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La ética en las organizaciones

La ética en las organizaciones

Alejandra Marinovic
Por : Alejandra Marinovic Instituto de Éticas Aplicadas Pontificia Universidad Católica de Chile
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La responsabilidad que tienen las organizaciones respecto de su comportamiento ético ha aumentado. La globalización y la fuerte presencia de las redes sociales, en muchos casos, han acelerado y logrado gatillar más respuestas desde las empresas que los propios códigos de ética o incluso las leyes. Ello es señal de que la ética de las organizaciones se manifiesta cada vez más simultáneamente en tres ámbitos: la ética individual, en especial de los líderes de la organización; la ética comunitaria, referida a la organización y los grupos de interés relacionados; y la ética en el ámbito social. Esto implica que la enseñanza de ética de los negocios esté evolucionando hacia un requerimiento transversal en la educación de los futuros líderes y que las organizaciones deban integrar en los diversos niveles de gestión las herramientas y espacios de discernimiento ético. 

Si bien la responsabilidad moral de los líderes es un requisito básico para que la organización pueda tener un comportamiento ético, también son necesarios sistemas de incentivos al interior de la empresa que permitan cumplir su propósito con buenos estándares de conducta. El tiempo en que solo un tercer elemento (la responsabilidad social empresarial) se añadía a los dos anteriores, ha terminado.

Hoy existe consenso en que el comportamiento ético de una organización debe considerar al menos tres etapas: primero, el darse cuenta de manera colectiva dentro de la organización de que se enfrenta un dilema moral; luego, el poder identificar y construir soluciones que cumplan tanto los requerimientos técnicos como los estándares éticos necesarios; y, por último, lograr movilizar, consecuentemente, toda la organización para hacer de dicho comportamiento parte de su cultura. Para un proceso sustentable de discernimiento y acción, resultan indispensables una mirada contextual de complejidad y el diálogo interdisciplinario. Mi experiencia indica que es necesaria, además, una buena cuota de humildad y de empatía.

Gabriel Flynn recoge, en su libro Leadership and Business Ethics (Springer, 2022), una valiosa gama de desafíos actuales de la ética de los negocios, cuyos capítulos organiza precisamente en tres ámbitos: liderazgo individual, organizacional y social. Esta última sección aporta sobre todo en dicha dimensión muchas veces subestimada. El comportamiento ético de las organizaciones solo se logra en un camino cooperativo de construcción colectiva, que toma tiempo y experticia, e involucra tanto la cultura organizacional como la de contexto social. Se trata, en efecto, de transformaciones culturales. 

Un factor que contribuye en estos procesos es el diálogo continuo entre la ética y las disciplinas en que se desempeña la organización, con un constante cable a tierra para abordar los problemas concretos que enfrentan las empresas. La ética de los negocios es una rama de las éticas aplicadas que se dedica precisamente a ese espacio de convergencia y potencia la capacidad de lograr organizaciones con altos estándares de comportamiento orientados al bien común de manera sustentable. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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