosa

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