
80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa
Mantendremos nuestro apoyo inquebrantable a Ucrania y a su pueblo que están salvaguardando los mismos valores que defendieron los soldados aliados. Honramos a aquellos que dieron sus vidas y seguiremos haciéndolo en defensa de la libertad.
Hace 80 años, el 8 de mayo de 1945, Alemania se rindió incondicionalmente ante los aliados, lo que marcó el final de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Tres meses después, con la rendición del Japón imperial, el conflicto más devastador de la historia de la humanidad concluyó. Hoy homenajeamos el heroísmo y el desinterés de los soldados aliados y de los combatientes de la resistencia que dieron su vida en la lucha contra el régimen nazi alemán dirigido por Adolf Hitler. Honramos la memoria de millones de víctimas civiles de la guerra, incluidos 6 millones de judíos que perecieron en el Holocausto.
De esta tragedia sin precedentes surgió la determinación colectiva de evitar que tales horrores volvieran a repetirse. Esta visión condujo a la fundación de las Naciones Unidas, una organización internacional creada para mantener la paz y la seguridad, defender el derecho internacional y promover los derechos humanos y el desarrollo. Establecidas apenas unas semanas después del final de la guerra, las Naciones Unidas encarnaron la esperanza de un mundo unido contra la agresión y la injusticia, una visión cuya relevancia reafirmamos hoy.
Asimismo, de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial nació la concepción de la integración europea, promovida por líderes visionarios como Robert Schuman, Alcide De Gasperi, Konrad Adenauer y Winston Churchill. Esta idea dio lugar a la creación del Consejo de Europa, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y, más tarde, la Unión Europea, entidades internacionales que contribuyeron al fomento de la paz, la democracia, la prosperidad y los derechos fundamentales en Europa.
No obstante, al tiempo que honramos el pasado, no podemos ignorar la trágica realidad del presente. Se está librando una nueva guerra en suelo europeo: ilegal, injustificada y en flagrante violación del derecho internacional. Desde el comienzo de la guerra de agresión a gran escala de Rusia, el 24 de febrero de 2022, Ucrania ha estado defendiendo su independencia, soberanía e integridad territorial.
Estos derechos fundamentales están consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, un documento que firmaron los países aliados el 26 de junio de 1945 para “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra”. Pero Moscú hizo caso omiso de ellos y, con pretextos, inició su invasión ilegítima, colonial y no provocada de Ucrania. El ejército ruso ha llevado a cabo ataques indiscriminados contra civiles e infraestructuras civiles, ejecuciones, torturas y malos tratos, desapariciones forzadas, así como violencia sexual y de género.
Recordamos también que el final de la Segunda Guerra Mundial no trajo la paz y la libertad a toda Europa. La totalitaria Unión Soviética firmó en primera instancia el Pacto Molotov-Ribbentrop con la Alemania nazi, que resultó en el desmembramiento del territorio de Polonia en 1939 y la anexión de Estonia, Letonia y Lituania en 1940. Después de la invasión alemana en 1941, la Unión Soviética se unió a los aliados y desempeñó un papel crucial en la derrota del fascismo.
Sin embargo, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, la mitad del continente fue brutalmente subyugada a Moscú. Hasta 1989, las naciones de Europa del Este vivían detrás de la Cortina de Hierro, desprovistas de derechos humanos básicos y democracia. Solo después de la caída del Muro de Berlín los ciudadanos de estos países fueron libres de determinar su propio futuro político y eligieron convertirse en miembros del mundo libre. Más tarde, los ucranianos tomaron la misma decisión, que la Federación Rusa sigue negándose a aceptar.
Entre las difíciles lecciones que nosotros, los europeos, aprendimos de la tragedia de la Segunda Guerra Mundial, se cuentan que siempre es necesario proteger las normas más fundamentales del derecho internacional, que a largo plazo la libertad prevalece sobre la tiranía, la democracia vence al autoritarismo y las naciones soberanas se liberan del yugo de la opresión extranjera. Es por eso que continuaremos nuestra asistencia política, militar y financiera a Ucrania y apoyaremos los esfuerzos para lograr una paz mundial, justa y duradera que respete la soberanía, la integridad territorial y la independencia de Ucrania.
También insistiremos en que los responsables de los crímenes de guerra cometidos en Ucrania deberán rendir cuentas.
Tenemos la deuda y la obligación histórica con los héroes caídos en la Segunda Guerra Mundial. Mantendremos nuestro apoyo inquebrantable a Ucrania y a su pueblo que están salvaguardando los mismos valores que defendieron los soldados aliados. Honramos a aquellos que dieron sus vidas y seguiremos haciéndolo en defensa de la libertad.
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