Señor Director:
Históricamente niños y jóvenes han participado activamente en procesos de cambios
sociales determinantes para nuestro país. Los movimientos estudiantiles son la prueba
fehaciente de su capacidad de agencia y protagonismo. Sin embargo, las estructuras
institucionales y los mecanismos tradicionales del ejercicio del poder los han excluido de
una participación directa en aquellas decisiones que les conciernen.
En un momento, donde se traza la ruta del proceso constituyente, es imprescindible
reconocer, promover y legitimar los espacios de deliberación en donde participan niños,
niñas y jóvenes. El desafío será vincular esos espacios en la elaboración de una nueva
Constitución que contenga aquellos principios que son fundamentales para garantizar el
reconocimiento de los niños como sujetos de pleno derecho.
El proceso de elaboración de una nueva carta fundamental, que incluya a las infancias y
juventudes, es una oportunidad inédita para reconstruir el diálogo intergeneracional en
un escenario donde la crisis ha puesto en evidencia las brechas de participación e
inclusión para el ejercicio ciudadano.
Camilo Morales Retamal
Coordinador Programa de Estudios Interdisciplinarios en Infancias
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de Chile
