Publicidad
La izquierda me tiene chato… por inconsecuente Opinión Crédito foto: Aton, imagen referencial

La izquierda me tiene chato… por inconsecuente

Juan de Murcia
Por : Juan de Murcia El nombre de este perfil corresponde a un seudónimo para proteger la identidad de su autor/a
Ver Más


Sí, me tienen chato. El paradigma de la inconsecuencia, esa es la izquierda chilena. Pero veamos un par de ejemplos, para que no digan que este es el clásico alegato del momio recalcitrante.

Hace poco escribí una columna sobre la socialdemocracia y cómo la izquierda se ha adueñado del pensamiento social que ella conlleva, quitándole a la derecha cualquier opción al más mínimo atisbo de interés en estos aspectos. Habrase visto, toda la derecha es explotadora e insensible, me tienen un poco aburrido con el cantito y es hora que la ciudadanía se entere que hay muchísima gente en la derecha con conciencia social y que, no tengo dudas, podrían llevar adelante un proyecto de este tipo con mayor eficiencia y eficacia que la izquierda. Acuérdese, estas últimas son características propias y lucidas de la derecha, donde la izquierda guatea. Está bien, este Gobierno no ha sido el mejor ejemplo, pero en la pandemia ha demostrado su valer. No me quiero imaginar el caos en que estaríamos sumidos si la Bea o Alejandro hubiesen estado a la cabeza.

Pero hay otra inconsecuencia que me molesta de la misma forma y que la vimos recientemente a raíz del paro de camioneros. La izquierda en masa, rasgando vestiduras, pidiendo Ley de Seguridad del Estado contra los camioneros, por el paro y por el potencial desabastecimiento que este podía provocar. Han llegado incluso a hablar de una acusación constitucional contra el ministro del Interior, ¿no cree usted que huele a un poco de locura? Ya vimos que desabastecimiento no hubo, aunque Mega nos quisiera convencer de lo contrario, mostrándonos góndolas vacías en Inglaterra, sí, escuchó bien, en Inglaterra. Gran periodismo el de Mega.

Los camioneros no estaban haciendo más que exigir trabajar con seguridad, que no les quemen sus camiones, que no vuelva a pasar que hieran a bala a una niña de 9 años, es decir, ¿algo irracional en el petitorio? Nada pues, absolutamente nada. Es más, la teórica conciencia social con la que hace gárgaras la izquierda se debió manifestar a favor de los camioneros, proletarios por esencia, pero no. ¿Y por qué? Simple pues, porque la izquierda está comprometida con el movimiento insurreccional en La Araucanía, están a favor de la violencia que observamos a diario en esas tierras, han defendido hasta el cansancio a Celestino Córdova, un machi de la comunidad Chicahual Córdova, quien fuera condenado, sí, escuchó bien, ¡condenado!, como autor material de asesinato, a 18 de años de prisión, en febrero de 2014, por el incendio que provocó la muerte del matrimonio de agricultores Werner Luchsinger y Vivian Mackay, el 4 de enero de 2013.

Por otra parte, la izquierda tampoco ha sido clara en rechazar la violencia que se ha vivido en el país desde el 18 de octubre del año pasado. Mucha ambigüedad en el ambiente e incluso han llegado a manifestar que los detenidos por hechos de violencia callejera son presos políticos. Si me lo pregunta a mí, ¡tamaña ridiculez! Nadie puede tratar de preso político a quien destruye bienes públicos, quema medios de transporte y carga y somete a humillaciones a sus conciudadanos con inventos tan torpes como “el que baila pasa”.

Así es nuestra izquierda, inconsecuente hasta el cansancio, pero con palabras bonitas y atractivas, y siguiendo a la pata las enseñanzas de Gramsci, han logrado embobar a una parte de la población que, sí, está desesperada. Y aquí, hay culpa de la derecha, porque debimos modificar leyes y emparejar la cancha hace muchísimo rato, está probado que la teoría del chorreo no es suficiente y que se requiere proveer de apoyo concreto a los más pobres e introducir regulaciones al mercado y la competencia, para que estos beneficien al consumidor.

Y así, de esta mezcla explosiva, que sí, explica manifestaciones masivas de más de un millón de personas, exigiendo dignidad, no soy tan miope, es más, mi corazón con conciencia social las apoya; de esta mezcla, la Izquierda saca réditos y lleva agua para su molino. Pero basta ya que lo haga jugando a la inconsecuencia.

Alguien debería preguntarle a Jadue o a Izkia, incluso a Heraldo, qué opinan de fondo de la Primera Línea –a mí me parecen una turba de delincuentes, organizados por narcos y anarcos y avalados por la izquierda política de este país–, a ver qué responden y cómo pueden defender eso y no defender un paro de camioneros que es de una justicia irrefutable o a todos aquellos pobres santiaguinos que viven alrededor de la Plaza Baquedano –porque no me pidan que la llame Dignidad, porque lo que han hecho con esos barrios y su gente es indigno– y sí defender a un condenado por la justicia chilena y elevarlo a la categoría de héroe.

Bueno, está claro, me tiene chato la inconsecuencia de la Izquierda… es hora de exigir un poco más.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias