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Que Trump no pierda a Alemania Opinión

Que Trump no pierda a Alemania

Leonid Bershidski
Por : Leonid Bershidski Columnista de Bloomberg
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Lo que es realmente aterrador aquí no es solo la implicación de que, 30 años después de la caída del Muro de Berlín, Alemania pueda volver a ser considerada una amenaza para la seguridad nacional de EE.UU. Es que un arancel de 25 por ciento podría borrar gran parte del crecimiento económico de Alemania, que se espera alcanzará solo el 1 por ciento este año. Según un informe de Oxford Economics de 2018, las tarifas eliminarían 0,2 punto porcentual de dicho crecimiento, y tal vez el doble debido a la mayor incertidumbre y la reducción de la inversión.


Si el presidente Donald Trump reacciona ante la posible conclusión del informe del secretario de Comercio, Wilbur Ross -que las importaciones de automóviles alemanes son una amenaza para la seguridad nacional, la relación entre EE.UU. y Alemania podría caer al punto más bajo de la era pos segunda guerra mundial. Presuntamente, para Trump esto sería una menor amenaza para la seguridad que los Mercedes-Benz y BMW.

El contenido del informe aún no se ha hecho público. Pero Trump anteriormente había amenazado con imponer un arancel de 25 por ciento a los autos fabricados en el extranjero, y el informe de Ross podría convertirse en su justificación. Los alemanes y sus socios en la Unión Europea esperan lo peor, incluso si algunos de ellos han tratado de ignorarlo («como ciclista, lo admito, simpatizo con la evaluación de @realDonaldTrump de que los autos (alemanes) son un reto en términos de seguridad», tuiteó el lunes Ralf Beste, director de planificación de políticas de la Oficina de Relaciones Exteriores de Alemania).

En la Conferencia de Seguridad de Munich el sábado, la canciller Angela Merkel habló como si conociera los contenidos del informe de Ross:

«La planta más grande de BMW está en Carolina del Sur, no en Baviera, sino en Carolina del Sur. Carolina del Sur entrega a China. Si estos autos, que se construyen en Carolina del Sur, así como los que se construyen en Baviera, de repente representan una amenaza para la seguridad nacional de EE.UU., entonces eso nos asusta».

Lo que es realmente aterrador aquí no es solo la implicación de que, 30 años después de la caída del Muro de Berlín, Alemania pueda volver a ser considerada una amenaza para la seguridad nacional de EE.UU. Es que un arancel de 25 por ciento podría borrar gran parte del crecimiento económico de Alemania, que se espera alcanzará solo el 1 por ciento este año. Según un informe de Oxford Economics de 2018, las tarifas eliminarían 0,2 punto porcentual de dicho crecimiento, y tal vez el doble debido a la mayor incertidumbre y la reducción de la inversión.

La semana pasada, el Instituto Leibniz de Investigación Económica de la Universidad de Munich informó que la tarifa punitiva costaría a Alemania el 7,7 por ciento de sus exportaciones de automóviles y el 4,9 por ciento de las ventas totales de automóviles. Reduciría el valor agregado en la industria automotriz en cerca de 7.000 millones de euros (US$7.900 millones) y reduciría la producción económica de Alemania en 5.000 millones de euros, o aproximadamente el 0,1 por ciento.

La economía alemana ya se está desacelerando y los aranceles bien podrían provocar una recesión.

Incluso más que la presión reciente de EE.UU. en otros frentes: el acuerdo nuclear con Irán, el gasoducto Nord Stream 2, el equipo chino para redes móviles 5G, esto equivaldría a una acción hostil, comparable en efecto a las sanciones que EE.UU. ha impuesto a Rusia. Un adversario, no un aliado. Uno podría perdonar a los alemanes por preguntarse acerca de la diferencia en la vida real entre una alianza con EE.UU. y las relaciones hostiles con ella.

De hecho, ya se lo están preguntando. Varias encuestas recientes han mostrado una profunda insatisfacción alemana con respecto a las relaciones con EE.UU. Según una encuesta encargada por Atlantik-Bruecke, el lobby pro EE.UU. de Alemania, el 85 por ciento de los alemanes evalúa la relación como «bastante negativa» o «muy negativa» y el 58 por ciento dice que Alemania necesita distanciarse más de EE.UU. Esta encuesta y otra, DeutschlandTrend, muestran que los alemanes consideran a China como un socio más confiable que EE.UU. Otra encuesta reveló que los alemanes consideran a EE.UU. como la mayor amenaza para la paz mundial, superando a Corea del Norte y Rusia.

Nada podría reforzar estas percepciones más efectivamente que infligir daño económico a uno de los símbolos más potentes del orgullo alemán, la industria automotriz. Trump puede pensar que simplemente está siendo poco amigable con Merkel, quien no ha podido ocultar su disgusto por él, pero en cambio, está a punto de alienar a todo el país. La encuesta de Atlantik-Bruecke muestra que los votantes de los principales partidos alemanes están unidos en su evaluación negativa de las relaciones germano-estadounidenses.

La administración de Trump debería dar un paso atrás y considerar si quiere seguir avanzando por este camino. Las encuestas alemanas muestran que EE. UU. ya no está solamente socavando una antigua alianza sino que está arruinando su imagen en el país más poderoso de Europa y está haciendo que los alemanes reevalúen el legado que ha dejado EE.UU. tras siete décadas de haber aceptado la dirección de EE.UU. en la erradicación del nazismo. Nada bueno puede resultar de tal reevaluación.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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