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Pensar constituyentes y actuar interdependientes Opinión

Pensar constituyentes y actuar interdependientes

Rolando Garrido Quiroz
Por : Rolando Garrido Quiroz Presidente Ejecutivo de Instituto Incides. Innovación Colaborativa & Diálogo Estratégico
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Las y los representantes de las listas de candidaturas electas independientes van a descubrir el valor de la interdependencia como expresión del poder constituyente en una Convención que va a albergar a 155 interdependientes entre chilenas y chilenos en conjunto con las y los representantes de nuestros pueblos originarios, vinculados institucionalmente con el destino de Chile y su proceso constituyente para redactar la nueva Constitución.

El vínculo institucional de la Convención va a resultar la clave en el contexto de la crisis de legitimidad institucional sistémica que vive Chile, donde los procesos eleccionarios han sido parte de los hitos en la resolución y transformación de esta crisis mayúscula. La Convención Constituyente, por sí misma, en tanto nueva institucionalidad, va a ser un recurso subversivo manifiesto frente al poder constituido estatal y de cara a las élites que son depositarias de la sociedad del abuso y del abandono, así como también la Convención permitirá el ejercicio de nueva ciudadanía en la potencial República del Buen Común como momento transformador.

Las gárgaras naturales que van a aflorar sobre quién es más independiente o quién la tiene más constituyente es parte natural de la estética del estallido social y la salida a la cancha pecho de paloma, antes de comenzar el partido porque, como lo reconoció la “tía Pikachu” en el programa Mentiras Verdaderas, podemos lenguajear sobre los derechos sociales, pero otra cosa es redactar la Constitución y es, en medio de esa necesidad, donde las éticas, estéticas y poéticas de la interdependencia se podrían traducir en ejercicios vinculantes e inclusivos de innovación colaborativa y creatividad dialógica.

Pensar como chino y actuar como vietnamita en la política nacional, podría ser un ejercicio interesante, toda vez que, al parecer, pocos actores piensan estratégicamente y en cuarta dimensión, asumiendo y adaptándose a las condiciones espaciotemporales de los ciclos vitales en curso. Asimismo, pocos agentes políticos actúan con determinación, practicando liderazgo situacional y estratégico en contextos de alta complejidad e incertidumbre. Pensar constituyente y actuar interdependiente exige compatibilizar igualdad y libertad, para ecualizar el momento transformador con fraternidad en una cancha más nivelada entre las nuevas representaciones que van a cohabitar y coexistir en la Convención Constituyente.

A propósito de hitos transformadores, hace un tiempo, los chinos tomaron la decisión estratégica de introducir el fútbol en su sistema educacional, considerando que ya lo habían incorporado como componente de la industria de la entretención para el desarrollo de su economía creativa. Para la élite china, el fútbol representa un sistema de aprendizaje que favorece y facilita la irrupción de mayor creatividad e innovación en su sistema productivo, donde el trabajo en equipo a gran escala requiere de divergencia y disrupción, o dicho en jerga futbolística, de gambeta, amagues, fintas, chilenas y abrir la cancha para el pase gol, sin bajar los brazos hasta el término del partido, entrando rápidamente a la zona de recuperación para el próximo match en un óptimo sostenible, potenciando el eutrés en dicha dinámica.

Lo propio ocurrió con la instalación e irrupción de los trenes balas para potenciar la productividad región por región y, ahora, el nuevo desafío de hacer confluir en los territorios lo urbano con lo rural, generando hábitats sostenibles, donde el regreso al campo implica incorporar aprendizajes y emprendizajes de la experiencia vivida en las ciudades para enriquecer el campo o pueblo otrora abandonado por razones económicas.

Los ejemplos sobre el fútbol como sistema de aprendizaje, para el fomento de la creatividad y la innovación en la economía china del siglo XXI, así como la reinterpretación enverdecida de la relación campo-ciudad, son tan solo evidencias para pensar estratégicamente y actuar con determinación a la hora de redactar la nueva Constitución en Chile. Da lo mismo si los modelos son de Nueva Zelanda, Finlandia u otros países que han hecho un viraje histórico en sus sistemas políticos, económicos, sociales, culturales, interculturales o plurinacionales, ya que la cuestión de fondo es si, a propósito del momento transformador constituyente, se plantean marcos referenciales y horizontes de expectativas que le den a nuestro país un impulso generativo, sensible y sostenible a su anquilosado sistema económico, político, social y cultural.

La creatividad dialógica y la innovación colaborativa son parte esencial de la generatividad económica y el cambio cultural que se está procesando en varios países y que, aún, resultan un tanto invisibles para Chile y su lógica cartesiana del desarrollo económico y democracia representativa. Al respecto, los convencionales electos tendrán que hacerse cargo de su condición efectiva de redactores de la nueva Constitución y así constatar qué tan cercana será esa labor en relación con las expectativas del poder constituyente que, por cierto, va a estar fuera de la Convención y ejercerá su soberanía durante el proceso y en el plebiscito de salida.

En este contexto, como lo he compartido con algunas amistades y colegas de INCIDES, me imagino a Irací Hassler, la alcaldesa constituyente de Santiago de Chile, invitando a la ciudadanía al buen vivir y al buen habitar y transitar por las calles aledañas al Palacio Pereira y al ex Congreso Nacional, convertidos -por decreto edilicio- en atractivos paseos peatonales durante todo el proceso constituyente, para facilitar la participación directa de las ciudadanas y ciudadanos, parlamentando en espacios de diálogos debidamente habilitados y sanitizados con los convencionales electos que salgan a estirar las piernas y elongar las ideas constituyentes como hábito adquirido en una democracia cada vez más sexy y resiliente.

“Pensar constituyentes y actuar interdependientes” es la sentencia que ha emanado de los dos procesos eleccionarios constituyentes. Pensar y actuar libres de camisas de fuerzas y órdenes paralizantes para ejercer la creatividad dialógica y la innovación colaborativa es un desafío que estará al alcance de la mano en los próximos meses para proyectar el Chile deseable desde un nuevo régimen constitucional o marco legal superior común, sustentado en principios de ciudadanía, sensibilidad, sostenibilidad y equilibrios dinámicos frente a las crisis por venir.

El Chile dialógico y deliberante es cada vez más orador y redactor, así como librepensador y autogestor. Esta es la novedad del año. Como señaló el interdependiente Fernando Atria en este mismo medio, “quienes se mantengan en su ortodoxia ideológica, van a ver que, en vez de vetar, en vez de bloquear, la consecuencia de eso va a ser que se van a quedar afuera. Van a autoexcluirse, porque el resto va a seguir conversando” y, esto, va a ser válido para la Lista del Pueblo, los independientes forever, el PC, el Frente Amplio, lo que queda de la ex-Concertación y las derechas en su cota acotada.

En ello radica la energía de este momento transformador que emana del poder constituyente. Por esta misma razón, la ecualización de un próximo gobierno con una presidencia fraternal va a resultar clave desde la simpleza de dejar fluir al Chile constituyente y la complejidad de entenderse con un Chile más libre, pero también potencialmente más chúcaro y parado en la hilacha. En medio de las exigencias de mayor igualdad y libertad tiene que desplegarse la fraternidad para la construcción del bien común.

En el Chile posconstituyente, me imagino trenes bala recorriendo nuestro largo territorio con paisajes increíbles en paralelo al Chile con la gran autopista marina del cabotaje. Me imagino el trabajo en equipos para el florecimiento de políticas públicas interministeriales y las interrelaciones público-privado-ciudadanas. Visualizo un Chile más científico, tecnológico, artístico y artesanal. En ese sur verde y acuoso, en ese norte solar, luminoso y astronómico, y en ese centro descentralizado con valles creativos e innovadores se encuentra la casa de todas y todos, incluyendo las nuevas migraciones y la chilenidad en el exterior conectada con el origen.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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