Una nueva plaza para Chile
Señor director:
El espacio que históricamente conocimos como Plaza Italia, rotonda Baquedano o recientemente como plaza Dignidad está viviendo una transformación profunda, probablemente la más significativa desde su creación. Las obras en curso —que integran parques, reorganizan vialidad y prometen una verdadera plaza de encuentros— representan una gran oportunidad para Santiago y el país: la posibilidad de contar con un espacio urbano único para impulsar cohesión social. Se trata no solo de cumplir con funciones prácticas de conectividad entre oriente y poniente, el proyecto de la nueva Alameda, sino que también de acercar a las personas e identificar ente ellos a los chilenos. La memoria de lo que este lugar construyó en Chile importa. Y mucho. Ahora hay que poner atención en ello.
La manera cómo se han comunicado estos cambios, describiendo el desarrollo de una infraestructura más conectada y amable con el peatón, plantea un desafío que es aún más complejo: cómo construir significado simbólico en alusión al lugar de esa plaza masiva y temporal que todos conocimos y recordamos como Plaza Italia. Ese lugar que aparecía y desaparecía a propósito de una sincronía entre chilenos. El escenario para celebraciones, protestas y expresiones ciudadanas de todo tipo es de gran valor para Chile porque ha construido narrativas comunes de nuestra historia que nos representan. Entonces, no se trata solo de organizar la superficie del lugar sino de proponer ahí elementos y objetos urbanos que nos conecten de otra forma. Es necesario comprender la carga histórica y simbólica que tiene el lugar y hacer algo con ello. Nada más y nada menos.
Este nuevo espacio aún no tiene un nombre definido y probablemente no lo tenga por algún tiempo. Se sigue refiriendo a él como plaza Baquedano porque quizás se quiere traer de vuelta al general, algo que probablemente estuvo siempre considerado desde el día que se decidió dejar el plinto vacío. Bastante ha sucedido desde entonces. Quizás debiesen existir otros nuevos monumentos. La identidad de esta nueva plaza se irá forjando con las nuevas narrativas que surjan desde lo que ahí se disponga y suceda. ¿Quizás sea el momento de resituar los monumentos del entorno existente o de centralizar al genio de la libertad que nos regaló Italia? Las formas que allí se organicen serán muy relevantes para crear un nuevo patrimonio inmaterial y una nueva narrativa con toques de subjetividad que nos proyecte en el tiempo.
En vísperas de un nuevo Día del Patrimonio, vale la pena preguntarnos si estamos haciendo todo lo necesario para cuidar, manejar y preservar aquello que es de valor inmaterial. Eso que nos identifica y nos recuerda quienes somos. La solución vial y la conectividad de los parques es importante, pero no puede ser lo único. Este es el momento de actualizar una plaza Italia que refleje nuestras complejidades, memorias, alegrías y aspiraciones comunes. Una plaza en grande, que sea verdaderamente de todos.
Rodrigo Tisi
Arquitecto
Director Magíster en Ciencias del Diseño
Escuela de Diseño Universidad Adolfo Ibáñez