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Un barómetro comunicacional para el desastre Opinión

Un barómetro comunicacional para el desastre

Gonzalo Bacigalupe
Por : Gonzalo Bacigalupe Sicólogo y salubrista. Profesor de la Universidad de Massachusetts, Boston e investigador CreaSur, Universidad de Concepción
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Informarse de modo cotidiano a través de la prensa escrita continúa en un descenso estrepitoso en comparación con la prensa digital y los medios digitales que se utilizan de modo cotidiano por las personas conectadas. La necesidad de información para reducir la incertidumbre en casos de desastres puede aumentar la capacidad de información falsa. Esta circula a mayor velocidad a través de los medios privados de comunicación, como WhatsApp. Pero las personas conectadas no necesariamente aceptan las noticias falsas, existe un creciente conocimiento que previene la simple aceptación de estas. Las personas conectadas pueden ser el recurso menos utilizado y, al mismo tiempo, el más poderoso.


Nuevamente, el país se vio enfrentado a una emergencia originada por el comportamiento de nuestra naturaleza. Las alertas de lluvia y ráfagas de viento, primero, y luego una serie de tornados, “esporádicos pero no ajenos”, se tomaron los medios de comunicación y las conversaciones con la familia o el trabajo. Nuestra historia está llena de estos eventos, son parte de nuestra identidad. En CIGIDEN estamos analizando los datos de una encuesta nacional de ciudadanos conectados, que respondieron a una serie de preguntas sobre sus hábitos comunicacionales, percepción del riesgo, confianza respecto a las autoridades, y las noticias falsas que circulan en medios sociales en contexto de desastre y emergencia.

Para nuestros encuestados, los medios de comunicación tradicionales aparecen cubriendo hechos relevantes, pero mayoritariamente desconfían de la información que proporcionan.

Más personas desconfían de la información de los diarios, televisión y radio, que aquellas que sí encuentran esa información fiable. Sin embargo, la información proporcionada a través de medios como Facebook o Twitter se considera aún menos precisa que la de los medios más tradicionales.

Informarse de modo cotidiano a través de la prensa escrita continúa en un descenso estrepitoso en comparación con la prensa digital y los medios digitales que se utilizan de modo cotidiano. Los temas que más interesan a aquellos que están conectados son los relacionados con el medio ambiente, la ciencia y la tecnología. Los temas relacionados con la delincuencia, los deportes y la farándula, aparecen al final de la lista.

Ahora bien, si el consumo de información va en ascenso en los medios sociales, se hace más factible el acceso a noticias falsas. Noticias que pueden tener un efecto particularmente negativo durante una situación de emergencia o desastre.

Es justamente en los temas relacionados con el desastre, el medio ambiente y la salud, donde las noticias falsas parecieran tener más relevancia. Un resultado similar puede observarse en términos de credibilidad. Las noticias más creíbles son aquellas que se relacionan con temáticas de salud y medioambiente y con ellas, además, una tendencia a la acción de compartirlas.

Los medios sociales, como lo demuestra nuestra encuesta, no han reemplazado a los medios tradicionales, pero se han acoplado a ellos. Cuando ocurren eventos naturales como los de la semana pasada, cuando varios tornados nos recordaron que la naturaleza no se ajusta a nuestras decisiones respecto a donde habitamos, los ciudadanos aterrorizados buscaban información al mismo tiempo que la creaban a través de imágenes y videos producidos con sus celulares e inmediatamente diseminados a otros. Este acoplamiento, además, particularmente durante la emergencia, se produce desde los ciudadanos a los medios de comunicación.

La visión aterrada de una pareja desde un departamento en una de las ciudades donde llegó un tornado, se transformó en parte de las noticias que transmitieron a través de un canal de televisión. Los ciudadanos más conectados construyen la experiencia de la emergencia en conjunto con el corresponsal que entrevista a aquellos que perdieron su casa. Por unas horas al menos, la co-construcción de la emergencia y de la realidad, se arma a partir de aquellos que tienen acceso a las redes sociales. Más tarde, son los medios de comunicación los que generan el discurso oficial acerca de ellas.

Cuando a los encuestados se les sugiere el siguiente escenario: un desastre afecta la localidad donde vives y, a pesar de que estás a salvo, aún no sabes la magnitud de los daños o si tus seres queridos pudieron verse afectados, ¿qué medios utilizarías para informarte de la situación? Prender la radio o televisión y hacer un llamado por teléfono, continúan siendo lo primero que las personas eligen.

La penetración de los medios sociales privados, sin embargo, también suben a la primera prioridad. WhatsApp es tan importante como la radio y el llamado telefónico. Aun cuando nuestra encuesta muestra preferencias, debemos asumir que conviven todas en una misma persona. Escuchamos la radio, la televisión, intercambiamos textos con nuestras primas y amigas y tratamos de llamar por teléfono a nuestra abuela.

La necesidad de información para reducir la incertidumbre, sin embargo, puede aumentar la capacidad de información falsa. Esta circula incluso a mayor velocidad a través de los medios privados de comunicación como WhatsApp. Los medios sociales públicos como Facebook y Twitter son parte de esta transmisión, pero también dan cuenta de una capacidad inmediata de desmentirlas. Las personas conectadas no necesariamente aceptan las noticias falsas, existe un creciente conocimiento que previene la simple aceptación de estas. Las personas tienen una sabiduría comunicacional que debemos conocer y reconocer.

Más investigación que nos permita entender el uso de los medios privados de comunicación y que los gestores de la emergencia adopten los mismos medios para informar e informarse, es muy importante. De hecho, en un estudio anterior del uso de las redes sociales, nos encontramos con redes de voluntarios en línea que son muy activos en compartir información útil para sus congéneres. Las personas conectadas pueden ser el recurso menos utilizado y, al mismo tiempo, el más poderoso.

En conclusión, la incertidumbre en relación con cómo la naturaleza se comporta es omnipresente y se revela con frecuencia en nuestro país. No estamos seguros cuando no podemos predecir el futuro, no podemos decidir qué hacer, hay ambigüedad y se provoca un sentimiento general de duda o inquietud. En esas circunstancias los medios de comunicación tradicionales juegan un papel central. Las personas prenden la radio y la televisión.

En esta última década, sin embargo, los medios sociales se han acoplado aceleradamente a las herramientas que utilizamos para disminuir esa incertidumbre. En los últimos años, la penetración masiva de WhatsApp, que es un medio privado de comunicación del cual los investigadores sabemos poco, debido a que a la información transmitida a través suyo solo tienen acceso las redes privadas a las que pertenecemos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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