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Contaminación ambiental puede provocar serios problemas al corazón

Estudio realizado en la ciudad estadounidense de Los Ángeles concluye que existe una relación entre el aumento del material particulado fino y el engrosamiento de la pared interna de la arteria carótida, principalmente en mayores de 40 años, lo que es analizado por expertos nacionales.


La existencia de una relación directa entre la contaminación ambiental y problemas al corazón es la principal conclusión de un estudio efectuado en Los Angeles, en Estados Unidos. De acuerdo al informe, analizado por expertos nacionales, el material particulado fino (PM 2,5) favorece el engrosamiento de la pared interna de la arteria carótida.



El estudio, realizado por cardiólogos y especialistas en salud medioambiental de la Universidad de California, fue presentado este mes en las sesiones científicas de la American Hart Association de New Orleans y tiene implicancias relevantes para ciudades que también sufren por la contaminación en los meses de invierno como Santiago.



El informe concluye puntualmente que existe una relación directa entre el aumento del grosor de la pared arterial, principalmente en personas mayores de cuarenta años, y los niveles de contaminación del aire por material particulado fino, lo que a largo plazo puede ser muy nocivo para la salud humana.



Tras analizar los índices de calidad del aire con la medición de la pared carótida en el cuello de los pacientes mediante ultrasonido, los especialistas observaron que el aumento de 10 microgramos por metro cúbico de PM 2,5, eleva también la íntima media (que mide la inflamación arterial) en un 5.9 por ciento.



Además, en las mujeres mayores de 60 años, el alza de 10 microgramos por metro cúbico de este material contaminante, llegó a aumentar el grosor de la pared en un 15,7 por ciento.



Colegio Médico



Según el docente de la Universidad de Chile y representante del Colegio Médico en temas medioambientales, Andrei Tchernitchin, efectivamente existe una vinculación entre contaminación ambiental y la salud de las personas, a la que la población de Santiago también está expuesta.



"Los efectos que se conocen, desde hace varios años, son varios. En primer lugar se demostró también en Estados Unidos que, frente a la exposición a partículas pequeñas, que son PM 2,5, de sulfato, se produce a los 15 minutos una contracción de las arterias de mediano calibre. Y si bien esto se midió con la arteria braquial, ésta es muy equivalente a las arterias coronarias", dice.



A lo que agrega que "el diámetro de las arterias se reduce en un 30 a 35 por ciento, lo cual significa una reducción del área cercana al 50 por ciento, por lo que el flujo sanguíneo disminuye también de forma muy importante. Por lo que si ya hay una estrechez de las coronarias, una reducción del flujo sanguíneo puede producir carencia de oxígeno y puede desencadenarse un infarto, que no va a ser inmediato", pero puede ocurrir, remarca.



Respecto del origen de las partículas sulfato, dice, estas provienen en gran medida del anhídrido sulfuroso "emitido por el petróleo diesel, que ahora es de mejor calidad, pero todavía tiene sulfato, por los petróleos de mala calidad provenientes de combustiones ocurridas en procesos industriales", entre otras fuentes.



Actualmente el gobierno monitorea tanto el material particulado respirable (PM10) como el material particulado fino (PM2,5) en la cuenca de Santiago. Sin embargo, sólo existe norma para el primero, por lo que las medidas preventivas están concentradas para este tipo de contaminación.



No obstante, fuentes gubernamentales sostienen que las medidas implementadas en la Región Metropolitana tendientes a disminuir la contaminación por PM10 también contribuyen a mantener controlado el PM 2,5, por lo que una norma para este último contaminante no sería indispensable.



Como sea, el material particulado sólo llega a niveles riesgosos para la población de Santiago en otoño e invierno. En los meses de calor el factor de riesgo más importante es el ozono troposférico.

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