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La batalla que viene: el contenido de la nueva Constitución Opinión

La batalla que viene: el contenido de la nueva Constitución

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A menos de dos meses del plebiscito más importante desde la vuelta a la democracia, son distintas las discusiones y momentos que debemos tener presente para terminar con la Constitución de Pinochet. Pero a la vuelta de la esquina, tenemos el momento que tendrá a Chile por lo menos hasta el 2021, debatiendo, y es sobre el contenido de la madre de todas las leyes. El nuevo Chile ya comienza a escribirse.


El contenido para la Nueva Constitución será una discusión que tendrá al país en un fuerte pero enriquecedor debate, quizás como nunca antes en su historia, ya que necesariamente serán los nuevos marcos del quehacer político. Al ser una hoja en blanco, podemos pensar en serio el nuevo que país que queremos generar.

Chile llega en un momento muy importante para los desafíos globales. Sin duda, la crisis civilizatoria en torno al cambio climático, será el marco de acción durante este siglo. Por eso, el contenido que salga de esta Constitución 2020 debe ser en clave ecologista, pero también y como los movimientos sociales lo han venido trabajando durante esta década, debe ser en clave feminista, la de los pueblos originarios, sobre la reivindicación de los bienes comunes, y la autogestión de la población. Chile leva años levantando las banderas por el Apruebo.

Elementos de la nueva Constitución

Entrando de lleno al debate de cómo se debe ir configurando esta Nueva Constitución hay aspectos centrales.

Debemos pensar ya la forma del nuevo Estado chileno y cuál es la competencia de cada poder del Estado; en cómo no deben interferirse unos con otros y colaborar unos con otros. Asumir también, que no son solo los tres poderes del Estado sino también está el poder Contralor y un Tribunal Constitucional, que esperemos que la Nueva Constitución lo modifique sensiblemente en sus competencias y la manera de cómo se eligen sus integrantes.

Se pone todo más interesante y aunque obvio, cuando hablamos de los capítulos fundamentales de derechos fundamentales, ya que aunque suene obvio, gran parte de los estados a nivel global comparten los derechos de los estados y derechos humanos porque son parte de los tratados internacionales suscritos. Sin embargo, esos capítulos en la Nueva Constitución serán muy importantes, porque no hay duda de que se consagrarán los derechos civiles o derechos políticos, pero sí hay duda de si van a consagrarse y de qué manera lo harán los derechos sociales, que están detrás de las demandas del movimiento social por lo menos durante la última década, tales como educación, salud, vivienda, o medio ambiente. La pregunta es si lo consagraremos en la Constitución o lo dejaremos para las leyes que dicte el nuevo congreso o políticas públicas. Básicamente, la demanda por derechos sociales no mercantilizados, es transversal pero estará en constante duda y necesita ser empujado de manera transversal en todos los sectores sociales y políticos.

También debemos poner sobre la mesa, la desconcentración del poder: o sea, descentralizar el poder. Ahora, ¿cómo lo hacemos? Este país ha sido muy jerárquico en toda su historia y siempre hay uno que manda y los órganos colegiados mandan bien poco. Por eso, es clave en avanzar a un mayor equilibrio de los poderes locales. En consecuencia, el debate parte en si mantenemos o no el hiperpresidencialismo, o más bien, el presidencialismo monárquico que tenemos versus por ejemplo, un régimen más mixto o parlamentario. Hay que terminar con la forma como se ejerce el poder hoy en Chile: menos facultad para el o la presidenta y más facultades para el congreso nacional y las comunidades, esto significa, restablecer los poderes. También, el rol de los municipios y gobiernos locales, regular bien lo que dicen, modificar la ley de municipalidades para que no repliquen el presidencialismo que hay a nivel nacional, teniendo así, concejos municipales muy débiles.

La esperanza de los movimientos sociales

 Nuestra Nueva Constitución está en el marco del debate internacional del colapso del neoliberalismo y de un mundo que cambió; la democracia está en problemas pero no le pasemos toda las cuentas al régimen político democrático que está ligado al sistema económico capitalista-neoliberal, reforzado por una doctrina que es mucho más que un sistema económico. Por eso, debemos tener en cuenta siempre en que hay que desmontar ello que son la causa de las carencias de derechos humanos básicos.

 Los movimientos sociales han generado un repertorio de propuestas sustantivo durante esta década, cuestionando las lógicas y unidireccionalidad de la democracia representativa para avanzar hacia una democracia participativa, desde dimensiones de barrio y municipales. La Capacidad de articular estas demandas y propuestas para una propuesta nacional de mayor envergadura que nos lleve al tránsito de una sociedad postneoliberal, es la gran complejidad que este proceso constituyente nos invita a ejecutar y concretar.

Para las siguientes etapas del proceso constituyente, más allá del Plebiscito del 26 de abril, debemos informarnos, hay que estar ahí, hay que hacer un mega esfuerzo para activarse y por supuesto, seguir exigiendo incluso luego de la Nueva Constitución.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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