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El Imacec, Lo Valledor y las comunicaciones de La Moneda Opinión Imagen: TVN

El Imacec, Lo Valledor y las comunicaciones de La Moneda

Cristián Zuñiga
Por : Cristián Zuñiga Profesor de Estado
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Creer que las portadas de los medios son las que no permiten al Gobierno instalar su relato es como seguir creyendo que el fracaso de las convenciones constitucionales fue culpa de las fake news.


Esta primera semana de abril comenzó con una noticia de esas que, en otra época, hubiesen desplegado todos los esfuerzos de la Secretaría de Comunicaciones (Secom) del denominado Segundo Piso (los intelectuales asesores presidenciales): el Imacec de febrero llegó a 4,5%; es decir, la actividad económica del país anotó su mayor crecimiento en casi dos años. A la misma hora en que esta noticia emergía (toda tímida) en los medios, un cantinflesco hecho policial se tomaba la agenda pública: una mujer, que ejercía el comercio informal en el mercado de Lo Valledor, le quitaba el arma a un guardia privado y lograba disparar (con el mismo revólver del custodio) al personal de seguridad, y, de rebote, a un camarógrafo de un matinal, que transmitía en vivo desde ese lugar.

Por supuesto que el incidente de Lo Valledor copó de inmediato la agenda mediática, dejando en segundo plano la buena noticia de la reactivación económica develada por el Imacec del mes de febrero. Y es que lo ocurrido en este popular lugar de la Región Metropolitana emergió justo en medio de una polémica relativa al control de acceso que los administradores del mercado quieren aplicar a clientes y usuarios, pues, según sus cálculos –actualmente para hablar de delincuencia no se usan estadísticas, solo percepciones–, los malhechores serían, principalmente, extranjeros indocumentados. De seguro, el caso de la mujer chilena que doblegó a guardias y carabineros más de una sonrisa debe haber sacado entre los extranjeros indocumentados que observaban el matinal a esa hora.

Es cierto: a todos los gobiernos le toca experimentar acontecimientos que logran desviar la atención de los asuntos importantes o que sirven para alimentar las agendas de las oposiciones de turno –es cosa de recordar al actual oficialismo y su rol en días del estallido–, pero cuando el impacto de acontecimientos como el ocurrido en Lo Valledor se transforma en una dinámica, es decir, cuando una situación de violencia urbana es capaz de superar mediáticamente la importancia de un Imacec de 4,5%, uno podría aventurarse a creer que quienes están pensando y diseñando el relato, los símbolos y las ideas fuerzas del Gobierno, están algo confundidos o, definitivamente, no están a la altura de las circunstancias.

Las buenas nuevas de la economía chilena (el resultado del Imacec) eran conocidas desde hacía semanas, por lo que perfectamente se pudo haber preparado, por parte de quienes llevan las comunicaciones y los discursos del Gobierno, un escenario con el oficialismo desplegado en medios y redes a través de entrevistas, columnas y pronósticos hechos por parlamentarios, ministros e intelectuales afines. Sabido es que al ciudadano común –no a ese que imaginan los que hasta hace poco vaticinaban la tumba del neoliberalismo– le gusta escuchar a sus autoridades hablar de crecimiento económico, empleo, créditos y más posibilidades de consumo. Sin embargo, en la prensa de Semana Santa no hubo más que desangramiento, lamentos y pasadas de cuenta entre las izquierdas que gobiernan –los columnistas de weekend estuvieron más preocupados de defender el llamado a salir a las calles que hizo el PC u opinar sobre el caso de la familia Campos–.

No cabe duda de que muchas de las coberturas y portadas de los medios de comunicación de masas responden a la vieja y efectiva receta de las derechas en Chile: ejercer la oposición a punta de instalar el miedo a la delincuencia –aun cuando los datos de la causa dejan en evidencia que durante los últimos dos gobiernos de derecha hubo un crecimiento considerable del crimen organizado, delitos comunes y desórdenes callejeros–. Pero nunca ha sido distinto, es cosa de preguntarles a quienes trabajaron en la Secom de Lagos o Bachelet. Creer que las portadas de los medios son las que no permiten al Gobierno instalar su relato es como seguir creyendo que el fracaso de las convenciones constitucionales fue culpa de las fake news.

Cuando se cumplen dos años de un Gobierno que parece celebrar más los llamados a defender una Política Nacional del Litio en vez de los acuerdos con Soquimich –la tozudez de insistir en que Codelco y Enami serán rentables en el negocio del litio–, apasionarse con los llamados a defender “en las calles” las reformas, en vez de cocinarlas de manera eficiente en el Senado –después del gol sin arquero que desperdició el PPD– y no salir a resaltar los resultados del reciente Imacec, vendría bien preguntarse si acaso las comunicaciones estratégicas de este régimen carecen de experiencia, talento o, definitivamente, prefieren no atribuirse aquellos hechos que, para la mayoría de los chilenos, serían sinónimo de buenas noticias: crecimiento económico, eficiencia en el manejo de las materias primas o éxito en las negociaciones políticas.

Puede que para esas mentes a cargo de la comunicación estratégica sea más importante cuidar los 30 puntos de aprobación que cada domingo les proporcionan las encuestas de la plaza, que celebrar aquellos goles marcados por la gestión de los invitados a última hora al gabinete.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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