Publicidad

Argentina: La corriente anti kirchnerista y el temor español

Si el presidente del país limítrofe logra que 2004 se asemeje a lo recorrido el 2003, puede ensamblar una fuerza renovadora ciudadana, hoy aplastada por el descalabro de la privatización menemista. Pero, incluso antes que se consoliden algunas políticas económicas básicas, los reclamos del empresariado se hacen notar.


El fenómeno Néstor Kirchner, capaz de aglutinar al Partido Justicialista y convertirlo otra vez en la fuerza política hegemónica de Argentina, incomoda a muchos sectores -y sobre todo a ciertos inversionistas-. Entre ellos los españoles apadrinados por el Gobierno de José María Aznar.



El jefe de Estado del país europeo programó una gira por el Cono Sur -llega hoy a Chile- para, entre otras cosas, observar cómo está el panorama económico y dar una mano política a la incertidumbre de algunos países grandes de América Latina, como Argentina.



El diario Clarín de Buenos Aires tituló en octubre pasado: "Kirchner señala que no puede haber proyecto país sin consolidar a la burguesía nacional", que se encuentra actualmente diezmada. Según la última encuesta, de las 500 mayores empresas existentes en el país transandino, las locales sólo controlan el 20,6 por ciento de la producción y, en lo que respecta a las utilidades, sólo logran el 5 por ciento, en contraste con las compañías extranjeras que obtienen el 83 por ciento.



Frases como la precdentemente citada provocan inquietud no sólo al interior de la Argentina, sino que también en los inversionistas extranjeros. El concepto central explícito es el desafío de elevar la base de sustentación del empresariado argentino.



Los empresarios extranjeros -sobre todo los españoles, que son los que se llevan gran parte de las utilidades- no se caracterizan por una visión vanguardista de la globalización, por lo que interpretaron los dichos del presidente como un "nacionalicemos Argentina".



En Chile también algunos análisis apuntan contra Kirchner. Para muchos empresarios nacionales, éste es un demagogo que colinda con la irresponsabilidad. Tal apreciación es coherente con los beneficios que obtuvieron durante la década de Carlos Menem y su política de privatización. Los mismos españoles que invirtieron en la Argentina de ese gobernante se beneficiaron con aquel proyecto. Por eso la visita de Aznar. Por eso su intención de tranquilizar las aguas ante la inquietud.



Antes de que Kirchner consolide algunas de sus políticas económicas básicas -que intentan rescatar al país del desastre económico-, los reclamos de algunos sectores del empresariado se hacen notar. Una corriente solapada de anti-kirchnerismo se destila y circula por los medios de comunicación de todas las tendencias políticas.



El miedo a la hegemonía justicialista ha estado siempre latente en la corriente argentina de liberalismo amplio que, no obstante tener varios mentores intelectuales, no ha podido desarrollarse en el plano político. "Un fenómeno similar le ocurre a los comunistas. Son grandes intelectuales, pero a la hora de plantear la propuesta en la base comunitaria del argentino, se quedan en el discurso retórico del análisis", señala Juan Barresi, un dirigente político bonaerense.



El gran temor -si Kirchner logra que 2004 se asemeje a lo recorrido durante el período de 2003 que gobernó- es que logre ensamblar una verdadera fuerza renovadora de esas energías ciudadanas, tan aplastadas por el descalabro económico generado tras el plan de privatización menemista. El libro Verbistky, de La Habana a la fundación Ford, de Carlos Manuel Acuña, lanzado en agosto de este, año alcanzó a estar en las listas de los más vendidos por un par de semanas. El texto apunta en la dirección indicada.



Montoneros y medios



Verbistky es un célebre ideólogo de los montoneros, grupo político peronista que combatió a las dictaduras y a quien hoy se le acusa de ser responsable de las tensiones que derivaron en la derrota del menemismo. Su libro sostiene que las bases de la revolución -que llevaron a los países de América Latina a un paso del caos y permitieron las dictaduras militares- se conservan en estado latente y corresponderían a un eje montado desde hace años por los "liberales" estadounidenses.



Los medios argentinos han puesto sobre el tapete, con más frecuencia que antes, historias de montoneros y sus hitos claves en vida argentina. La información es trabajada desde un doble ángulo: el saludo a un grupo de luchó contra los militares por la democracia y, por otra parte, los recuerdos de los gobiernos de Cámpora o de los últimos años de Isabel Martínez y López Rega, cuando se desencadenó el golpe de Estado. Salvo las excepciones de Clarín y Página 12 -a veces también de La Nación– los medios mantienen esa ambigüedad en el análisis y vinculan el gobierno de Kirchner con el pasado montonero de algunos de sus miembros.



Escudriñar el pasado no es sólo una campaña para evitar que el país se embale en una suerte de kirchenismo a ultranza. Situaciones de tal apasionamiento las han probado los argentinos con distinta fortuna.



Por cierto, lo que se observa -también con nitidez- es una campaña para impedir que en el país se plasme un pacto social y político de gran magnitud por medio del justicialismo renovado y sus bases sociales. Este fenómeno no se había experimentado hacía décadas. El camino de una Argentina que recupere su identidad y configure una estrategia de cara a la globalización está repleto de escollos.





_________

Publicidad

Tendencias