
¿Hasta dónde llegará la hazaña de Jeannette Jara?
La carrera recién comienza. Quizás Jeannette Jara sea capaz de superar el anticomunismo de nuestra sociedad y seducir a quienes buscan mejores condiciones de vida. Quizás se convierta en la novedad que tantos buscan y la sorpresa de este proceso presidencial. Nada de fácil, pero tampoco imposible.
No hay dobles lecturas sobre el resultado de la primaria oficialista: Jeannette Jara arrasó con un 60 por ciento de lo votos emitidos. Mérito, sin duda, de su personalidad, empatía, experiencia, fuerza y liderazgo. Si bien, nunca disimuló ni ocultó su militancia, el triunfo no fue del Partido Comunista sino de la ex ministra del Trabajo, la negociadora de las 40 horas semanales y la reforma previsional.
Pero más allá del resultado de la primaria, y los análisis desde la oposición, que por ahora sonríe satisfecha, cabe preguntarse qué nos dicen los datos.
La votación de Jeannette Jara fue de 825.835 votos. Esto representa un 5,4 por ciento del actual padrón electoral. El porcentaje es prácticamente idéntico al obtenido por el PC en la última elección de concejales. Sin embargo, si se considera el número de votos, Jara obtuvo en las primarias más votos que el PC y el partido Acción Humanista, que también compitieron juntos en las elecciones municipales del año pasado, en las que obtuvieron 666.500 votos. Podría entenderse que Jeannette Jara ya amplió su electorado todo lo que puede, pero sería -sin duda- una conclusión más que apresurada. Todo indica que seguirá creciendo.
Inicialmente, Jara no fue la candidata favorita de su partido. Sin embargo, consiguió más voto que el ex alcalde Daniel Jadue, considerado por muchos como el mejor contendor electoral del PC. En las primarias de hace cuatro años, cuando compitió contra Gabriel Boric, Jadue obtuvo 693.862 votos, es decir, 132 mil votos menos que la actual candidata. Otro dato, para valorar la hazaña de esta primaria.
Resulta mezquino, desmerecer su resultado en una supuesta falta de participación. En 2017, en una primaria intensa y con un candidato especialmente agresivo y provocador como Manuel José Ossandón, la derecha logró movilizar a 1.417637 personas. Lo mismo que la reciente primaria, si bien el universo electoral era más pequeño.
En aquella ocasión, Sebastián Piñera ganó con 827.347 votos, sólo dos mil votos más que Jara. Los medios hablaron de “gran participación” y de una “altísima votación” para Piñera. Muchos analistas auguraron, entonces, su llegada prácticamente segura a La Moneda. Con este piso, Jeannette Jara no parece estar tan mal parada para soñar con la banda presidencial.
Sin embargo, ocho años después de aquella primaria, el contexto es distinto y el éxito que pueden mostrar las cifras no es realmente el mismo. Hoy, en el mundo entero, soplan con tenacidad vientos de derecha que no se pueden desconocer. Tampoco el debilitamiento de la democracia.
Jara enfrenta dos grandes obstáculos: el anticomunismo histórico y la caída sistemática de la votación de la centro izquierda. En 2013, la primaria de la Nueva Mayoría logró movilizar un 50% más de votantes que el último fin de semana, llegando a más de dos millones 100 mil personas. Sus electores han ido disminuyendo en cada elección.
Con voto obligatorio y más de 15 millones de electores, la tarea de Jara no será fácil. Tendrá que reencantar al electorado de una sociedad que no logra salir de la crisis política en que está entrampada hace dos décadas. Un electorado desilusionado de la centroizquierda (basta ver el resultado de Carolina Tohá) y que no encuentra un nuevo referente (basta ver el resultado del Frente Amplio, el partido el Presidente). Un electorado que huye hacia cualquier novedad.
Curiosamente, la primaria coincidió con la caída en la encuesta CADEM de Evelyn Matthei, que pasó a un tercer lugar detrás de José Antonio Kast (con 14 puntos más) y Jeannette Jara, antes de conocerse su victoria.
Si bien la derecha se muestra sonriente, convencida de que el escenario es cada vez más favorable para ellos, las primeras reacciones de sus candidatos estuvieron lejos de reflejar esa realidad.
Johannes Kaiser hizo gala de su anticomunismo con tal fanatismo que resultó un tanto caricaturesco, al pedir cuentas de los “arsenales que conserva en su poder” el Partido Comunista.
Evelyn Matthei apareció rodeada de un grupo de mujeres, en una curiosa y pobre puesta en escena, con un discurso vacío de novedades.
Desde su posición ganadora, José Antonio Kast tampoco le sacó brillo a la situación. Su anticomunismo se focalizó en el uso de los emblemas patrios en los festejos de Jara, tratando de arrinconarla a una celebración con banderas rojas. Y, aprovechó la ocasión para seguir enfrentándose con Matthei.
Por su parte, Jeannette Jara dedicó las primeras horas de su triunfo para recorrer los medios de comunicación y seguir sorprendiendo con su simpatía, calidez y ningún asomo de la agresividad que caracteriza a la política actual, y que tiene tan cansada a la ciudadanía. Además, dejó en claro con su partido que será ella quien tomará las decisiones como presidenciable, alejándose por ahora de una militancia estricta. Tal como lo hizo el ex Presidente Patricio Aylwin al comenzar la transición a la democracia.
La carrera recién comienza. Quizás Jeannette Jara sea capaz de superar el anticomunismo de nuestra sociedad y seducir a quienes buscan mejores condiciones de vida. Quizás se convierta en la novedad que tantos buscan y la sorpresa de este proceso presidencial. Nada de fácil, pero tampoco imposible.
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