No olvidemos al Congreso
Señor Director:
Cada cuatro años pareciera que todo el debate político gira exclusivamente en torno a quién llegará a La Moneda. Pero es necesario recordar que gran parte del destino del país también se define en el Parlamento.
Este 4 de julio se conmemora el Día del Congreso Nacional y en medio del ruido de las candidaturas presidenciales, no olvidar que las leyes, reformas y decisiones que inciden directamente en la vida cotidiana de los chilenos pasan por el Congreso. Sus integrantes no son meros acompañantes del poder ejecutivo, sino representantes con deberes concretos y una responsabilidad directa ante la ciudadanía.
Sin un Congreso activo, productivo y conectado con las necesidades sociales, ninguna agenda de cambio es sostenible. Lo hemos visto en reformas que se estancan durante años y en discusiones que muchas veces parecen más pensadas para generar titulares que para responder a las prioridades reales de las personas. Pero también lo hemos visto cuando el Congreso ha sido capaz de canalizar demandas urgentes o frenar decisiones que habrían significado un retroceso.
¿Cómo mejorar la representación y devolverle a la política su sentido público? Se necesita responsabilidad ciudadana. No basta con ir a votar por obligación. Es necesario informarse, conocer qué hacen nuestros representantes y exigir una política al servicio de todos. La democracia no se sostiene sola y, aunque imperfecto, el Congreso sigue siendo uno de sus pilares fundamentales.
Antonella Fuentealba
Estudiante de Periodismo de la Universidad de Concepción