
Se viene la PAES: la pregunta que no está
Entender que ese proyecto vital no se improvisa y que, en cambio, se construye activamente, presume también acompañamiento y trabajo sistemático que no puede ser dejado para el último momento.
Desde sus inicios, el proceso de admisión a las universidades ha sido siempre motivo de inquietud para estudiantes y sus familias. Es un periodo de vida estresante que en algunos casos toma varios años de preocupación, preparación e, incluso, inversión económica en torno a la prueba y sus resultados.
De todas las preguntas a las que estarán expuestos los estudiantes en esta prueba, sin embargo, hay una que no verán aparecer y que, me parece, es esencial recuperar en la discusión. Se trata del proyecto vital que anima al estudiante.
Si bien se entiende que la condición impuesta por el sistema es obtener el mejor puntaje para poder optar a la carrera deseada, no es menos cierto aquí el dicho de que “los árboles no dejan ver el bosque”.
Lo cierto es que en medio de la vorágine que envuelve a la prueba, los estudiantes (y con mucha razón) olvidan que el centro no es “la carrera”, sino “quién quiero ser”. Esta pregunta, que puede parecer de perogrullo no debe ser olvidada por los adultos del entorno: padres, profesores. No me refiero aquí a la visión simplista de atender a los resultados de un “test vocacional”, sino a un proceso de reflexión sistemático, acompañado y fundado que permita al estudiante ponderar en su justa medida expectativas y realidad, sus intereses y sus talentos.
Entender que ese proyecto vital no se improvisa y que, en cambio, se construye activamente, presume también acompañamiento y trabajo sistemático que no puede ser dejado para el último momento. Por cierto, la conversación familiar en torno a este proyecto ayuda; así como también un enfoque más centrado en el aprendizaje y no en las calificaciones
Del mismo modo, la educación formal también debería recuperar espacios en donde el estudiante pueda poner a prueba sus intereses y talentos en orden a construir este proyecto vital.
De ahí también el llamado a los adultos a no reducir el asunto a una pregunta simple como “¿qué vas a estudiar?”.
Por eso, porque la pregunta de “quién quiero ser” apremia, no olvidar que es la gran ausente de la PAES.
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