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Innovar innovándonos

Camilo Herrera
Por : Camilo Herrera Director Ejecutivo 3xi
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El pensador Yuval Noah Harari está convencido de que las transformaciones que está viviendo el mundo, especialmente en el ámbito del empleo y la tecnología, por una parte, y del medio ambiente por otra, nos obligan a reinventarnos repetidamente. Reinventarse es una forma acelerada que asume hoy la adaptación. Y volver a inventar es innovar, o sea –como dice la RAE- mudar o alterar algo introduciendo novedades.

Lo que subyace a todas las pequeñas y grandes innovaciones son los problemas, las preguntas y los desafíos. Chile es el país más innovador de Latinoamérica según el Global Innovation Index 2020 y el segundo en actividad emprendedora inicial del mundo, según el ranking IMD 2021. Chile está lleno de personas que crean nuevas soluciones todos los días. Para ello tuvieron que mirar donde no miraban, debieron pensar como no lo hacían antes y, muy probablemente, trabajaron junto a otras de manera colaborativa. 

La innovación goza de reputación. Los ciudadanos están esperando que las instituciones transformen la manera de hacer las cosas e incluso la forma de diseñar los servicios. Los consumidores valoran más las marcas que desarrollan nuevos productos o servicios. Los mercados apuestan por los innovadores y premian sus logros. Las personas en general, y en cualquier contexto, celebran las nuevas ideas. Entonces, ¿podremos trabajar para desarrollar innovaciones que aumenten el bienestar de todas las personas?

Nuestro país rebosa talento, imaginación y formación abocada, normalmente, a ciertas parcelas de desarrollo, a trozos del quehacer. El desafío pendiente es orquestar todo ese talento, la inteligencia y creatividad disponibles para ponerlos al servicio de las soluciones de nuestros principales y urgentes problemas. Ello supone dialogar para encontrar distintas miradas, conocimientos y habilidades, que colaborativamente diseñen nuevas soluciones.

Solemos identificar la innovación con tecnología aplicada a las ciencias de la medicina o a los negocios, un ecosistema innovador tradicionalmente es conocido como la colaboración entre los privados, el mundo público y la academia. Sabemos que la innovación puede aplicarse a todos los ámbitos que imaginemos, conocidas son también las soluciones nuevas para y desde el arte, el diseño, la cultura, el deporte, la educación e incluso los servicios públicos. Observemos, que pensamos en innovar cambiando lo que está afuera de nosotros y pocas veces llevando la innovación hacia nosotros mismos. 

El gran desafío pendiente es la innovación que ocurre dentro de cada uno de nosotros.  Innovar es también abandonar lo conocido porque en el momento en que creamos lo nuevo, muere lo antiguo. Por eso debemos innovar desde nuevas preguntas, con nuevos actores, desde otros lugares, con diferentes herramientas y, esencialmente, con otra emoción. Innovar innovándonos, innovémonos para innovar.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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