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Además del virus, la sospecha mutua es el mayor desafío que debemos superar Opinión

Además del virus, la sospecha mutua es el mayor desafío que debemos superar

Zhou Yi
Por : Zhou Yi Consejero Político de la Embajada de China en Chile
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El 10 de abril, El Mercurio reeditó un artículo publicado en The New York Times de la Sra. Vivian Wang, en el que se acusó a China de ser el lugar de origen del Covid-19, de ocultar información sobre la epidemia, y utilizar la ayuda antiepidémica al exterior como estrategia geopolítica. De hecho, estos tres cuestionamientos han reflejado un problema psicológico que padecen ciertas personas, que es acusar y sospechar sin fundamento, y si se deja desarrollar dicho problema, la salud estará perjudicada a largo plazo.

¿De dónde viene el Covid-19? Es una pregunta muy importante, porque si no encontramos el origen del virus e identificar sus vías de propagación, es difícil conseguir una prevención eficaz de la epidemia. Además, cuando ocurre un suceso dramático, todos queremos saber el porqué. Pero como se trata de un problema científico, se deben seguir los métodos científicos para realizar las investigaciones y sacar la conclusión, y no podemos dejarnos desviar por las especulaciones de unos pocos. Es un hecho que el brote del Covid-19 estalló primero en Wuhan, pero dados los intercambios globalizados y el gran movimiento de personas, no se puede concluir que el virus se haya originado en Wuhan. Nos oponemos firmemente a cualquier intento de aprovechar la epidemia para estigmatizar China y Wuhan. Los científicos de todo el mundo están investigando el origen del nuevo coronavirus día y noche, y debemos esperar con paciencia hasta que ellos lleguen a la conclusión definitiva.

Hay gente que ha acusado a China de haber ocultado el alcance del brote, lo cual es una distorsión total de la realidad. Nadie puede prevenir un nuevo virus y se necesita un proceso para conocerlo y reaccionar. De hecho, en pocas semanas, China ya reportó a la OMS toda la información obtenida, compartió en primer tiempo la nueva secuencia del gen del virus con los países del mundo, y llevó a cabo en primer tiempo la cooperación internacional de los expertos en la prevención y el control de la epidemia, lo que ha sido positiva y universalmente valorado por la comunidad internacional. Mientras tanto, ante el azote del coronavirus, algún país insistía en que no habría ningún problema, solo para proteger su economía o ganar las elecciones. Al respecto, el editor en jefe de la revista médica The Lancet, durante la entrevista reciente con la BBC ha dicho claramente que el mensaje emitido por China es muy claro y desafortunadamente hemos desaprovechado todo el febrero.
También hay gente que ha cuestionado la ayuda exterior de China, lo cual carece de fundamento. China es una civilización antigua con 5 mil años de historia y el pueblo chino ha experimentado y combatido numerosas desastres sacando muchas experiencias tales como «cuando un lugar se encuentra en dificultad, las ayudas deben venir de todos los lados». Después del estallido del brote en Wuhan, el gobierno central reunió enseguida los mejores recursos médicos a nivel nacional para apoyar esta ciudad y la sociedad civil también tomó acciones. Un agricultor común y corriente de la provincia de Sichuan donó 50 toneladas de verduras a los ciudadanos de Wuhan.

Nuestra ayuda al exterior también se basa en los mismos hábitos culturales y mentalidades. Sabemos que el mundo ya es una aldea global, y los pueblos de todos los países son una comunidad de destino compartido. Creemos que «si uno siempre está dispuesto a hacer el bien, aunque no le llega la felicidad, la mala suerte se le alejará», y por eso ayudar a otros países a combatir la epidemia es ayudarnos a nosotros mismos. Esperamos que los otros países puedan inspirarse de nuestras experiencias antiepidémicas, aprovechando la oportunidad y reaccionando mejor.

Cuando dedicamos todo nuestro tiempo y esfuerzo a la lucha mundial contra la epidemia, un puñado de personas no hace otra cosa que poner palos en la rueda cuestionando las intenciones de China. Si China se sintiera agraviada y se pusiera sentimental, y no ofreciera ayuda ni exportara los materiales médicos, ¿quién sería el perjudicado? Claro que China no se infectará con esta enfermedad de sospecha y seguirá trabajando firmemente con todos los países para luchar contra la epidemia.

Estuve de vacaciones en Beijing a principios de este año, coincidiendo con el brote de la epidemia. He visto con mis propios ojos la gran determinación política del gobierno chino, que presionó resueltamente el botón de pausa del desarrollo para proteger la vida y salud del pueblo. Y a pesar de las vacaciones de la Fiesta de Primavera, el pueblo, consciente y unido, voluntariamente canceló las visitas familiares, las reuniones entre amigos y todas las actividades de recreo fuera de casa. Por eso la victoria preliminar en la lucha contra la epidemia que China ha logrado en dos meses, se debe principalmente a su gobierno fuerte y su pueblo con principio y sentido de sacrificio.

Lord Russell, el gran filósofo británico, decía en su último mensaje para el futuro que, en este mundo cada vez más interconectado, debemos aprender un tipo de caridad y torelancia, lo cual es absolutamente vital para la continuación de de la vida humana. El amor es sabio, el odio es tonto. En los últimos meses, he visto mucho más abnegación y caridad que odio e indecencia, y no puedo olvidar que dos niñas chilenas, Danna Suárez de 5 años y Emilia Paz de 8 años, tomaron el pincel y dibujaron un lindo panda y una hermosa niña que lucha contra el virus con las frases como «Tu puedes, China» y «Chile está contigo».

Ante el enemigo común del COVID_19, tenemos que aprender de las experiencias en la lucha antiepidémica anterior y ser más unidos para promover las cooperaciones a nivel mundial superando las interferencias de las sospechas y acusaciones mutuas, y tomando la seguridad de vida del pueblo como prioridad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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