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¿Día de la Madre o del maternaje? Opinión

¿Día de la Madre o del maternaje?

Guila Sosman
Por : Guila Sosman Académica Facultad Psicología UDP, Psicóloga clínica y forense
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Esta semana hemos estado inmersos en avisos publicitarios respecto del Día de la Madre, en los cuales se resalta como virtudes que la madre es el pilar de la familia, es una persona sacrificada y disponible incondicionalmente. Que pese a estar cansada, no se queja, y cuida no sólo de la familia nuclear, sino que de la extensa. En resumen, una “súper mujer”. De esta manera, la celebración tradicional de este evento ha sido comprar regalos a las madres y velar por que ese día, excepcionalmente (porque se le está festejando), no realice labores domésticas.

Ahora bien, esta imagen idealizada de una mujer-madre es uno de los estereotipos de género impuestos por nuestra sociedad patriarcal, que ha atrapado y presionado a las mujeres por siglos, especialmente, cuando aparece como natural asociar al género femenino la maternidad, como algo esencial y que la define. De acuerdo con esto, las mujeres deberíamos ser siempre madres, dejándonos sin libre albedrío respecto del deseo de maternidad y de nuestros cuerpos.

El contexto actual de pandemia por COVID-19, ha mostrado cómo estos estereotipos no han desaparecido, sino que permean aún de manera transversal en nuestra sociedad. Desde el inicio de la emergencia, hemos visto que los cuidados están feminizados, por lo cual, frente a una crisis, la respuesta de un sistema frágil de organización social le exige a las mujeres volver al espacio privado, retrocediendo en su conquista del mundo público. Una muestra de esto son las cifras entregadas en septiembre de 2020 por ComunidadMujer, a través de las cuales se evidencia que, durante ese año, las mujeres representaban el 48,9% del total de personas que habían perdido su trabajo y que el 88% de ellas se salieron de la fuerza laboral y no estaban pensando en buscar empleo.

Asimismo, existen numerosos estudios que señalan la distribución desigual de los trabajos no remunerados, como el cuidado de los hijos e hijas, y labores domésticas, en general. Uno de ellos es la encuesta de empleo del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de agosto de 2020, en la que se afirma que, en cuanto a las horas semanales dedicadas al cuidado de niños (sólo hogares con menores de 14 años), un 57% de los hombres dedicó cero horas a estas actividades durante la última semana de julio, versus un 27,6%, en el caso de las mujeres.

Considerando este escenario, surge la invitación a repensar el Día de la Madre, ya no como una celebración a la “súper mujer” y alabanza al sacrificio materno, sino que buscando alternativas para que la realidad de las madres pueda ser distinta. Que la distribución de las labores domésticas sea más equitativa con los hombres, sin que se asuma como natural que las mujeres desarrollen tres tipos de labores en sus hogares: maternidad, trabajo doméstico y trabajo remunerado, lo que implica una gran demanda que impacta, sin duda, en la salud física y mental.

Si tomamos un momento para revisar el origen del Día de las Madres, podremos ver cómo se aleja de lo que se entiende actualmente. Este día está vinculado con Julia Ward, abolicionista y defensora de los derechos de las mujeres, quien en 1870 hace una proclama pacifista, convocando a un Congreso Internacional de Madres en oposición a la Guerra de la Secesión. Esta idea de la mujer que lucha por sus derechos y por la paz, se ha olvidado y se ha sumergido en una sociedad capitalista, en la cual prima el consumismo.

Pierde el sentido además, si continúa siendo una fecha que avala y perpetúa una imagen materna coherente con una sociedad patriarcal y androcéntrica, en la cual la mujer pertenece al ámbito privado y, si se atreve a salir al público, entonces se espera que asuma el costo de esto, es decir, tener una doble o triple jornada. Sin duda debemos aprovechar este momento para repensar y preguntarnos acerca del sentido de este día, incorporando la idea de una sociedad en la que exista mayor equidad entre los géneros en relación con el cuidado de los niños y niñas. En la que además exista una sana coparentalidad, que sea un referente para las siguientes generaciones.

El sentido de este 9 de mayo puede ser distinto. Puede ser el día del cuidado de los demás, de nuestros niños, niñas y adolescentes, de la contención, nutrición emocional y preocupación por los más vulnerables. El maternaje se puede comprender de muchas maneras e incluir a muchas personas y géneros. Y, sin duda, es esencial para la construcción de una sociedad sana, en la cual el crecimiento no se basa en el sacrificio de otro, sino que en su capacidad de amar.

 

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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