Opinión
La pandemia del Covid-19 ha obligado al Gobierno y al Parlamento a tramitar con mucha prisa toda una completa batería de medidas como los retiros del 10% de las AFP, el IFE Universal, los bonos de ayuda dirigidos a las Pymes y a destinar recursos a programas en favor de los sectores más golpeados por la crisis.
Son ayudas muy necesarias para quienes peor lo han pasado desde que el coronavirus llegó en marzo de 2020. Lamentablemente, cada vez que el país celebra estas buenas noticias, en Rapa Nui ya nos acostumbramos a tomarlas con cautela, porque casi siempre debemos hacer gestiones posteriores con nuestras autoridades regionales y nacionales para que los habitantes de la isla puedan recibirlas al igual que el resto de los chilenos y chilenas.
Ya ocurrió con el programa Par Turismo de CORFO, cuando nuestros emprendedores turísticos no cumplían con el requisito de haber hecho su declaración de impuestos ante el SII, en circunstancias que no estaban obligados a hacerlo porque, por ley, la isla está exenta del pago de IVA. Afortunadamente lograron acceder gracias a la gestión del Ministerio y la Seremi de Economía.
Hay que recordar también que en nuestra comunidad prácticamente nadie tuvo acceso a los primeros ingresos familiares de emergencia, lo que se subsanó con el IFE Universal; y recientemente hicimos un llamado a las autoridades a que tomaran cartas en el asunto para que nuestros pequeños y medianos empresarios pudieran recibir el Bono Alivio de un millón de pesos, porque nuevamente no se consideró nuestra situación de territorio especial al momento de poner en práctica esta medida.
¿Por qué cuando se piensa en estos instrumentos no se toman en cuenta también las particularidades de territorios como el nuestro? Eso evitaría la recurrente y engorrosa práctica de corregir y enmendar lo que ya está hecho. Es una potente luz de alerta sobre la necesidad de avanzar hacia una verdadera descentralización que por años ha estado presente en todos los discursos, sin importar su color político, pero que tiene, hoy día más que nunca, un sentido de urgencia para garantizar que los beneficios del Estado sean para todos y no haya discriminaciones geográficas y culturales.
Es desgastante además el tener que hacer recurrentes llamados al Gobierno central para que tome nota de la situación de una zona que lleva más de un año sin recibir visitantes, que no ha tenido el apoyo de subsidios por el alto costo del cabotaje, y que debe pagar tres y hasta cuatro veces más por la compra de insumos básicos.
Es cierto que ha habido avances: dentro de poco, después de una larga espera y gracias al apoyo del Gobierno Regional y los cores, nuestro hospital de Hanga Roa contará por fin con un mamógrafo para que las mujeres de la isla podamos realizarnos exámenes preventivos del cáncer de mama sin la necesidad de viajar al continente o esperar los operativos médicos organizados por las Fuerzas Armadas. En esa misma línea, también con recursos regionales se han podido financiar iniciativas a favor de nuestros pescadores artesanales, emprendedores, y para extender, a través del municipio, el programa Pro Empleo que ha permitido a cientos de familias poder sobrellevar esta época tan compleja.
Y si bien la descentralización es un proceso en marcha, como lo demuestran los gobernadores regionales elegidos por primera vez de manera democrática, es ahora cuando requerimos que nuestras máximas autoridades, al momento de legislar y formular las bases de programas nacionales, tomen en cuenta la realidad de todos los territorios. Sólo se requiere decisión, mayor empatía y preocupación por resolver, en nuestro caso, situaciones de las que depende el bienestar de los niños, niñas, jóvenes, hombres, mujeres y adultos mayores de Rapa Nui.
