Opinión
El caso de Starbucks y el café con Carabineros es la última de estas novedades. Cierto que es positivo y necesario que la policía uniformada incentive estrategias para mejorar su relacionamiento comunitario, así como también abordar su objetivo de recuperar los niveles de confianza hacia la institución, pero cabe preguntarse cuál fue el análisis para entender que eso, necesariamente, pasa por establecer un convenio con Starbucks y disponer de 360 carabineros en una acción de relaciones públicas.
Es claro que la seguridad pública es un problema de primer orden para cualquier autoridad e institución. Sin embargo, el último tiempo hemos visto algunas iniciativas que, más que dar soluciones, abordan el problema desde aristas punitivas, populistas o poco efectivas: toque de queda para jóvenes en Quilpué, cursos de tiro para capacitar a vecinos de La Reina en el uso de armas de fuego y el café con Carabineros.
También en los últimos años hemos visto desfilar por las pantallas de TV botones de pánico, drones, remedos de la policía municipal, entre otras medidas que, luego de aparecer en las pantallas, caen en el olvido hasta la próxima “novedad del año”. Nadie evalúa estas iniciativas.
El caso de Starbucks y el café con Carabineros es la última de estas novedades. Cierto que es positivo y necesario que la policía uniformada incentive estrategias para mejorar su relacionamiento comunitario, así como también abordar su objetivo de recuperar los niveles de confianza hacia la institución, pero cabe preguntarse cuál fue el análisis para entender que eso, necesariamente, pasa por establecer un convenio con Starbucks y disponer de 360 carabineros en una acción de relaciones públicas.
Starbucks es una compañía de nicho, que tiene la mayor parte de sus 120 locales ubicados en las comunas del sector oriente de la Región Metropolitana y en centros comerciales de otras comunas. Lejos en distancia, foco y realidad de los ciudadanos que más sufren la escalada de violencia e incremento objetivo de delitos en la capital. Para qué hablar de lo que ocurre en regiones. ¿Cómo se hará el relacionamiento en las comunas donde no está la señalada cafetería?
La seguridad es un asunto complejo. Así lo ha señalado la prpopia institución policial. Por lo que el efectismo es una mala política para enfrentar este tema. En primer lugar, porque luego del primer impacto de medidas como estas, no existen verificadores serios para comprobar su supuesta efectividad. Efectismo y efectividad son distintos.
Lo mismo ocurre en los casos de Quilpué y La Reina, donde el foco de la iniciativa pareciera estar puesto en lo comunicacional por sobre lo resolutivo. Además, no se enmarca ninguna de las dos medidas en las atribuciones y deberes de los municipios en seguridad local. Parece populismo.
No debemos fomentar el uso de armas, no debemos restringir las libertades ni priorizar tomarse un café para acceder a una interacción con Carabineros, pues no resuelve lo que millones de chilenos y chilenas vivimos en nuestros barrios. Nuestra misión es colaborar y articular las labores de prevención en tales comunas y barrios.
Profundizar y mejorar el trabajo del Modelo de Integración de Carabineros en la Comunidad, mayor relacionamiento desde barrios y organizaciones, más enfoque desde modelos que relevan lo próximo, cotidiano y lo local, es una estrategia avalada y recomendada, que va en la misma dirección, pero con mejor pertinencia y contenido. Puede parecer menos glamoroso, pero es más serio y efectivo.
