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Donación de órganos: de por qué Chile sigue igual Opinión

Donación de órganos: de por qué Chile sigue igual

Francisca González
Por : Francisca González Web Intelligence Centre, Universidad de Chile, jefa proyecto Kefuri
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La donación de órganos es un tema controvertido que cada tanto golpea a la opinión pública y los medios, y es que es un tema sensible que implica la relación dual entre la vida y la muerte. Chile ha tenido históricamente una baja tasa de donación efectiva de órganos –alcanzando un máximo histórico el año 2019 con 10,4 donantes por millón de población [pmp]– la cual se le atribuye, históricamente también, a la alta negativa familiar (de 50% típicamente), a la falta de generosidad de nuestra población, a falta de programas educativos y culturales e incluso a una deficiente legislación. Sin embargo, las verdaderas razones están lejos de esa arista.

En febrero de 2020 se publicó una columna de opinión en este medio sobre este tema, la cual contiene algunas imprecisiones que me veo, aunque tarde, en la obligación de aclarar.

En primer lugar, en aquella columna se postula que Chile debiera tener una ley que considere el “donante universal”, donde ya no se le pregunte a la familia por la disposición de donar, sino solo se notifique la extracción, siempre y cuando el fallecido no se haya inscrito en el Registro Nacional de No Donantes (lo cual se hace ante notario desde 2013). Lo cierto es que en 2019 se promulgó la ley que introduce ese cambio (Ley 21.145), mismo cambio que Uruguay incorporó años atrás, permitiéndole llegar a tener 20 donantes pmp que ostenta hoy en día. Sin embargo, Uruguay sigue estando lejos del líder mundial, España, con 49 donantes pmp (que por lo demás, no tiene esa misma concepción en su legislación).

¿Qué es entonces lo que le ha permitido a España ser el líder durante más de 20 años y aquello que le impide a Chile siquiera entrar a la carrera por ese título? La respuesta está lejos de ser un lobby de los prestadores de diálisis, quienes podrían tener incentivos a mantener a los pacientes enfermos para enriquecerse, como se arguye en la mencionada columna –los médicos y dueños, muchas veces, de centros de diálisis son los mismos que atienden pacientes pre y postrasplante, liderando investigación en terapia inmunosupresora y promoviendo la donación en sus comunidades–, sino que la respuesta es que Chile nunca le ha puesto el énfasis suficiente a la relevancia y control de procesos de detección, aviso, pesquisa y procuramiento de posibles donantes de órganos, que es algo que ocurre mucho antes de la solicitud de órganos del fallecido a sus familiares.

De hecho, una investigación reciente publicada en la Revista Médica de Chile muestra que hasta el 87% de los posibles donantes se perderían en los procesos iniciales, mientras que un 3% se descarta por incompatibilidades, lo que significa que solo un 10% del total de los pacientes que podrían donar, llegan a la solicitud de donación. En otras palabras, solo el 5% de los donantes se pierde por “falta de generosidad”, “falta de educación” o “legislación deficiente” [1].

Llevamos años, desde que tenemos Ley de Trasplante en 1996, poniendo el énfasis en lo mismo, y siempre hemos tenido una tasa promedio de cerca de 8 donantes pmp. Suena sensato decir que, si queremos mejoras, no podemos seguir haciendo lo mismo. Enfocarse en la mejora y control de procesos, junto con identificación y solución de nodos críticos, parece ir de acuerdo con los datos planteados. Una forma de hacerlo es incorporar trabajo multidisciplinario que considere todas las aristas, la medicina, la enfermería y la ingeniería.

 

[1] “Análisis crítico de la baja tasa de donación de órganos en Chile”. Francisca González Cohens, Felipe Vera Cid, Rosa Alcayaga Droguett, Fernando González Fuenzalida. Rev. Méd. Chile, 2020; 148: 242-251

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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