Opinión
La crisis sanitaria que por estos días afecta a Chile y el mundo, además de relevar las deficiencias de nuestros sistemas de salud, también ha puesto de manifiesto las notorias desigualdades derivadas de la diferente ubicación geográfica. Tal situación se traduce en inequidades entre las oportunidades entregadas en la ciudad versus las del campo chileno en materias tales como desarrollo de pymes, crecimiento y posicionamiento tanto en crisis sanitarias, como a su vez la crisis hídrica que afecta hace más tiempo ya a nuestras comunidades rurales. En efecto, muchos de nuestros agricultores familiares mermaron la entrega de hortalizas y vegetales a pequeños y medianos empresarios, que cerraron locales como a consecuencia de la crisis sanitaria y sus variantes económicas.
Existe el importante desafío de recuperar la ruralidad de nuestro país, entendida en su dimensión económica, pero también como una forma de vida dotada de su propia especificidad. Viendo esto como una oportunidad, podremos superar viejas concepciones del campo como símil de analfabetismo, precarización laboral, y, en definitiva, casi como objeto permanente de ayuda o subsidio. UNa nueva forma de relacionarnos con la ruralidad, con un nuevo lenguaje de aumento de la producción económica, mediante innovación y nuevas fuentes de empleos, pondrá al campo y sus comunidades como sujetos de su propio desarrollo.
Las cifras respaldan la importancia de la agricultura para nuestra región. Hoy la agricultura familiar en nuestro país se concentra en casi un 75% entre el Maule y Los Lagos. En las regiones del Maule, O’Higgins y la Araucanía, la participación del empleo agrícola supera el 20%,, donde nuestra región aporta al comercio exterior, según el INE, 181.1 millones de dólares para el primer del trimestre del año 2020, encontrando a China entre los principales compradores.
Durante esta crisis sanitaria producto del COVID- 19, la posibilidad de transporte, venta y entrega de productos del campo se ve mermada, frenando el crecimiento productivo tanto pequeños y medianos agricultores como pescadores, posicionando un 6.2% de desempleo en el primer trimestre del 2020 para tales rubros.
Esto nos lleva a la reflexión de la importancia de la consideración de experiencias internacionales que llevaron al desarrollo productivo y crecimiento económico basado en iniciativa pública y privada con fuerte carga en la innovación y utilización de tecnologías del internet ¿Y a qué me refiero con esto? Aumentar y llevar las propuestas actuales de capacitación que ha presentando INDAP y SERCOTEC (totalmente valoradas) a nuestros agricultores familiares.
Es nuestro rol devolver esta discusión a lo técnico y, mediante innovación, darle el rol y valoración al aporte que realizan nuestros agricultores, para así mejorar su calidad de vida y proporcionar nuevas herramientas productivas, de modo tal que esta crisis sea una puerta a nuevas ideas, al desarrollo y a la diversificación de la economía.
Por ejemplo las iniciativas internacionales tales como el caso de China con sus Taobao Villages, iniciativas que permiten la venta online de agricultores, están transformando la China rural, aportan fuentes de empleos a personas que capacitan en alfabetización digital, ingenieros en el diseño de gestión y conectándolos con diseñadores y publicistas para posicionar la estrategia de expansión rural. La iniciativa descrita ha ayudado a elevar la calidad de vida y la conveniencia para millones de chinos rurales, sólo desde el fuerte deseo de integrar al campo y tecnología.
El advenimiento de las plataformas digitales ha estimulado el crecimiento de las empresas rurales y la forma en que los ciudadanos chinos rurales consumen y producen. En el campo chino, cada vez más personas encuentran información en línea, ordenan productos en mercados digitales, e incluso venden sus propios productos en plataformas de comercio electrónico como Taobao, posicionándolos como nuevos actores competitivos en las ciudades, nueva competencia para los grandes supermercados, y nuevas formas de proveer a almaceneros.
Finalmente, y tomando como ejemplo el modelo comercial, chino rural, no cabe duda que podría implementarse y replicarse en nuestro país. Su aplicación sería de tremenda utilidad no solo en tiempo sin pandemia, sino por sobretodo, durante la contingencia.
Esto se construye conjugando varios elementos, por un lado la voluntad política, un necesario cambio de paradigmas y el aporte de insumos a agricultores para el desarrollo de la política antes presentada, capacitación de procesos de venta en línea, con su seguimiento correspondiente, entre otros; todo lo cual genera una virtuosa cadena que demandará mano de obra y dará dinamismo a economías generalmente deprimidas en nuestras zonas rurales.
Mezclando la sabiduría del sentido común del campo chileno, con experiencias ya probadas, se nos abren oportunidades en la toma de decisiones públicas en pos de una nueva economía para Chile.
Los beneficios serían gigantescos en crecimiento y transformación de la agricultura familiar en Chile por medio de la incidencia de impacto que tiene el comercio electrónico sobre la economía, se acercaría el comercio electrónico desde las ciudades urbanas hasta las comunidades rurales donde ocurre la producción primaria, el E-commerce fomentado por el Estado creará nuevas oportunidades para mejorar el nivel de vida y proporcionar un nuevo mercado en tiempos de contingencia. Establecer plataformas viables y seguras, resguardadas en su desarrollo y licitadas por el estado nos permitirá un crecimiento económico diverso, con rostro humano y en armonía con las necesidades y especificidades del campo chileno.
