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Ultraderecha y diversidad: una disputa global Opinión

Ultraderecha y diversidad: una disputa global

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Constanza Canepa
Por : Constanza Canepa Directora Jurídica de Fundación Iguales
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La realidad en Chile no dista del panorama internacional y son las personas LGBTIQ+ quienes experimentarán un retroceso sin precedentes en el reconocimiento y protección de los derechos humanos, en caso de que estos grupos lleguen al poder. 


Durante los últimos años hemos podido observar cómo las fuerzas políticas ultraconservadoras se consolidan en el poder con discursos que atacan a uno o más grupos –a menudo mediante desinformación–, culpándolos de ser destructores del orden establecido y, por ende, enemigos de la sociedad.

Los colectivos de la diversidad sexual y de género se han visto profundamente afectados por esta narrativa, retrocediendo en el reconocimiento y protección de sus derechos humanos cuando estos grupos llegan al poder. 

Alarma evidenciar los múltiples ejemplos que existen a nivel global acerca de esta realidad. En Hungría, nación presidida por grupos ultraconservadores, recientemente se prohibió y criminalizó la celebración de eventos LGBTIQ+ en espacios públicos. También, bajo el liderazgo ultraderechista de Giorgia Meloni, hoy las parejas de la diversidad sexual en Italia ven sus derechos filiativos bajo severa amenaza. Por su parte, Trump y Milei han atacado sistemáticamente los derechos de la diversidad sexual y de género en sus respectivos países.

Bajo este oscuro escenario, múltiples voces aliadas han alzado la voz en defensa de los derechos de las personas LGBTIQ+. Uno de ellos fue el actor chileno radicado en Estados Unidos, Pedro Pascal, quien salió en defensa de la comunidad trans. En sus palabras, que resonaron internacionalmente, afirma que quienes aterrorizan a las personas trans, una comunidad pequeña y vulnerable que lo único que pide es su derecho a existir, ejercen actos viles.  

La realidad en Chile no dista del panorama internacional y son las personas LGBTIQ+ quienes experimentarán un retroceso sin precedentes en el reconocimiento y protección de los derechos humanos, en caso de que estos grupos lleguen al poder. 

Lo anterior no refleja el sentir del país, por el contrario. Pese a que la violencia y discriminación hacia la diversidad sexual y de género persisten, encuestas como IPSOS de junio 2024 y CEP del mismo año han demostrado que la sociedad considera relevante reconocer y proteger los derechos de estas comunidades.

Más allá de los prejuicios y estereotipos reproducidos y reforzados mediante los discursos de las fuerzas ultraconservadoras, las personas LGBTIQ+ son parte de nuestra sociedad como cualquier otra y, como tales, simplemente buscan poder ejercer los derechos fundamentales de los que todos somos titulares (educación, salud, libertad de expresión, integridad física y psíquica, entre otros), en igualdad de condiciones y libres de discriminación. 

Sabemos que el país está atravesando serias urgencias en materias como seguridad, corrupción y la desigualdad imperante. Sin embargo, deshumanizar a las personas LGBTIQ+ y perseguir retrocesos en sus derechos humanos no contribuye a construir una sociedad más equitativa que se haga cargo de las urgencias. Las desigualdades deben ser atendidas y no profundizadas mediante prejuicios y desinformación.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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