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A 158 años de un hito Opinión

A 158 años de un hito

Leonardo Cubillos
Por : Leonardo Cubillos Subsecretario General Partido Radical
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Esta semana el Partido Radical acaba de cumplir 158 años, siendo la agrupación política más antigua de Chile, de Latinoamérica, el segundo más longevo de América, y según lo estudiosos en politología, uno de los más antiguos del mundo.

Parece atípico, pero este partido se ha logrado sostener en el transcurso de estos años manteniendo una tradición republicana, laica, socialdemócrata, y comprometida con el desarrollo humano y crecimiento económico. Bien vale la pena peguntarse en este contexto, ¿qué fue?, ¿qué es? y ¿qué espera ser el Partido Radical en los próximos años?

El Partido Radical (PR) es dueño de una tradición que surge el 27 de diciembre de 1863, y que tiene relación con la clase media ilustrada que buscó una mirada equitativa y justa en una sociedad que era groseramente muy desigual. Asimismo, promovió la profundización de la democracia y soberanía popular no solo en las ideas, sino con la acción. Sus militantes siguieron los dictados de sus conciencias, en el sentido de relevar a la educación como medio de movilidad social. Valentín Letelier, Enrique Mac-Iver y el mismo Pedro Aguirre Cerda, quien abrió una época de gloria del radicalismo, son nombres que escribieron la historia grande de nuestra nación.

Hoy, los que seguimos creyendo que el laicismo y que PR puede dar mucho más, estamos en un estado de desazón. Los años han pasado y hemos visto que todo el caudal político, la impronta radical, y por qué no, parte de la historia, se ha ido diluyendo ante nuestros ojos. Esto se refleja en el aletargado trabajo interno lo cual se ha traducido, pese a tener un número respetable en Cores, alcaldes y concejales, en la cifra de los escaños en el congreso ocupados por nuestras ideas. 

¿Qué nos ha pasado entonces si las ideas del radicalismo siguen más vigentes que nunca? Necesitamos cultivar una nueva mirada y conjugar los verbos sumar y multiplicar voluntades, dejando en el baúl de los recuerdos en restar y dividir, el volver con convicción a salir a la calle, a “gastar los zapatos”, porque gran parte de sus dirigentes se han quedado solo como observadores de las transformaciones sociales, provocándose una desconexión con la ciudadanía.

Las grandes banderas de antaño, muchas de las cuales fueron revividas con fuerza el año 2013, hoy son levantadas con ahínco por el ala más de izquierda del arco político. En dicho escenario la mirada de centro izquierda que representa el PR se fue desdibujando más aún con el estallido social, el resultado de la convencional constituyente y por supuesto el Congreso Nacional. 

El gran capital que mantiene el PR es el territorio, enfocando el rol de su importante número de Alcaldes (as), Concejales (as) y el aumento en el número de CORES electos (as), pero el desafío aún sigue siendo enorme, y para evitar que la brecha con la ciudadanía siga creciendo, el PR tiene la misión de cambiar y refundarse totalmente, donde los espacios los tengan las nuevas generaciones, que se adapte su accionar político a las nuevas formas de conexión y trabajo con la gente, que exista un cambio de caras que no constituyan los mismos de siempre, que han ejercido sin impacto alguno, importantes cargos como autoridades públicas y parlamentarias.   

Somos herederos de una tradición la cual debe ser labrada bajo los matices sociales que hemos visto surgir a partir del 18-0. Regionalismo de verdad, mirada con enfoque de género y si algo nos han dejado las últimas elecciones, es que reitero, se requieren nuevas miradas, rostros más frescos, dejar atrás la vieja política, eliminar aquellos códigos que solo dañaron al partido. Tenemos que recuperar el protagonismo perdido, y para eso solo se requiere voluntad, compromiso en serio, no voluntarismo. No podemos seguir viviendo de la historia, considerando la importancia de ella en las instituciones, sino la convocatoria de hoy es hacer historia, y ese es el desafío. ¡Sí podemos! .

  

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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