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Carabineros de Chile: una oportunidad Opinión

Carabineros de Chile: una oportunidad

El principal desafío para Carabineros de Chile es lograr ensamblar los recursos y las herramientas tecnológicas que la sociedad chilena pone a su disposición, a la vez que reinventar el sentido sociocultural que la define define como institución y que permite desarrollar y consolidar el pacto con los ciudadanos y las ciudadanas que la dota de legitimidad y confianza pública. Para esto, requiere de innovar en su estructura de gobernanza y en un sistema de relacionamiento que facilite el uso y adopción de las herramientas y capacidades que la sociedad chilena está dispuesta a entregarle para su desarrollo. Por último, todo este esfuerzo solo será posible si el Estado de Chile es capaz de respaldar a Carabineros y aceptar que la forma de sostener el lema de la institución requiere adecuaciones drásticas para restituir el respeto y la autoridad.


Hace ya cerca de 10 años, antes del estallido y de la pandemia, en una noche de fútbol en la que se enfrentaron Chile y Venezuela por las eliminatorias de la Copa del Mundo, el Orfeón de Carabineros de Chile ingresó al Estadio Nacional para tocar los himnos nacionales. Mientras desfilaban por la pista atlética, la galería se vino abajo coreando marcialmente, al compás de la marcha interpretada por los Carabineros: “Buenos días… Buenas tardes”. En ese momento la situación desató comentarios y risas. Era la frase símbolo de una saga humorística que animaba “El Club de la Comedia”. Se trataba de una sátira en donde los carabineros eran retratados básicamente como buenas personas, pero irreparablemente simples y atrasados y, por ende, carentes de autoridad y de respeto.

No es puramente redundante o frívola la referencia a esta mirada complaciente y despectiva que “El Club de la Comedia” reservaba para Carabineros de Chile. Esta imagen era producida por un programa cultural icónico para la generación política que estaba naciendo en ese momento, la misma generación que años después le dio un relato político ilustrado al estallido social… y que se hizo cargo del Gobierno de Chile hace poco más de un año. Hoy nadie reproduciría esa escena, sobre todo frente a las reiteradas tragedias que enlutan a Carabineros. Mucha agua ha pasado bajo el puente en estos 10 años para la sociedad; también para dicha institución.

Carabineros de Chile conoció durante muchos años un importante deterioro de su imagen pública, llegando a ocupar un poco envidiable lugar entre las instituciones menos valoradas por los chilenos y las chilenas. Este ciclo de deterioro llegó a su clímax con el estallido social. Con posterioridad al estallido, pandemia, y Convención Constitucional mediante, dicha percepción negativa de la población se ha revertido de manera significativa. Ahora Carabineros aparece como la verdadera “primera línea” contra la inseguridad cotidiana de las personas y la pérdida de control territorial por parte del Estado en las fronteras y las ciudades.

En este contexto actual, asistimos atónitos a la experiencia traumática de un crecimiento sin precedentes en la cantidad de carabineros y carabineras asesinados mientras cumplen con sus tareas y deberes. Presenciamos entonces un ambiguo proceso de recuperación de la percepción pública sobre Carabineros de Chile, de cara a un contexto de alto desafío para la institución policial y para el Estado de Chile. Curiosamente, también alcanza un alto consenso la percepción ciudadana de que las herramientas y capacidades organizacionales con las que cuenta Carabineros son eficazmente desafiadas por la inmigración ilegal, la nueva delincuencia urbana asociada al narcotráfico y, en general, las nuevas formas de crimen organizado.

Resulta hoy uno de los temas de mayor actualidad, pero la verdad es que desde hace muchos años, al menos desde el fin de la dictadura cívico-militar, la sociedad y sus representantes políticos vienen debatiendo acerca de la modernización de Carabineros de Chile. En buena medida, este debate se ha centrado en cómo dotar de mejores herramientas tecnológicas y mayores capacidades de acción a los carabineros. Por varias razones, ha faltado potenciar un debate específico respecto al sentido organizacional que debe acompañar a ese énfasis modernizador. Creemos que la adaptación de Carabineros al presente y el futuro se resuelve con el ensamble entre las tecnologías de última generación (vehículos, armas, sistemas de comunicación, Inteligencia Artificial, etc.) y la redefinición de las relaciones y personas que son parte de la institución, y que soportan y adoptan el uso de las tecnologías.

De acuerdo a lo anterior, queremos añadir al debate que Carabineros de Chile requiere una profunda reflexión organizacional acerca de cómo se relacionan sus personas y sus unidades para tomar decisiones, así como el modo en que la institución se relaciona con su entorno para potenciar su acción y misión. En este sentido, la organización requiere potenciar su capacidad de visualización de los escenarios en que actúa –lo que, entre otras cosas, implica redimensionar lo que se entiende por inteligencia policial–.

Asimismo, Carabineros requiere de procesos de rediseño organizacional para potenciar la agilidad y flexibilidad en sus vinculaciones operativas, todo esto en sintonía con las iteraciones cotidianas que actualizan permanentemente su relación de combate con las organizaciones criminales (de una parte) y de colaboración con la sociedad en general (de otra parte). La lucha contra la inseguridad cotidiana ha devenido en una experiencia compleja que requiere pensar sistémicamente, desde la organización, la totalidad de las interacciones que subyacen al fenómeno y no fragmentar el mismo como medida analítica para su abordaje. En síntesis, Carabineros requiere de ayuda de múltiples actores (las universidades entre ellos) para potenciar su capacidad de visualización interna y externa, así como para innovar socioculturalmente hacia una nueva síntesis entre los valores tradicionales de la institución y las exigencias de la sociedad chilena actual y futura.

Las organizaciones son estructuras institucionales sistematizadas, pero también personas y mundos vividos. Toda organización se cristaliza en la experiencia vivida, diariamente, por cada uno de sus integrantes. En este sentido, el desafío de Carabineros de Chile es transformar esas experiencias vividas y esto supone reconsiderar los perfiles del carabinero y/o la carabinera cuando se presentan a la sociedad. A pesar de los serios problemas de corrupción que han golpeado a la institución, hay valores que persisten y que se nos muestran en toda su magnitud cuando Carabineros de Chile sirve a la población local. Allí está el principal anticuerpo a ese flagelo de la corrupción, porque en ese momento es donde la institución despierta las vocaciones hacia la misma y el respeto hacia sus integrantes.

Por eso es tan importante fortalecer el perfil de un carabinero o una carabinera como un servidor especializado, profesional y cercano a la población. El respeto de la población hacia Carabineros no se recuperará solo por la forma en que pueda ejercer la fuerza legítima, ya que esta acción es solamente una parte muy pequeña de su día a día. Hay que relevar el actuar de Carabineros en todas las otras actividades que vive en el día a día, aquellas del servicio en zonas rurales, de la prevención en las poblaciones, de hacer respetar el orden y la normas que nos permiten convivir, ayudar a la comunidad en los momentos de riesgo y calamidad. En síntesis, hay que comenzar por visibilizar la cercanía de Carabineros con la población.

Nuestro análisis comenzó abordando una situación acontecida hace casi 10 años en un partido de futbol, y queremos cerrarlo (aún a riesgo de aparecer un tanto frívolos) con un ejemplo también que viene de ese juego altamente competitivo. Los equipos de fútbol de alto rendimiento desarrollan necesariamente un modelo de juego con el objetivo de encontrar un vínculo entre las ideas tácticas/estratégicas respecto del juego y el contexto o entorno en donde ese equipo se desarrolla. La síntesis de esas dos dimensiones es el florecimiento de una impronta relacional y de perfiles específicos para los integrantes de un equipo. Este ejemplo nos sirve para pensar el carácter de la institución que Carabineros quiere ser y que la sociedad chilena necesita. El desafío actual de Carabineros de Chile consiste en encontrar su modelo de juego para potenciar a la sociedad chilena para enfrentar sus desafíos, especialmente el del control territorial y la seguridad pública, esto desde una perspectiva integral y, por ende, no solo referida a cómo usa la fuerza cada carabinero y/o carabinera que se enfrenta con la delincuencia, sino más bien al conjunto de actividades cotidianas que están en su lema: Orden y Patria.

En síntesis, queremos afirmar que el principal desafío para Carabineros de Chile es lograr ensamblar los recursos y las herramientas tecnológicas que la sociedad chilena pone a su disposición, a la vez que reinventar el sentido sociocultural que la define como institución y que permite desarrollar y consolidar el pacto con los ciudadanos y las ciudadanas que la dota de legitimidad y confianza pública. Para esto, requiere de innovar en su estructura de gobernanza y en un sistema de relacionamiento que facilite el uso y adopción de las herramientas y capacidades que la sociedad chilena está dispuesta a entregarle para su desarrollo. Por último, todo este esfuerzo solo será posible si el Estado de Chile es capaz de respaldar a Carabineros y aceptar que la forma de sostener el lema de la institución requiere adecuaciones drásticas para restituir el respeto y la autoridad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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