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Rodrigo Anfruns estuvo menos de 24 hrs. en el lugar donde fue hallado muerto

El segundo análisis elaborado por el médico tanatólogo Luis Rabanal asegura que el menor habría fallecido sólo un día y medio antes de ser encontrado en un sitio eriazo, cercano al hogar de su abuela. Este nuevo estudio se realizó tomando en cuenta las condiciones medioambientales existentes durante los días en que estuvo desaparecido.


Un nuevo antecedente se viene a sumar a la serie de cuestionamientos que existen sobre la investigación judicial que se realizó a raíz del asesinato del menor Rodrigo Anfruns Papi, la cual determinó que el único responsable del hecho habría sido el adolescente de iniciales P.P.V.



Se trata del segundo informe complementario de la autopsia del menor, elaborado por el médico tanatólogo Luis Rabanal Zepeda, el que luego de analizar y ponderar las variables medioambientales que hubo en Santiago entre el 3 y 11 de junio de 1979 -tiempo en que el niño estuvo desaparecido- determinó que el cuerpo del menor estuvo menos de 24 horas en el sitio eriazo en el que fue encontrado.



Cabe recordar que a mediados de febrero, este mismo profesional entregó la primera parte de sus análisis, en el cual afirmó que el menor habría fallecido entre 48 a 36 horas antes de ser hallado por personal de Investigaciones. Sin embargo, luego de este nueva investigación científica el forense adquirió la certeza de que su muerte se produjo -como máximo- sólo un día y medio antes de que apareciera sin vida.



Rodrigo Anfruns, de seis años de edad, desapareció el 3 de junio de 1979 desde las afueras de la casa de su abuela paterna ubicada en la calle Juan Agustín Barriga, de la comuna de Providencia.



Después de 11 días, su cuerpo fue hallado sin vida en un terreno baldío ubicado en las cercanías de la mencionada arteria, sin que sus restos presentaran signos evidentes de putrefación, como cabía esperar luego del tiempo transcurrido.



Debido al testimonio de un ex carabinero -que afirmó haber visto a dos sujetos colocar el cuerpo del niño en ese lugar, la madrugada antes de que fuese hallado-, la jueza del 17° Juzgado del Crimen, Patricia González, decidió reabrir el caso a petición de la familia.



Evidencia corporal



En este nuevo informe de 33 páginas, el cual será entregado hoy viernes ante el 17° Juzgado del Crimen de Santiago, el doctor Rabanal enumeró una serie de características que presentaba el cadáver del niño al momento de ser encontrado, las cuales difieren totalmente de las conclusiones a las que arribó el Servicio Médico Legal en 1979.



Entre estos aspectos, el facultativo menciona la presencia de mucosa intestinal descrita por los doctores José Luis Vásquez y Alberto Tecke -autores de los informes médico legales que se elaboraron en la época. Al respecto, Rabanal afirmó que todos los estudios científicos sobre los fenómenos cadavéricos dan cuenta que una vez iniciado el proceso de autólisis -muerte celular- se inicia el proceso de putrefacción en este órgano.

"El estómago se autodigiere, el cuerpo inicia su auto-digestión, es decir, se inicia el proceso de autólisis en forma inmediata, precediendo a la putrefacción en las primeras horas postmortem. La destrucción de la mucosa gástrica generalmente se produce antes de las primeras cuarenta y ocho horas", consigna el documento al que tuvo acceso en exclusiva El Mostrador.cl.



Por otra parte, el informe pericial analiza el contenido gástrico que se encontró en las vías respiratorias de Rodrigo, cuestionando que "de haber permanecido en contacto el contenido gástrico con las mucosas de las vías respiratorias por más de once días, la mucosa traqueal y los pulmones, no hubiesen resistido la acción destructora del ácido clorhídrico y de las enzimas gástricas, por lo cual, solo es explicable la conservación de la mucosa traqueal, en base a un breve contacto de tiempo con los jugos gástricos, de horas y no de varios días".



En esa medida, también afirma que este hecho no puede ser tomado como una prueba objetiva de que el niño haya fallecido por estrangulación manual, dado que -en su opinión- esas sustancias semilíquidas pudieron llegar a los pulmones durante el traslado del cuerpo, el cual habría sido movido antes y después de su hallazgo.



Acción de las bacterias



Uno de los principales argumentos de los doctores Vásquez y Tecke para establecer en 11 días la data de muerte del menor se basó en que las bajas temperaturas ambientales que se registraron esos días impidieron el desarrollo de las bacterias que causan la putrefacción.



Esta afirmación fue refutada por Rabanal, quien consigna en su estudio que "bajo ningún punto de vista se puede generalizar cuando se intenta correlacionar la evolución y desarrollo del proceso de putrefacción debido a la acción bacteriana, en base a una generalización del análisis de la temperatura medio ambiental o atmosférica"



"La existencia de largos períodos de tiempo, a lo menos de 6 (seis) horas diarias (mínimo), entre las 11 (once) y 17 (diecisiete) horas, en el cual se contaba con condiciones de temperatura favorables y óptimas para el crecimiento de las bacterias que intervienen en la putrefacción, existiendo cuatro registros oficiales de temperatura en ese intervalo, durante doce días, con una temperatura media máxima de 16,25°C, siendo la máxima registrada de 22°C el 08 de junio de 1979", añadió.



Es decir, según el facultativo, durante todos los días en que estuvo extraviado el cuerpo de Rodrigo Anfruns Papi, existieron condiciones de temperatura adecuadas y favorables para el desarrollo de algunos tipos de bacterias que hubiesen originado un estado de putrefacción avanzado y generalizado en todo su cuerpo, en caso de haber permanecido once días en ese lugar.



Ausencia de insectos



Por otra lado, Rabanal insiste en que la ausencia total de insectos sobre el cadáver del menor demuestra que permaneció expuesto por un corto período de tiempo en el sitio donde fue hallado su cadáver, dadas las condiciones medio ambientales existentes que fueron suficientemente adecuadas, para la colonización y desarrollo de distintos tipos de insectos sobre el cuerpo.



"La única explicación objetiva y científica, yace en que el cuerpo no permaneció el tiempo mínimo suficiente en contacto con el medio ambiente en el sitio en donde fue hallado, que hubiese permitido atraer a los insectos necrófagos", concluye.



Por último, el experto forense también refuta la tesis que el niño haya muerto a causa de un estrangulación manual, hipótesis que concuerda con la confesión que se obtuvo del único imputado del crimen.



"Existe una ausencia de elementos objetivos que permitan establecer la causa y mecanismo de muerte asociada al concepto erróneo e inespecífico de ‘estado asfíctico’, con las múltiples contradicciones y distintas versiones emitidas por el médico que realizo la autopsia el 15 de junio de 1979. Éstas necesariamente deben ser investigadas, más aún ante la existencia de indicios que sugieren y demuestran la existencia de múltiples y variadas lesiones en distintas partes del cuerpo, insuficientemente descritas y analizadas en la autopsia de Rodrigo Anfruns Papi", especifica el análisis.



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